Un sondeo, publicado este miércoles por
Reuters e Ipsos, revela que el 73% de los estadounidenses cree que su
país eligió un camino equivocado, mientras que casi la mitad opina que
lo peor aún está aún por llegar, cifra que ha aumentado un 13% con
relación al 2010, siendo el desempleo de 9,1% una de las principales
causas del descontento ciudadano.
En medio de esta situación nada
agradable, el presidente Barack Obama ha salido, en un encuentro con
periodistas hispanos, a dar consejos a Cuba. “No hemos visto que Cuba
reconozca lo que está pasando alrededor del mundo: un movimiento
continuo por libertad y respeto por los derechos humanos”, ha dicho el presidente del cambio, repitiendo el gastado discurso de George W. Bush.
Sin embargo, de España a Chile, los jóvenes enfrentan a la policía enarbolando los versos de ese poeta de la Revolución cubana que es Silvio Rodríguez. Y no se trata de dos lugares ajenos: Chile es el país mostrado como modelo para la región por la administración Obama; y España, el interlocutor europeo de la política norteamericana hacia América Latina.
En otro país aliado de Estados Unidos, Gran Bretaña, ante la ira de los barrios pobres,
el primer ministro David Cameron amenaza con sacar el ejército a la
calle, y en una decisión que sólo agravará las cosas, compensará a los
empresarios afectados mientras pretende retirar las prestaciones
sociales a los más de 1000 detenidos por participar en los disturbios.
Pero es en Cuba donde, según Obama, hay un “sistema opresivo”.
La aparente causa del nuevo ataque de
Obama contra Cuba es la ratificación por el Tribunal Supremo de la Isla
de la condena a 15 años de privación de libertad al “contratista” de la
agencia gubernamental norteamericana USAID, Alan Gross.
Gross fue detenido mientras organizaba redes clandestinas para su
utilización en acciones de desestabilización social promovidas desde la
representación diplomática de EE.UU. en La Habana, como el “levantamiento” planificado por esa oficina en agosto de 2006, involucrando ciudadanos cubanos a su servicio.
Pero es en el territorio de su aliado británico donde se ha desatado una verdadera cacería -incluyendo niños y adolescentes- contra quienes presuntamente han utilizado las redes sociales en Internet para participar en las protestas, y el mismo Cameron ha planteado:
“Estamos trabajando con la Policía, los servicios de Inteligencia y el
sector (de la comunicación) para evaluar si es correcto impedir que se
utilice comunicación vía estos sitios web y otros servicios, si se
tiene conocimiento que están planeando violencia, disturbios y
criminalidad”, indicando que esos hechos “fueron coordinados a través
del Internet y teléfonos celulares”.
No hay que preguntar al presidente
norteamericano para saber que los sucesos de Inglaterra no desatarán
“intervenciones humanitarias”, ni convocatorias urgentes a reuniones del
Consejo de Seguridad de la ONU, pero si apareciera un solo diplomático
extranjero detrás de los usuarios de Internet detenidos en Londres,
difícilmente se salvaría su país de convertirse en un nuevo blanco de
los misiles de EE.UU. y la Gran Bretaña. (Publicado en CubAhora)
No hay comentarios:
Publicar un comentario