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martes, 24 de junio de 2008

BAYAMO: AÑO 495


Todas las ciudades tienen su historia. No hay ciudad grande o pequeña sin historia. Historia que han escrito y escriben sus habitantes de todas las edades, de todos los credos y de todos los colores.

Una ciudad esconde sus secretos de manera que el forastero no los descubra, o en todo caso solo enseña algunos para compartirlos con los que la visitan, por eso son núcleos poblacionales integrados por diferentes visiones, pero al final, iguales en cuanto al cariño, al amor que se profesa hacia el sitio donde hemos nacido y vivimos.

Mi ciudad no es tan grande, ha ido creciendo con el paso de los años, rejuveneciendo en cada esquina, en cada edificio, en cada casa que la conforma, pero sigue siendo una ciudad que se ama, tanto por su historia, como por la gente que la habita.

Siempre he querido estar en Bayamo, aunque haya estado años fuera de ella, estudiando, trabajando, viajando. Al final surge, germinando como semilla, ese apego a lo propio, a lo que se considera la gran casa, que es la ciudad.

Y en Bayamo, hay suficientes motivaciones para sentir orgullo, porque, y no con apasionados ánimos regionalistas, tenemos los suficientes ingredientes para sostener esa mezcla de ideas, que hacen de este núcleo poblacional, un emporio de la historia cubana.

Hay orgullo de ser cubano, hay orgullo por llevar ese nombre que simboliza a un pueblo que se inauguró como tal, en medio de las contradicciones de un siglo de esplendor, que trajo como consecuencia benigna, el inicio de una lucha contra el poderío colonial español que sojuzgaba a la Isla.

Y fueron los bayameses los que organizaron aquel levantamiento en un sitio tan sagrado como La Demajagua, el 10 de Octubre de 1868, con Carlos Manuel de Céspedes a la cabeza, dando la libertad a sus esclavos y llamándolos hermanos.

No solo la historia bélica caracterizó a Bayamo, también es cuna de notables pensadores como José Antonio Saco, poetas y poetisas de la estirpe de Juan Clemente Zenea y Ursula de Céspedes y Escanaverino, de músicos como Perucho Figueredo y Manuel Muñoz.

Y para colmo de bienes, Bayamo es la cuna de la canción romántica trovadoresca desde aquel día en que se escuchó en la ventana de la casa de Luz Vázquez y Moreno la música y la letra de La Bayamesa, canción que estremece y calma, canción que estimula y seda.

Este año Bayamo cumple 495 años de fundada, y en realidad, es un tiempo prolongado para una ciudad que sigue siendo referencia, ya no solo por la historia, escrita en el momento exacto, cuando los acontecimientos exigieron de tales acciones, sino por el constante bregar de sus habitantes que la han convertido en estrella con luz propia.

La ciudad ha estado acompañada desde su inicio como refugio de los aborígenes, por el río, esa arteria fluvial de la que los habitantes de la misma no pueden desprenderse, es como un amuleto, es como un talismán que se ha sembrado no solo en la piel, también en el alma de los bayameses.

Bayamo se siente mucho estando por sus calles, por sus alrededores donde florecen los bosques, y más cuando nos alejamos del terruño, entonces parece que se quebranta el alma y el sol se nos presenta diferente, es que el sol de la ciudad es único, por su brillo e intensidad.




Autor: David Rodríguez Rodríguez

miércoles, 18 de junio de 2008

RAZONES

Cuando inicié mis estudios en lo que se llama hoy en Cuba el preescolar, allá por el año 1952, por supuesto que no tenía una visión del mundo tan acabada como puedo tenerla hoy, pero desde pequeño, la vida y las circunstancias me señalaban que Estados Unidos de Norteamérica era una nación muy grande e importante porque hasta los centavos de su moneda circulaban en la Isla.

La historia me señalaba que Lincoln, Jefferson, eran los paradigmas a seguir para cualquier persona que se preciara de luchar por la independencia y la libertad, por lo menos eso se decía no solo en la escuela, sino en la calle y en los periódicos de la época.

Todavía yo no sabía nada de la Enmienda Platt, y menos acerca de la participación de ese país en la guerra hispano-cubana, no para ayudarnos a alcanzar los sueños de los libertadores cubanos desde la memorable fecha del 10 de octubre de 1868, sino, para con el poder de su presión, convertirnos en una de las estrellas de la enseña norteamericana. Por lo menos esas eran las ansias desde los tempranos años de 1820.

Realmente, no tuve acceso a las verdades de nuestra historia hasta que después de 1959, se me pusieron las evidencias que argumentaban las realidades vividas por mi pueblo en su azaroso camino hacia la independencia plena.

Así pude saber de las vicisitudes de José Martí en las entrañas de lo que él llamó el monstruo, cuando eran abortados los intentos de los independentistas de enviar pertrechos de guerra para apoyar a los mambises que se batían en la manigua cubana, en desventaja en relación con los soldados peninsulares, pero armados de convicciones y afanes de libertad.

Todavía yo no sabía entonces las veces que el Gobierno de ese país frustró los planes de los cubanos en ese empeño de colaborar con la insurrección en la Isla, en el que se destacaron los tabaqueros cubanos de Tampa, a los que siempre agradeceremos ese gesto altruista y emancipador.

No sabía yo, que en aquel lejano enero de 1959, ese mismo gobierno de Estados Unidos ya planeaba sofocar a la Revolución triunfante con Fidel al frente, luego de mas de dos años de combates en las montañas y en acciones llevadas a cabo en las ciudades cubanas, organizadas por jóvenes dirigentes del Movimiento 26 de Julio, muchos de los cuales fueron salvajemente asesinados.

Ya en 1960 la contrarrevolución interna, apoyada y financiada desde Estados Unidos, cometía fechorías contra el pueblo que defendía a la Revolución, y entonces se iniciaron los atentados y los sabotajes a la economía nacional con el supremo interés de derrocarla y entregar las riendas del país a aquellos malversadores que en su huida hacia La Florida, se habían robado el dinero del Estado.

En ese punto de la historia, ya sabía la envergadura de la lucha que el pueblo cubano debía librar, ahora no contra una dictadura armada y sostenida por Washington, sino contra ese mismo Gobierno, que lanzando por la borda las ideas de sus fundadores, reafirmaba las evidencias de que sería el enemigo número uno del pueblo cubano.

La organización de bandas de contrarrevolucionarios en diversas partes del país, a las que suministraban armas de manera descarada y abierta desde aviones que salían de sus aeropuertos, los asesinatos de campesinos, la destrucción de sus hogares y la quema de sus siembras, ya eran razones suficientes para, desde la altura de mis trece años, tomar partido por la Revolución Cubana.

No solo era estar de acuerdo con el proceso revolucionario, también era preciso, como en el presente, participar de manera activa en todas las circunstancias que pudieran emerger.

El asesinato del maestro Conrado Benítez García conmovió a toda la nación en aquel año 1961, cuando nos disponíamos a hacer realidad la promesa de Fidel en las Naciones Unidas de eliminar en un año el analfabetismo en Cuba. Y me enrolé en el ejército más hermoso del mundo.

Éramos cien mil brigadistas, integrantes del Ejército de Alfabetizadores Conrado Benitez García, los que partimos desde nuestros hogares hacia los sitios más intrincados de las montañas y los llanos, a enseñar a leer y a escribir a los que no sabían, protagonizando el combate mas revolucionario y enaltecedor contra la incultura.

A estas alturas de mi vida, ya sé que no tendré honor mayor, que el de defender a la Revolución Cubana, no tendré gloria mayor, si es que la merezco, de seguir desde mi puesto haciendo lo que el momento exija para sostener este proyecto socialista que se empina en medio de dificultades, pero con optimismo, de las agresiones del Gobierno de Estados Unidos, ya derrotado en el empeño de destruirlo.

Autor: David Rodriguez

EL CHE

La única vez que vi al Ché debe haber sido entre los años 1963 ó 1964. Iba yo por la Plaza de la Revolución José Martí y en la misma esquina donde está el Ministerio de Comunicaciones y la Avenida de Rancho Boyeros, pasaba él en aquel emblemático auto norteamericano que utilizaba.

Jamás volví a verlo, pero siempre tuve la necesidad de hurgar en su vida revolucionaria, tan preñada de anécdotas y de hechos que hoy recoge la historia.

El Ché, a pesar de la propaganda que invade Internet, con comentarios desfavorables negando su altruismo y humanismo, resurge como un icono de grandeza tal, que los pueblos, alejados de las mentiras y tergiversaciones, lo asumen como lo que sigue siendo: un ejemplo de hombre revolucionario que desde su óptica luchó a favor de los pobres.

Un tiempo después, ya en andanzas periodísticas por la Sierra Maestra, he podido conocer más de su trayectoria, de su respeto a Fidel y a su consagración a la lucha por la liberación de los cubanos de aquella odiosa tiranía batistiana.

Campesinos curtidos por el trabajo, con manos agigantadas por el esfuerzo en el cultivo de la tierra, guardan del Ché las mejores imágenes y lo siguen considerando un guerrillero de altura cósmica, que no se quedó en Cuba luego del glorioso triunfo del Primero de Enero de 1959, sino, que, ya alcanzado el objetivo aquí, se lanzó, en cruzada intercontinental, a la lucha por las reivindicaciones de otros pueblos.

En esta tierra dejó familia, aquí nos enseñó a trabajar de manera voluntaria, él mismo se dedicó a poner en práctica esa modalidad en la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos en la propia Sierra Maestra, la primera gran obra del proceso revolucionario cubano, y en la que miles de niños de las montañas comenzaron a conocer el mundo a través de las letras que aprendieron a leer y a escribir.

Recorrió el país de un lado al otro, como Ministro de Industrias, recabando, en encuentros con obreros de ese sector, una mayor eficiencia en el desempeño de sus funciones, y expresó un pensamiento que sigue siendo una brújula para todos: ¨¨la calidad es el respeto al pueblo¨¨.

Los enemigos de la Revolución Cubana han tratado de demonizar su paso por nuestro país, y en muchas ocasiones le han hecho perversas acusaciones, carentes de fundamentos y de pruebas, alegando que era un hombre duro y que ´´ordenó el fusilamiento de centenares de contrarrevolucionarios´´.

Un planteamiento de ese tipo es inconcebible en una Revolución que jamás ha basado su defensa en actos de esa naturaleza, ni siquiera en la lucha armada de la Sierra Maestra, este proceso se permitió la más mínima tergiversación en cuanto a los derechos humanos, cuando aún en el mundo nadie hablaba de los mismos, y se violaban constantemente en países que hoy los tienen como ´´bandera´´.

Sería interesante preguntarle a esos ´´ ideólogos´´ las razones por las cuales nunca se han preocupado por los miles de asesinatos cometidos por la dictadura de Fulgencio Batista contra el pueblo durante su sangriento período al frente de un gobierno ilegal, basado en un golpe de Estado que cercenó las libertades públicas el 10 de marzo de 1952.

Parece una paradoja, pero en el sitio desde el cual se aguarda el fin de la Revolución Cubana, Miami, por los elementos mas recalcitrantes opuestos al proceso social cubano, viven y conspiran muchos de los asesinos del pueblo cubano, que amparados por el Gobierno de Estados Unidos de Norteamérica, no cesan en sus actos hostiles.

Pero el Ché siempre estuvo, está y estará por encima de esos que robaron el dinero del pueblo cubano y se fueron a La Florida, sitio seguro, garantizado por el imperio que apoyó a la dictadura de Batista hasta el último día de su existencia.

Y así, África le abrió los brazos cuando las grandes potencias colonialistas le robaban sus riquezas, (acción depredadora que continúa hoy), y necesitada de la lucha para liberarse, recibió a ese hombre que, acompañado por otros internacionalistas cubanos, abrió fuego contra la injusticia y la opresión.

La presencia del Ché en el continente negro, marcó un hito en la senda del internacionalismo proletario, una manifestación de amor a la humanidad que los enemigos de la liberación de los pueblos ven como una maldición comunista. Queriendo ocultar las razones, motivaciones y causas objetivas que han permitido, aún en medio del barraje de la llamada gran prensa del mundo occidental, el desarrollo de esos sentimientos.

El Ché está por encima de esos apocalípticos individuos, tanto, que no cejó en el empeño de ayudar a otros pueblos, y se lanzó a aquella cruzada en Bolivia, en un afán libertario que no concluyó con su proyección hacia la eternidad en la conciencia de los pueblos de Nuestra América.

Hoy el Ché sigue vivo, incluso en los ojos de aquel que, atemorizado, le disparó para que sucediera hasta hoy y para siempre, el parto que lo proyecta no ya solamente en las tierras americanas de Bolívar y de Martí, sino por todo el orbe, donde aún su estrella tiene mucho que iluminar.

Autor: David Rodríguez

sábado, 14 de junio de 2008

CULTO AL PADRE DE UN PUEBLO ENTERO

En el hermoso libro de la historia de Cuba, Carlos Manuel de Céspedes es autor y protagonista de un capítulo épico, que entre el gran cúmulo de páginas gloriosas, transita desde el orgullo por la victoria bélica hasta la sensación desgarradora de la pérdida de un hijo.

Un día de mayo de 1870, el prócer iniciador de las guerras por la independencia de la Isla, rubricó, quizás la más grande expresión del altruismo humano, y a la vez, la más difícil decisión tomada por un hombre firmemente entregado a la causa noble de un pueblo.

La muerte terrible del segundo de sus preciados vástagos, representó el parto de miles, hoy millones de cubanos que estrecharon, en un abrazo definitivo, el ideal de quien, desde ese día, todos llamaron: Padre.

Alzado en la manigua, el hombre del grito libertario de La Demajagua, tuvo la vida de su querido Oscar en sus manos.

Atrapado el muchacho por tropas de la Metrópoli española, el enemigo pensó negociarle al héroe la continuidad del proceso revolucionario, en una apelación brutal al sentimiento paterno. ¡Renunciad a las armas, o tu hijo morirá bajo la pólvora de las nuestras!, gritó el tirano.

Fue un relámpago de deliberaciones en la mente del líder, un instante de reparo en los patriotas caídos en la marcha, los territorios liberados, los esclavos transformados de pronto en hombres libres… los que peleaban a su lado.

“Oscar no es mi único hijo. Hijos míos son todos los que mueren por la independencia de Cuba”, respondió de inmediato, como para borrar cualquier impresión de duda.

El mensajero sí dudó de lo escuchado, pero a Céspedes la vista se le mantuvo firme, aunque por dentro lloró lágrimas de sangre y se le partió el pecho en una gran herida, por donde le entró Cuba de extremo a extremo, con todos los pobladores fieles convertidos en sus hijos.

Cuántas cosas habrá pensado el hombre de carne y nervios, retirado de la vista de sus compatriotas, en el silencio de sus soledades, víctima de otra guerra de reproches y culpabilidades: ¡Irremediablemente, dicté la sentencia de muerte de mi muchacho!

De la histórica Sierra, 91 años después, bajó de verde olivo y en manos guerrilleras el fruto del sacrificio incalculable y la respuesta unánime al dolor del progenitor mártir: !Pero salvaste una Revolución, padre!

Carlos Manuel de Céspedes engendró la más grande familia, digna de su legado cuando dijo: “Mis herederos, como yo, no deben desear más que morir por la libertad de Cuba y una herencia pobre de dinero pero rica en virtudes cívicas”.

Este domingo, en justa veneración en la convención humana del Día de los Padres, Cuba se levanta erguida ante el altar de la Patria, para rendir tributo al hombre que ahogó el sufrimiento personal por defender la nación de la ignominia extranjera, y acomodó a sus pobladores en el regazo de la libertad.

Como hijos multiplicados, los cubanos de hoy sumarán, al beso tierno en la mejilla del padre de cada uno, el culto profundo al Padre de un pueblo entero.

Autor: Dilbert Reyes Rodriguez

miércoles, 11 de junio de 2008

PROVIDENCIA, BARTOLOMÉ MASÓ, GRANMA

Providencia es hoy mucho más que ayer, no solo comparando a ese pedazo del municipio de Bartolomé Masó con la etapa de antes de mil 959, sino con el propio proceso revolucionario y por muchísimas razones mas.

La tranquilidad ciudadana allí es pródiga, la gente que reside en ese sitio de la montaña granmense, sabe lo que tiene y lo que ha avanzado, por eso defiende las conquistas alcanzadas y se proyecta hacia el futuro con seguridad y esperanza.

En Providencia hay una especie de contrapunteo entre la belleza de la naturaleza y la belleza de su gente, en el que al final el premio queda en un empate hermoso, pues si es atrayente el entorno con sus características topográficas, más atrayente resulta ese ser humano que suma acciones al medio ambiente.

Vista hermosa la que ofrece ese río que entrega no solo la necesaria agua para la vida, sino la posibilidad de irrigar los fértiles campos de cultivo del que se alimentan los pobladores de Providencia, que se empeñan además en el incremento de los mismos para beneficio de la sociedad en general.

Llegar a ese punto de la montaña y encontrarse con su gente en el circulo social, donde se realizan diversas actividades de recreación sana, es oxigenarse, es alimentarse, es, sencillamente, sumar salud.

En Providencia la alegría salta a la vista originada en los niños que caminan hacia las escuelas, en los ancianos que se sienten seguros, atendidos y estimados, en las mujeres que ocupan su puesto en beneficio de todos, y en los hombres que no escatiman esfuerzos para lograr los propósitos en diversas tareas.

Volver a Providencia es encontrar luces que iluminan el camino, volver a ese sitio reconforta el alma y sanea el espíritu, refuerza las convicciones y aumenta el sentido de pertenencia que nos permite amar mas el terruño, y lo que se ama, se defiende, lo que se ama se apuntala, no solo con las armas, también se defiende elevando la produccion en todos los sentidos.

Allí esta Providencia, en aquel recodo de la carretera que conduce a la Comandancia de La Plata, como un bastión irreductible, donde el sol sale y se pone repartiendo su luz sin pedir nada a cambio.

De jóvenes dispuestos a ocupar el sitio de sus padres y abuelos en una continuidad histórica que sostiene el presente y dibuja el futuro con las manos de todos para el bien de todos.

Autor: David Rodriguez

NOTA:
Providencia es un sitio del antiguo municipio Estrada Palma, hoy ese territorio lleva el nombre del notable patriota cubano Bartolomé Masó Márquez, en plena Sierra Maestra, en la provincia de Granma

BOLA DE NIEVE

Uno de los cantantes cubanos de más renombre internacional, a lo largo de su exitosa carrera artística es Ignacio Villa, Bola de Nieve.

Su peculiar manera de cantar, casi susurrando las palabras, quedó grabada en la memoria de los que pudimos apreciar su arte.

Bola de Nieve recorrió el mundo entero, llevando en su voz la cultura cubana, en sus cantos los lamentos, la alegría, la añoranza y la esperanza de los nacidos en esta Isla, donde la música brota como el agua de los manantiales.

No quedó parte alguna de Cuba que no recibiera la presencia de aquel negro fabuloso, quien hizo del piano su más hermosa herramienta de trabajo, labor que desempeñaba como un elemento recreativo personal, de ahí la autenticidad de su obra.

Su sonrisa no les faltó a los cubanos, sus presentaciones en los más encumbrados teatros del mundo, no le limitaron sus conciertos en los sitios más humildes de Cuba.

Aquí en Bayamo se presentó en más de una ocasión en la Biblioteca Pública MIL 868, colmando las expectativas de los asistentes, interpretando magistralmente piezas como La Flor de la Canela y Vete de Mí, una de las canciones cantadas con un desgarramiento tal, que impactó a los espectadores.

Bola de Nieve es tan cubano como las palmas reales, tan cubano como el ron, tan cubano como la Enseña Nacional, tan cubano como el Pico Turquino.

sábado, 7 de junio de 2008

OJOS RENOVADOS EN LA SIERRA MAESTRA

Pequeños y sensibles, los ojos dan al hombre la posibilidad de conocer al mundo tal como es; de ofrecer, al menos, la imagen del pequeño mundo a su alrededor.

Quien por estos días se asome a través de los ojos de cientos de montañeses cubanos, tendrá la sensación hermosa de estar en un lugar soñado, libre de egoísmos y preñado de generosidades.

Hoy podemos corroborar tales afirmaciones en las voces de mil 500 vecinos de la Sierra Maestra, residentes en cualquier comunidad del municipio de Guisa, quienes reencontraron el verdor de sus lomas tras ser operados de la vista, dicen ellos, por "hermanos" venidos de su misma tierra.

Otra vez Cuba profundamente humana. Sin embargo, a veces mezclamos el acontecimiento en la avalancha periodística, y olvidamos exaltar el enorme altruismo de la brigada médica que Sierra adentro, devolvió a los enfermos de los ojos las postales, en tiempo real, del amanecer montuno.

Complicada y cara, la cirugía oftalmológica requiere sólo de tecnología avanzada para curar un ojo; pero cuando son miles, exige, además, corazón y largueza. En 28 días, médicos, enfermeros y técnicos de ocho provincias cubanas plantaron un salón en medio de la cordillera y curaron a mil 500 personas.

El mismo tiempo demoraron otros 15 galenos, quienes ascendieron a los más intrincados rincones y revisaron, por si acaso, a cerca de 40 mil montunos.

En la oriental provincia de Granma, la experiencia se repitió en tres municipios, dos de ellos en la Maestra.

Antes de Guisa, otros cirujanos escalaron las montañas de Bartolomé Masó, y entre sus andanzas, llegaron a uno de los lugares más altos del país, en la histórica comunidad de Minas del Frío, ubicada a pocos metros de las nubes, y a 940 sobre el nivel del mar.

Hasta hoy, suman casi cuatro mil serranos los que vuelven a ver. y a agradecer. Otra vez Cuba desprendida y bondadosa. De las lomas de Guisa a otras lomas cercanas marchan ahora las batas blancas. Buey Arriba, municipio de crestas empinadas, será el próximo escenario de amor, y otros miles serán los campesinos confiados en la medicina cubana, hija de esa gran Revolución que nació por esos mismos lares escarpados.

Bajo el nombre de Operación Milagro, la pequeña Isla de "salud para todos" también abre sus servicios al mundo: el capítulo humano que termina en Guisa repite escenas similares en América Latina, y los miles de un rincón cubano se multiplican en las tierras del sur. De manos de la hermana Venezuela, Cuba repartirá luz a por lo menos seis millones de latinos.

Mientras tanto, en la mayor de las Antillas, a pocos sorprende el beneficio al montañés, acostumbrados al gesto desinteresado y presto del cubano; pero al campesino le corre la lágrima, y la vista de la hermosa campiña se le empaña, ya no por enfermedad, sí, por el alma excitada.

Asomémonos entonces a los ojos humildes y limitemos la imaginación; no vaya a ser que de mucho comparar, se nos antoje que la leyenda bíblica sobre un edén y un hombre capaz de devolver la vista a un ciego, es el pasaje real de una cordillera histórica y varios médicos cubanos.

Autor: Dilbert Reyes Rodríguez

viernes, 6 de junio de 2008

11 DE JUNIO DE 2008: 140 AÑOS DE LA BANDA DE MUSICA DE BAYAMO

Transcurría el mes de junio de 1868. Cuba estaba sumida en el terror impuesto por los colonizadores españoles, quienes sofocaban con sangre cualquier manifestación en contra de su presencia en la Isla.

Mas, los hombres y mujeres de la época ya ansiaban despojarse de la tutela peninsular y asumirían cualquier razón para rebelarse, pues era muy profunda la huella negativa de los representes de la Corona Española.

Así, en aquel ambiente enrarecido por las terribles condiciones de vida entonces, surgieron las ideas, propias de momentos de crisis, para iniciar un camino que condujera a la libertad y a la independencia.

Era el sexto mes de aquel convulso y glorioso año, Perucho Figueredo no descansaba en la búsqueda de la música que sería como La Marsellesa de la época. La concibió y la llevó entonces al orquestador de la misma.

De esa manera Manuel Muñoz entró a la historia de la Isla, pues aprovechando la celebración del Te Deum en la iglesia, puso a prueba la sagacidad y talento de sus músicos, y presentó aquella obra, que al decir de Udaeta nada tenía que ver con la liturgia, y sí mucho con la esencia guerrera.

No sabía entonces aquel militar español, que sería testigo de dos hechos de profunda raíz histórica: la fundación de la Banda de Música de Bayamo, y el estreno de las notas de lo que sería luego nuestro Himno Nacional.

Cuatro meses después, tomada la ciudad por los cubanos al mando de Carlos Manuel de Céspedes, Udaeta, desde su celda, escuchaba la música que él, inequívocamente, había calificado de bélica.

Ya desde entonces, Bayamo tuvo su Banda de Música, que a lo largo de su historia ha protagonizado hechos de relevancia política y cultural.

En la seudo República a los políticos no les interesó la Banda, mostrando así sus dotes anticulturales, manifestación propia de la ignorancia de los que tenían en sus manos los destinos de la nación.

Pero Triunfó la Revolución Cubana, y como hecho cultural de extraordinaria raíz nacional, propició desde su inicio la transformación de esas agrupaciones musicales, dueñas de la memoria de los nacidos en este país.

Qué orgullo tener en esta Ciudad a la Banda de Música mas antigua de Cuba, qué orgullo saber que fue la primera de la Isla que tocó en una plaza pública las notas de nuestro Himno Nacional y la Marcha del 26 de Julio, qué orgullo contar con sus músicos, hijos de aquellos que fundaron esta nación, desde los atriles y desde los fusiles.

Ciento cuarenta años tiene nuestra hermosa Banda de Conciertos, y es verdad que exactamente cien años después de su fundación tenía solo doce integrantes, pero, como Céspedes en Yara, estos dijeron que bastaban para seguir adelante y emprender el camino nuevamente. Y lo hicieron. Y lo lograron!

Cuando la Banda de Bayamo interpreta nuestro Himno Nacional, a los bayameses nos suena diferente, hermoso, vibrante y enaltecedor, pues se trata de una agrupación, que al pasar de los años no ha dejado de insuflar la superación y la creación de otras bandas para el disfrute de todos.

En este momento de alegría y compromiso, mencionar a Manuel Muñoz, a Rafael Cabrera, a Radamés, a Nerio, a Alarcón y a Carlos Puig Premión, significa tocar la historia, significa escuchar esa historia a través de la música que nuestra Banda de Música ha creado desde Bayamo y para toda Cuba.

Autor: David Rodríguez

domingo, 1 de junio de 2008

BAYAMO Y ALGUNOS DE SUS SITIOS EMBLEMÁTICOS

Bayamo tiene muchos sitios que con el transcurso del tiempo se convierten en emblemáticos, debido a la ubicación donde se encuentran y al paso constante de la población por ellos.

Estos lugares, que bien pueden estar asociados a un árbol, una esquina, una plaza, se llevan en el recuerdo de la gente, que los tiene muy presentes, y constituyen referencia constante.

Para un bayamés escuchar hablar de la Algarroba, tiene una connotación especial, pues se encuentra, ese árbol, en la confluencia de las calles Martí y Augusto Márquez, para mas detalles, está en el final de esa arteria que rinde homenaje perpetuo a nuestro Héroe Nacional.

Miles de lugareños pasan por debajo de ese antiguo árbol, que ya ha visto a varias generaciones de bayameses, ya sea caminando, en ómnibus, bicicleta u otros equipos automotores, pero viejo al fin, también ha sido testigo de hechos históricos.

Cerca de allí, realmente a pocos metros, se levanta una construcción que data de mil 798, recuerdo del primer cementerio a cielo abierto en este continente, así, por lo menos lo recoge la historia. Hoy es el Retablo de los Héroes, sitio de veneración patriótica.

En ese lugar se levanta el mausoleo dedicado al prócer Francisco Vicente Aguilera, uno de los iniciadores de la Revolución iniciada por Carlos Manuel de Céspedes en La Demajagua, el 10 de octubre de 1868.

Era el hombre mas rico de la zona oriental y no dudó, ni un instante, en poner toda su fortuna al servicio de la lucha por la independencia nacional. Muríó en Nueva York, pobre y enfermo, pero con el dinero de la patria en sus bolsillos.

Muy cerca, de allí, otro mausoleo guarda los restos de un patriota, José Joaquín Palma que al decir de José Martí, era ´´El Poeta de la Patria¨¨,

Hombre de principios inalterables, José Joaquín Palma, se incorporo, de los primeros, a las huestes mambisas y en tierras guatemaltecas escribió la letra del Himno Nacional de ese país hermano de Cuba.

Periodista y amigo personal de Martí, Palma fundó escuelas en ese nación centroamericana y ese pueblo lo tiene como un héroe.

Bayamo tiene mas sitios de los que debe hablarse, porque la historia aquí escrita, es referencia permanente de esa otra historia, la cubana, que tanto nos enorgullece.