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Declaración del Ministro de Relaciones Exteriores Bruno Rodríguez
Parrilla, sobre el tema "Necesidad de poner fin al bloqueo
económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de
América contra Cuba". Nueva York, 25 de octubre de 2011
Señor
Presidente:
El 13 de noviembre de 1991, esta Asamblea General tomó la
decisión de incluir en el programa de su siguiente período de
sesiones, el examen del tema titulado "Necesidad de poner fin al
bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados
Unidos de América contra Cuba".
Eran los momentos en que Estados Unidos se disponía, con cruel
oportunismo, a apretar el cerco contra la isla que luchaba sola,
mediante la llamada Ley Torricelli, la cual cercenó nuestro comercio
de medicinas y alimentos con las subsidiarias de compañías
norteamericanas asentadas en terceros países. Fue ese el acto
oficial que hizo notoria y pública la aplicación extraterritorial de
las leyes del bloqueo contra terceros Estados.
Hubiera parecido imposible entonces que, 20 años después, esta
Asamblea estaría hoy considerando el mismo asunto, tan estrechamente
vinculado al derecho de los pueblos a la autodeterminación, al
Derecho Internacional, a las reglas internacionales del comercio, a
las razones por las cuales existe esta Organización.
Se trata ya de uno de los temas tradicionales de la Asamblea
General, que convoca los pronunciamientos más reiterados, con el
apoyo más categórico y abrumador, y que muestra con mayor nitidez el
aislamiento incómodo del país agresor y la resistencia heroica de un
pueblo negado a ceder sus derechos soberanos.
Durante dos décadas, la comunidad internacional ha reclamado
invariable y sostenidamente que se ponga fin al bloqueo económico,
comercial y financiero de los Estados Unidos contra Cuba. Lo ha
hecho por medio de las resoluciones que cada año se aprueban casi
unánimemente, de las decenas de apelaciones de Jefes de Estado y de
Delegaciones que se refieren al tema en el Debate General de alto
nivel de esta Asamblea, y de los pronunciamientos de casi todos los
organismos internacionales y agrupaciones de Estados, en particular
los de América Latina y el Caribe.
En 1996, la Ley Helms-Burton amplió de manera inédita las
dimensiones extraterritoriales del bloqueo y codificó integralmente
el "cambio de régimen" y la ulterior intervención directa en Cuba.
Nadie conoce que el "Plan Bush para Cuba", del año 2004, haya sido
dejado sin efecto.
El Informe del Secretario General dedicado a este tema, que
recoge los pronunciamientos de más de 160 países y organismos
especializados del sistema de las Naciones Unidas, ilustra con
abundantes datos la persistencia de esta política criminal y sus
efectos directos sobre la población y la economía cubanas.
El daño económico directo ocasionado al pueblo cubano por la
aplicación del bloqueo supera ya los 975 mil millones de dólares,
calculado al depreciado valor del dólar frente al oro.
La Convención contra el Genocidio de 1948, en su artículo 2
inciso b tipifica como acto de genocidio y cito "la lesión grave a
la integridad física o mental de los miembros del grupo" y en su
inciso c, y cito "el sometimiento intencional del grupo a
condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción
física, total o parcial".
Los objetivos del bloqueo han sido, según el memorando del
Gobierno de los Estados Unidos del 6 de abril de 1960 "provocar el
desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la
penuria [...] debilitar la vida económica de Cuba negándole dinero y
suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales,
provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno".
Estados Unidos nunca ha ocultado que su objetivo es derrocar al
gobierno revolucionario y destruir el orden constitucional que el
pueblo soberanamente defiende, lo que el expresidente George W. Bush
llamó "cambio de régimen" y que ahora alcanza nuevas dimensiones.
Señor Presidente:
A pesar de la falsa imagen de flexibilidad que pretende trasladar
el actual gobierno de los Estados Unidos, el bloqueo y las sanciones
permanecen intactos, en completa aplicación y se ha acentuado en los
años más recientes su carácter extraterritorial. Como rasgo
distintivo del período del presidente Obama, se refuerza la
persecución a las transacciones financieras cubanas en todo el
mundo, sin respeto a las leyes de terceros países ni a la oposición
de sus gobiernos.
Cuba continúa sin poder exportar e importar libremente productos
y servicios de tipo alguno hacia o desde los Estados Unidos. No
puede utilizar el dólar norteamericano en sus transacciones,
incluidos los pagos a la Organización de las Naciones Unidas y otros
organismos internacionales. Tampoco puede tener cuentas en esa
moneda en bancos de terceros países o acceso a créditos de bancos en
Estados Unidos, de sus filiales en terceros países y de
instituciones internacionales como el Banco Mundial o el Banco
Interamericano de Desarrollo.
La prohibición de comerciar con subsidiarias de empresas
estadounidenses en terceros países permanece inalterable. Los
empresarios de otras naciones interesados en invertir en mi país
continúan siendo sancionados, amenazados o incluidos en listas
negras.
Los organismos internacionales, los programas y agencias del
sistema de la ONU no escapan a esta política, al obstaculizar el
gobierno de los Estados Unidos la cooperación que estas entidades
prestan a Cuba, incluida la destinada a áreas de sensibilidad
extrema.
La incautación, en enero de 2011, de 4 millones 207 mil dólares
del financiamiento del Fondo Mundial de Lucha Contra el SIDA, la
Tuberculosis y la Malaria, para la ejecución de proyectos de
cooperación con Cuba destinados a combatir el síndrome de la
inmunodeficiencia adquirida (SIDA) y la tuberculosis, así lo
demuestra.
Como resultado de la denuncia de Cuba, el Departamento del Tesoro
estadounidense emitió una licencia general en mayo de este año para
liberar dichos fondos, la cual vencerá el 30 de junio de 2015. Pero,
el hecho mismo de que los recursos de esta organización humanitaria
requieran, para llegar a Cuba, de una licencia del gobierno de los
Estados Unidos muestra, además del designio de utilizar a estos
programas tan sensibles como rehenes de su política de agresión
contra mi país, un flagrante irrespeto a las Naciones Unidas y a las
instituciones que la integran.
Varios proyectos de cooperación ejecutados por el Organismo
Internacional de Energía Atómica también han sido víctimas del
bloqueo.
En medio de la supuesta flexibilización para que viajen a Cuba
algunos grupos de norteamericanos, en fecha muy reciente el
Departamento del Tesoro denegó también licencias de viajes a Cuba a
dos importantes organizaciones no gubernamentales estadounidenses
que durante varios años han cooperado con instituciones cubanas en
la esfera de la salud. Esta decisión podría impedir que lleguen a su
destino donaciones de medicamentos a los que nuestro país no tiene
acceso producto del bloqueo.
La verdad es que la libertad de viajar de los norteamericanos
sigue cercenada y que Cuba sigue siendo el único destino prohibido.
Señor Presidente:
En repetidas oportunidades los representantes de los Estados
Unidos han señalado aquí que el tema que hoy discutimos es una
cuestión bilateral y que, por tanto, no debe ser tratada en este
foro. Probablemente repitan hoy este falaz argumento.
Los hechos demuestran su inconsistencia. Ciudadanos y compañías
de numerosos Estados miembros aquí representados han sido objeto de
sanciones por establecer relaciones económicas con Cuba.
¿Qué son, si no, muestra de la extraterritorialidad de dicha
política, las multas impuestas el 18 de agosto de 2011 a la
subsidiaria de la empresa naviera y de transporte francesa CMA CGM
por ofrecer servicios de contenedores a Cuba? ¿Cómo pudieran
calificarse las exigencias de la sucursal europea PayPal, empresa
encargada de facilitar las transacciones electrónicas por Internet,
a la firma alemana Rum Co para que sacara de su página web el ron y
el tabaco cubanos?
Los ejemplos sobre la extraterritorialidad, como se aprecia en la
respuesta de Cuba contenida en el mencionado informe del Secretario
General, son innumerables.
Señor Presidente:
Las declaraciones más recientes sobre Cuba del Presidente Obama
han dejado anonadados a no pocos observadores, pero no nos
sorprenden. Al ofrecimiento del gobierno de Cuba de establecer un
diálogo sobre todos los temas de interés de la agenda bilateral, la
respuesta del Presidente Obama ha sido, nuevamente, el rechazo
solapado, bajo argumentos absurdos y condicionamientos inaceptables
que nunca han funcionado. Su postura es vieja, repetitiva, anclada
al pasado, es como si, en vez del Presidente elegido para el cambio,
hablaran sus predecesores, incluso republicanos. Parecería
desinformado, desconocedor totalmente de lo que hoy sucede en
nuestro país, de nuestra historia y cultura.
Cuba hizo el gran cambio en 1959. Al precio de 20 mil vidas,
barrió a la dictadura de Batista, el hombre fuerte de los Estados
Unidos. Después ha seguido cambiando cada día y debido a su
capacidad de permanente renovación es que ha resistido. Otros no
resistieron porque no cambiaron y se anquilosaron o porque se
desviaron. Ahora, Cuba cambia y cambiará resueltamente todo lo que
deba ser cambiado dentro de la Revolución y dentro del socialismo.
Más Revolución y mejor socialismo.
Lo que no ha cambiado durante 50 años, Mr. President, es el
bloqueo y la política de hostilidad y agresión de Estados Unidos, a
pesar de que no han funcionado, ni van a funcionar.
Pero lo que el gobierno de Estados Unidos quiere que cambie, no
va a cambiar. El gobierno de Cuba seguirá siendo "el gobierno del
pueblo, por el pueblo y para el pueblo". Nuestras elecciones no
serán subastas. No habrá campañas electorales de 4 mil millones de
dólares ni un Parlamento con un 13% de apoyo de los electores. No
tendremos élites políticas corruptas separadas de la gente.
Continuaremos siendo una democracia verdadera y no una plutocracia.
Defenderemos el derecho a la información veraz y objetiva.
Seguiremos conquistando "toda la justicia". Protegeremos la
igualdad de oportunidades de cada niño y no abandonaremos a nadie.
No renunciaremos a nuestras políticas sociales. La salud y la
educación seguirán siendo universales y gratuitas. Aseguraremos el
derecho al trabajo y a la jubilación digna y la seguridad social.
Seguirá habiendo salario igual a trabajo igual. Protegeremos a la
maternidad y a la discapacidad. El ser humano seguirá siendo lo
primero y más importante. Defenderemos nuestra cultura.
Continuaremos creyendo en los valores humanos. Será garantizado el
ejercicio de los derechos humanos a todos los cubanos.
La economía tendrá que ser eficiente pero seguirá al servicio del
hombre. La vida de la gente es y será más importante que los datos
macroeconómicos. Las políticas económicas continuarán siendo
consultadas al pueblo. Las consecuencias de la crisis económica
global se compartirán entre todos. Seguiremos redistribuyendo la
riqueza para que no haya ricos ni pobres. No admitiremos la
corrupción, la especulación, ni quitaremos el dinero a los
trabajadores para salvar bancos. Continuaremos buscando la
participación en nuestra economía de compañías extranjeras sin
exclusión alguna.
Señor Presidente:
Bastaría revisar lo recientemente divulgado por Wikileaks sobre
el trabajo del Departamento de Estado y las Embajadas
estadounidenses en todos los países, orientado a entorpecer las
relaciones políticas, diplomáticas, económicas, comerciales y de
cooperación con Cuba. Resultan vergonzosas por su contenido, las
informaciones que revelan la preocupación, interés y persecución a
la humanitaria labor de las brigadas médicas de Cuba que prestan su
noble y desinteresado servicio a millones de personas en decenas de
pueblos hermanos.
Los vínculos familiares y el limitado intercambio cultural,
académico y científico que existen entre Estados Unidos y Cuba,
demuestran hoy cuán positiva sería la expansión de estos vínculos
para beneficio de ambos pueblos, sin las trabas y condicionamientos
impuestos por Washington. La propuesta de Cuba para avanzar hacia la
normalización de las relaciones y expandir la cooperación bilateral
en diversas esferas sigue en pie. Estaría igual en el interés común
la solución recíproca de asuntos humanitarios pendientes.
¿Por qué el gobierno del presidente Obama mejor no se ocupa de
los problemas de los Estados Unidos y nos deja a los cubanos
resolver en paz y tranquilos los nuestros?
Uno de los Cinco luchadores antiterroristas cubanos acaba de
cumplir, hasta el último minuto, los 13 años de su injusta condena,
pero se le impide ahora regresar a Cuba a unirse con su familia,
mientras los otros cuatro permanecen bajo cruel e injusta prisión
política. La burda corrupción del proceso legal y la conducta ilegal
del gobierno, en relación con este, es ampliamente conocida y ha
sido bien documentada. ¿Por qué no los liberan en un acto de
justicia o, al menos, humanitario?
Señor Presidente:
Debo trasmitir la profunda gratitud del pueblo de Cuba a todos
los países que durante 20 años han expresado con su voz y su voto la
necesidad de poner fin a las sanciones unilaterales más injustas,
prolongadas y abarcadoras de la historia, que tanto han afectado a
millones de cubanos.
En nombre de Guillermo Domínguez Díaz (16 años), de Ivis Palacio
Terry (18), de Randy Barroso Torres (17) y de Adrián Izquierdo
Cabrera (12), que han sufrido cirugías conservadoras y pasado meses
enyesados en sus camas por no disponer de prótesis extensibles
pediátricas, las cuales se producen en los Estados Unidos o bajo sus
patentes, y en nombre de María Amelia Alonso Valdés (2), Damián
Hernández Valdés (4) y Dayán Romayena Lorente (12), quienes padecen
de tumores del sistema nervioso central y necesitan tratamiento con
Temodal que es norteamericano y está protegido por su patente;
En nombre de mi pueblo abnegado, generoso, optimista y heroico, y
para bien de la comunidad de naciones y del "equilibrio del mundo",
les solicito apoyar el proyecto de resolución L.4 titulado:
"Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero
impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba".
Muchas gracias.
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