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martes, 12 de octubre de 2010

OPERACION PETER PAN. (4)

El 31 de octubre de 1962 el Catholic Welfare Bureau envió unos 190 niños a otras comunidades para su cuidado, permaneciendo aún en esa situación 142 de ellos.  Walsh todavía tenía 77 muchachos en Miami, 10 de ellos en un pequeño hogar de la iglesia Metodista y el resto en Foster Homes.
Por su parte, la United HIAS Service, que había obtenido una amplia experiencia desde épocas de Hitler en la atención a niños refugiados, tenía organizada una amplia red de agencias judías a través de todo el país, por lo que para el 31 de octubre de 1962 ya tenían fuera de Miami 117 menores dentro de su programa.  Casi todos ellos fueron destinados a Foster Families por lo que para esa fecha aún permanecían 54 muchachos en esta situación.
En diciembre de 1962, Robert M. Ball, comisionado de Seguridad Social, reconoció, ante un subcomité del senado, que alrededor de 4 mil niños cubanos se mantenían en Foster Home o grupos financiados para su cuidado con fondos federales, que aún no se habían podido reunir con sus padres o familiares.  Una tercera parte de estos niños se encontraban albergados en el área de Miami, mientras que las dos terceras restantes se localizaban en 116 comunidades de 41 estados.
Las edades de los niños sacados de Cuba mediante la Operación Peter Pan fluctuaban entre meses de nacidos y 18 años de edad.  La más parte de ellos emigraron en contra de su voluntad, obligados por sus padres.
Los principales problemas de que han sido objeto según la mayor referencia por los niños cubanos son, entre ellos: la inadecuada alimentación, la existencia de pandillas en los centros de recepción y campamentos; el uso de castigos corporales; la obligación de hacer tareas domésticas humillantes en unos casos y no acostumbrados en otros, pero calificados por todos como esclavizantes al sentirse explotados por sus tutores y maestros; la diferencia de idiomas, costumbres y culturas que tuvieron que enfrentar abruptamente, en los casos relocalizados en estados como Michigan, Montana, Washington y Nueva York - por solo citar algunos ejemplos - y, de manera muy especial, el sentimiento de soledad y abandono en la casi totalidad de estos menores.





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