La juventud bayamesa no se quedó atrás cuando la situación política y social de Cuba empeoró a partir del diez de marzo de 1952 al producirse el golpe de estado de Fulgencio Batista y Zaldívar.
La historia de la ciudad refleja que ante las injusticias los hombres y mujeres de este entorno siempre han reaccionado con espíritu de combate para enfrentarlas con decisión y valentía.
Fueron muchos los que expusieron sus vidas durante esa tétrica etapa de la dictadura batistiana en las calles y áreas cercanas a la ciudad, entregados a la causa revolucionaria por la que algunos murieron.
Esos valerosos jóvenes demostraron en todo el llano de la zona del Cauto que valía la pena enfrentarse a un régimen oprobioso que mantenía a los cubanos bajo el terror, la tortura y el asesinato.
Hay uno de ellos que no escatimó esfuerzo alguno para cumplir con la tarea que la patria puso en sus manos en ese camino recorrido para alcanzar la plena independencia nacional.
El joven de referencia no nació en Bayamo, ciudad a la que llegó desde muy pequeño procedente de San Germán, sitio de la cercana provincia de Holguín, pero por su hoja de servicios, ya es un natural de la ciudad.
En una ocasión, en plena efervescencia revolucionaria, se presentó en el funeral de Manuel Pedreira, asesinado por la tiranía y le colocó la bandera del 26 de Julio sobre el féretro.
Con esa valiente acción honró al joven Pedreira, privado de la vida en lo que es hoy el restaurante 1513, donde una tarja recoge ese abominable hecho, siempre recordado por los bayameses.
Orlando Lara Batista, según la enciclopedia Ecured, Orlando Lara Batista, el León del Llano. Bravo y audaz rebelde que se burló y mantuvo en jaque el ejército en la zona de Bayamo.
Un hombre sencillo, sin ninguna vanidad.
Su físico no revela la extraordinaria personalidad que mostró en la lucha contra Batista, no era una persona alta ni tenía ninguna característica que lo distinguiera especialmente.
No recibió instrucción superior pero a pesar de ello, era una persona inteligente y sobre todo poseía una imaginación brillante.
A Orlando Lara Batista se le recuerda con mucho cariño por la población de Bayamo que reconoce en él a uno de los jóvenes más valientes de la Ciudad Monumento Nacional.
Lara murió en un lamentable accidente de tránsito el 26 de julio de 1970, cuando se dirigía hacia la capital cubana.
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