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martes, 23 de marzo de 2010

UNA NOCHE DE GLORIA

La voz de Pablo Milanés inundaba con toda la fuerza de su lirismo, el jardín de la Unión de Escritores y Artistas en la ciudad de Bayamo.


Iba a producirse un intercambio fructífero entre el Ministro de Cultura, Abel Prieto y una representación de los intelectuales de la provincia de Granma.

Al entrar en el recinto, Abel escuchó, como todos los presentes esa canción hermosa que Pablo tituló Días de Gloria, buen preámbulo para que los responsables de las diversas asociaciones que integran la prestigiosa institución cultural, explicaran la manera en que desarrollan sus actividades.

Había alegría en ese hermoso sitio, presidido por una palma real, mangos y hasta un aguacate, ambos pugnando por parir sus frutos. Así en ese ambiente de luces y de sombras comenzó una velada en la que la cultura volvió a demostrar que es el alma de la nación cubana.

La música inundó nuevamente todos los espacios. En el escenario, una agrupación muy joven de la ciudad de Bayamo: el grupo de música antigua Exsulten con la gracia de sus temas y la de sus integrantes.

Hubo reconocimientos para agrupaciones de diversas manifestaciones que cumplen importantes aniversarios, las que recibieron de manos del Ministro de Cultura los diplomas correspondientes.

Luego Ronald Suárez, un atrevido y talentoso joven de Bayamo, cultor del jazz, entregó una pieza musical que puso de manifiesto todo el caudal que lleva por dentro, para alegría de los presentes.

Abel habló de la importancia de estos tiempos de la cultura como bastión de la sociedad cubana. Dijo que en medio de la perversa campaña que contra Cuba orquestan los grandes medios de comunicación, nuestra nación se apoya en ese factor imprescindible para seguir adelante.

Casi en la medianoche pudimos disfrutar de la granjería bayamesa. Esos productos propios de la ciudad y que llenan una época de la historia de la ciudad.

Mientras, la voz de Pablo Milanés despedía la velada con uno de esos temas que en una de sus partes dice: “”Donde yo nací, donde me crié…

Fue, sencillamente, una noche de gloria.

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