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martes, 16 de septiembre de 2008

LOS CANALLAS ESTÁN ALEGRES

Los acérrimos enemigos de la Revolución Cubana, tienen la creencia de que es el momento exacto para ajustar las cuentas pendientes con el Gobierno de la Isla, a partir de suposiciones de los cubanólogos de Miami, quienes han visto en la destrucción provocada por dos huracanes, una puerta para cerrar el capítulo iniciado por el pueblo de la Isla en enero de 1959.

En la ciudad de Miami, la radio y la televisión, además de los periódicos, en su mayoría en manos de sectores recalcitrantes, se aprecia un sentimiento de alegría por los destrozos ocasionados por esos fenómenos atmosféricos, que a diferencia de una semana, han dañado sustancialmente a la economía de la Mayor de las Antillas.

Suele tenderse la mano de la solidaridad entre los pueblos, cuando una desgracia como la que sufrimos los cubanos se produce, destruyendo en horas lo que costado años en edificar. Esa solidaridad ha estado presente en estos días aciagos.

Recuerdo aquel terremoto en la década del 70 que acabó con la vida de miles de peruanos. La mano amiga del pueblo cubano llegó hasta los más necesitados. No hizo falta inspección alguna por parte de Cuba para enviar recursos humanos y medicinas al Perú, cuando lo que se urgía era de la ayuda material para enfrentar aquel desastre.

Así ha sido siempre, la Revolución Cubana ha tendido puentes de amor por encima de los puentes de la diplomacia, para socorrer a los heridos, para ayudar a los desamparados.

Cuba no exigió a ningún pueblo necesitado, la realización de una inspección para ofrecerle ayuda.

Entonces, para qué quiere el Gobierno de Estados Unidos inspeccionar las áreas afectadas por los huracanes Gustav y Ike?

No le bastan sus sofisticados satélites para captar la destrucción provocada por esas fuerzas de la naturaleza?

Por qué el Gobierno de Estados Unidos se empecina en decir una y otra vez que hace falta una comisión que evalúe los daños para enviar ayuda?

Rusia no hizo tal petición. No puso tal condicionamiento. Cuatro aviones rusos de gran porte, aterrizaban en la pista del aeropuerto Internacional José Martí, de la capital cubana. Traían la solidaridad del pueblo y del gobierno ruso. No pidieron ir a las zonas de desastre. No había necesidad de ello.

Hace tres años, un fuerte huracán destrozó a Nueva Orleáns. Los diques preparados para contener las aguas, fueron destruidos. La población desesperada no tuvo la información pertinente acerca de la peligrosidad del meteoro. Más de mil quinientas personas murieron.

Cuba le ofreció entonces a Estados Unidos, el envío de mil quinientos médicos para ayudar a los damnificados de Nueva Orleáns. Cuba no solicitó el envío de una comisión para verificar in situ, los daños ocasionados. Tampoco hacía falta tal instrumento, si lo que se requería era la ayuda a los habitantes de ese Estado.

En una posición arrogante e insensible, ese Gobierno ni se tomó el trabajo de dar respuesta a las autoridades cubanas. Ni siquiera agradeció el gesto, mientras parte de su propio pueblo moría debido a la insuficiente capacidad de atención médica.

El Gobierno de Estados Unidos ha demostrado que no desea eliminar el bloqueo económico, financiero y comercial que implantó hace medio siglo, desconociendo la opinión abrumadoramente mayoritaria de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas.

Ante los violentos huracanes se han levantado voces para exigir la eliminación temporal de las medidas contra el pueblo cubano, cuando lo que se necesita es eliminar todas esas leyes que violan la soberanía de los pueblos, y dañan a los cubanos con el deliberado propósito de crear mas dificultades al pueblo de la Isla, en la creencia de que ese pueblo se levantará contra la Revolución.

No saben los cubanólogos de Washington, no saben los cubanólogos de Miami, que este país, agredido con todas las armas del imperio, no permitirá jamás que inspeccionen nuestras tierras, aquellos que han hecho todo lo posible y lo imposible por destruirla.

Cuba está en pié y con ella los hermanos y hermanas de todo el mundo, esos que no han puesto condición alguna para demostrar amor, porque el amor no exige de inspecciones.

En todo caso.¨¨será mejor hundirnos en el mar, antes que traicionar la gloria que se ha vivido¨¨

Autor: David Rodriguez

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