POE LAURA BÉCQUER PASEIRO
Por más de medio siglo han intentado aislarnos y, a base de mentiras infundadas, demonizar a este pequeño país convertido en gigante frente a cada agresión. La misión de la desgastada política: desacreditar a la Revolución cubana en cualquier escenario. ¿Qué provoca tanta ira, tanto enseñamiento contra un pueblo insular, apenas un punto en la geografía mundial? Esta Isla del Caribe forjó un proceso socialista justo frente a las narices del país más poderoso del mundo. Como continúan sin aceptar esa realidad, además de legítimo derecho, entre las políticas imperiales de Estados Unidos ha sido una prioridad manchar la imagen de Cuba en el exterior, intentando debilitar a su Revolución y Gobierno por la vía del aislamiento diplomático.
La
trata de personas es considerada una forma contemporánea de
esclavitud.
Una vez más incluyeron a Cuba dentro de los países que "no
cumplen completamente con los estándares mínimos para la eliminación
de la trata de personas y no hacen esfuerzos significativos con ese
fin". Para ello se basan en la falacia de un informe del
Departamento de Estado, el cual asegura que no existe información
sobre las acciones de la Isla en la materia. Washington maneja datos actualizados sobre la sistemática gestión de las múltiples instituciones cubanas en la prevención y enfrentamiento de la trata de personas; simplemente ignora los hechos.
Esto, además de una gran mentira, es una ofensa al pueblo cubano y desconoce, por enésima ocasión, el desempeño ejemplar de nuestro país en la protección de la niñez, la juventud y la mujer.
Contundente fue la repuesta de nuestra Cancillería: "Cuba no es país de origen, ni de tránsito, ni de destino de este flagelo. No existe la trata sexual de menores, ni el trabajo forzado infantil. Por el contrario, la legislación y las políticas adoptadas por el Gobierno cubano y la labor desarrollada por nuestras instituciones en esta esfera colocan a Cuba entre los países de la región con normas y mecanismos más avanzados en la prevención y combate a la trata de personas y en el cuidado y protección de la niñez y los sectores vulnerables de la población".
¿Con qué moral EE.UU. realiza este informe, cuando buena parte de las víctimas de este flagelo y las principales organizaciones criminales vinculadas a la trata de personas, se encuentran en su propio territorio? ¿Esto también lo desconoce, o sencillamente, prefiere encubrir la magnitud e impunidad con la que opera?
Lejos de encontrar una solución al problema, Estados Unidos lo que hace es entorpecer los esfuerzos que a nivel mundial se realizan para eliminar una actividad criminal de la cual son víctimas millones de personas, y tergiversar malintencionadamente nuestra realidad. "La obsesión por intentar justificar una política fracasada y cruel como el bloqueo es la única razón que explica la arbitraria inclusión de Cuba en este listado’’, precisa nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores.
SOBRE LA TRATA DE PERSONAS
En esta forma contemporánea y abominable de esclavitud, además de violarse los más elementales derechos humanos, se degrada a la persona a la condición de objeto negociable, que se traslada dentro o fuera de un país y luego, en su destino final, es sometido a condiciones de explotación, obligándola a trabajar contra su voluntad. De más está decir que su vertiginoso desarrollo ha provocado su extensión a todos los continentes y afectado a casi todos los países del mundo.
En materia de enfrentamiento, prevención y combate a este delito, Cuba aboga por una cooperación internacional basada en el estricto respeto al Derecho Internacional y los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y, en particular, los referidos a la soberanía de los estados, la no interferencia en los asuntos internos y el respeto a su integridad territorial.
Para el desarrollo de una colaboración efectiva es fundamental que terminen las posiciones hegemónicas y las evaluaciones unilaterales hacia otros países, como el informe anual que elabora el Departamento de Estado norteamericano sobre la trata de personas en el mundo.
Nuestro país ha realizado acciones concretas de cooperación internacional para combatir este problema, muestra de ello es la firma y ratificación de la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, así como el amplio y meritorio historial en la promoción y protección de los derechos humanos que ostenta la Mayor de las Antillas.
La Constitución, las medidas legislativas, judiciales, administrativas y de otra índole, adoptadas a partir de 1959, protegen a la mujer, las niñas y los niños, como sectores vulnerables de la población. Estas medidas nos colocan entre los países de la región con legislaciones nacionales más avanzadas en la prevención y combate a la trata de personas.
Tomado del periodico Granma
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