Estamos en la jornada por el Día de la Prensa Cubana, y
Es momento propicio para recodar a hombres y mujeres que de una manera u otra han dejado su huella en esa profesión.
Durante muchos años se escuchó el nombre de un
corresponsal que tributaba sus informaciones para Radio Bayamo. Un hombre que con escasa preparación académica demostró que amaba el arte de describir, contar, informar a la ciudadanía sobre diversas temáticas.
Su humildad lo hacía grande. Siempre andaba apurado como si el tiempo se le fuera a terminar. Era esa ansia que lo distinguió toda la vida por entregar en el momento exacto la información redactada.
En estos tiempos de tanta restricción con los recursos, hay que atribuirle el mérito que le corresponde pues en una etapa donde existían en abundancia, a veces entregaba el reporte en papel de cartucho o en cualquier superficie que soportara la escritura.
De baja estatura, era grande este hombre que recordamos hoy por su sonrisa y por su apego a la verdad y a la necesidad de destacar a cualquier persona o entidad merecedora del reconocimiento público.
Habrá que reconocerle su esfuerzo por informar pues llegaba todos los días desde Guisa, donde trabajaba en la empresa cafetalera, para hacer saber el preciado tesoro que traía en sus manos: una noticia.
Manuel de Acosta, ese misionero de la información dejó una huella imborrable en la historia del periodismo bayamés y en Cuba también porque su trabajo se difundió durante muchos años a través de Radio Reloj.
Este es un homenaje sencillo a Manolo, como le llamaban, un homenaje que con el paso del tiempo, cobra mayor valor, porque hacía su labor informativa de manera voluntaria.
Ya no está entre nosotros físicamente hablando, partió hace algunos años llevándose muchas historias, pero otras, esas historias de trabajadores buenos de un sector o de otro, quedaron en nosotros como referencia del apego de su apego a la información.
Manuel de Acosta nos señala, desde el púlpito de la noticia las señales de que un periodismo bueno se puede hacer desde la constancia, la voluntad y la verdad.
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