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Solo una vez vi al Comandante Tomás Borge Martínez, uno de los
fundadores del Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua.
Fue en el año 1990 y me encontraba en Managua, invitado por Pablo
Milanés para cubrir periodísticamente la gira que pretendía realizar
además, por El Salvador y Guatemala.
Las presentaciones del fundador de la Nueva Trova Cubana se
realizaron en un sitio cerrado conocido por La Piñata y en el que para
acceder había que someterse a un riguroso chequeo por parte de la
policía, que buscaba armas blancas y de fuego.
Así se realizó ese concierto a pocos meses del triunfo del Frente
Sandinista de Liberacion Nacional de Nicaragua contra la dictadura de
Anastasio Somoza.
Concluidas las presentaciones en Managua, el periplo debió proseguir
por otras dos naciones centroamericanas: El Salvador y Guatemala.
Las gestiones para ingresar en El Salvador se hicieron en la embajada
de ese país en Managua, procurando obtener las visas que posibilitarían
los conciertos en la capital de esa nación.
En esos trajines estaba el empresario salvadoreño de nombre Lenin en
la embajada de su país en Managua, a quien acompañé en ese momento de
las gestiones.
Todo acabó mal en cuanto a los trámites, pues Lenin, al presentarme
ante el cónsul me identificó como periodista cubano que acompañaba a
Pablo Milanés.
Aquel hombre, asustado, gritaba y volvía a gritar: ¨¨saquen a este
terrorista de aquí¨¨. E insistía: ¨¨guardias, expulsen de aquí a este
terrorista¨¨.
Yo me asusté pues hacia mí venían tres uniformados de la guarnición
de la embajada dispuestos a cumplir la orden del cónsul que se
refugiaba, no sé de qué, detrás de su hermosa mesa de trabajo.
Yo no lograba entender la posición del cónsul, Lenin tampoco, y me
acompañó hasta el exterior de la legación diplomática, lejos de los
gritos del diplomático y de los rostros severos de los guardias
salvadoreños.
De la gestión de Lenin solo hubo una respuesta por parte del cónsul:
al llegar al aeropuerto de San Salvador, recibirán las visas.
La cuestión era que en ese país el conflicto armado se recrudecía
entre el ejército y la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional de El Salvador.
Sobre la salida hacia esa nación se hablaba próximo a la piscina del
hotel Las Mercedes, ubicado frente al aeropuerto internacional Augusto
Cesar Sandino de Managua.
Cuando nadie lo esperaba, llegó hasta el grupo el Comandante Tomás Borge
Martínez, y enterado del suceso de la embajada y de la imposición de
visas solo al llegar al aeropuerto salvadoreño dijo algo que nos heló a
todos: ¨¨Y ustedes no tienen miedo de entrar a El Salvador sin visas?¨¨.
¨¨Algunos que han pretendido entrar a esa nación con la promesa de recibir la visa en el aeropuerto, no han aparecido jamás¨¨.
Fueron suficientes esas palabras de alguien tan conocedor del conflicto armado en el país vecino.
La mañana siguiente tomamos el rumbo hacia La Habana en un avión
Ilushin-18 de Cubana de Aviación, y al mediodía estábamos de vuelta en
Cuba.
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