Los bayameses tenemos la hermosa responsabilidad de rendir homenaje a una de las extraordinarias figuras que llevaron a cabo la primera insurrección independista de la historia de la isla.
Febrero nos da la posibilidad de realizar una acción noble que mantenga en su justo sitio a un bayamés que lo dio todo, hasta la vida, por ver a su patria libre del yugo colonial español.
Cuando la vida y sus circunstancias propiciaron el inicio de la lucha por la liberación nacional, ninguno de aquellos grandes hombres pidió nada a cambio por la obra que comenzaron.
Ese reconocimiento lo daría el pueblo cubano, conocedor y albacea de los esfuerzos de esa hornada de nuevos hombres que con su accionar lograron abrir nuevos caminos para la redención de la patria.
Bayamo les debe mucho a todos, entre ellos a ese patricio que no solo acompañó al Padre de la Patria en los momento más difíciles de aquella época, sino que acabó con valentía frente a un pelotón de fusilamiento.
Ese instante, previo a su muerte, no le ocasionó pavor como pensaron sus victimarios, pues con la hidalguía propia de los héroes tuvo la osadía de mirar a los ojos de los soldados peninsulares sin pedir clemencia.
Perucho Figueredo Cisneros constituye uno de los padres fundadores de la nación cubana por todo lo que hizo en función de alcanzar la verdadera liberación para los cubanos.
Ilustre bayamés, Figueredo nació el 18 de febrero de 1818 por lo que estaremos celebrando su bicentenario en este segundo mes del año, reconocimiento que se extenderá hasta el mes de octubre de este año.
Resulta una agradable coincidencia que en este 2018 estemos recordando que se cumplen 150 años del Levantamiento en La Demajagua, encabezado por Carlos Manuel de Céspedes.
La grandeza de nuestra ciudad se incrementa en este año porque se cumplen además 150 años de la toma de Bayamo el 20 de octubre de 1868 y de la primera interpretación pública de nuestro Himno Nacional.
Perucho Figueredo Cisneros, hombre culto, pudiente, consecuente con sus ideas y por tanto un patriota excelso, será homenajeado como merece, por lo que representa en la historia bayamesa y cubana.
En ese sitio sagrado que es la Plaza del Himno Nacional, se colocará una estatua ecuestre, que recuerda aquel momento cuando desde la montura de su caballo escribió la letra de la Canción Patria.
Honrar, honra, dijo el Apóstol José Martí, por ello el máximo respeto para Perucho Figueredo una de las grandes figuras de nuestra historia que nació en esta ciudad, que lo venera y recuerda todos los días.
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