La música estremece las almas, aún cuando estas carezcan de buen oído, porque llega a los sentimientos más nobles de los seres humanos que la escuchan para saciar las ansias puras que los distinguen.
Ha pasado más de una semana y la impronta del evento dedicado al Día Mundial de la Música sigue levitando como brújula de lo que se puede hacer desde esa manifestación de la cultura.
La clausura tuvo un hermoso recinto como el espacio Dos Columnas de la Uneac de Granma en la ciudad de Bayamo, una instalación que el Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes tuvo como residencia.
En la ocasión la Jornada Santa Cecilia estuvo dedicada al flautista y maestro Pedro Reinaldo Alarcón Cedeño, por su relevante trayectoria en el mundo de la música.
Alarcón recibió el homenaje de la Uneac, de la Escuela de Arte Manuel Muñoz Cedeño y de sus alumnos, esos que siguen las huellas de tan distinguido artista de nuestra ciudad.
Otro buen momento de la clausura de la Jornada Santa Cecilia fue la entrega del Premio a la Excelencia Musical a Arturo Jorge Cabrales, quien desde su guitarra no deja morir a la trova tradicional cubana.
Esa noche la música se erigió como lo que es, bálsamo, ternura, pasión, dulzura, virtuosismo, amor y cariño, elementos que hacen mejores a las personas que disfrutan de sus sonidos.
El Quinteto Contraste, dirigido por Gabriel Suárez, Poli, abrió el programa de cierre, con temas de profunda calidad y que demostró su valía en el ámbito de nuestro entorno.
No menos impactante fue la actuación del Conjunto de Música Antigua Exulten, dirigido por Yuneisi Arjona Cisneros, con sus temas de tantos años recibidos y coronados por los aplausos de los asistentes.
Exsulten demostró, una vez más, que la música no es nueva ni vieja porque si es buena entonces queda en la memoria de quienes le dispensan su tiempo para escucharla.
Para el final, la actuación de la Orquesta de Cámara San Salvador de Bayamo, dirigida por el joven maestro Javier Millet Rodríguez, agrupación que reafirma la calidad de ls músicos de la ciudad.
La jornada de homenaje a Santa Cecilia ya es historia, pero nos queda el agradable sabor de esa música que destila entre nota y nota el augurio de que tenemos talentos suficientes para hacernos estremecer de gozo.
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