Por Lázaro Fariñas. Periodista cubano residente en Miami.
Miami ha comenzado el 2011, política, social y criminalmente convulsionada. No termina un suceso y ya está empezando el otro. Existe por estos días, una dinámica casi imparable de noticias interesantes. Ya hay fecha para un referendo revocatorio. Tanto el alcalde del condado, Carlos Álvarez, como la comisionada Natacha Millán, tienen sus puestos al disparo de las urnas.
Habrá una votación formal para ver si mantienen sus posiciones o si se van a sus casas a sembrar maticas.
Un grupo de ciudadanos recogieron las suficientes firmas de votantes para poder realizar una elección especial, cuya única pregunta será si ambos funcionarios se quedan en sus puestos o no. El alcalde Álvarez, de origen cubano, fue jefe de la policía del condado antes de llegar a la alcaldía. Ya allí, se rodeó de un equipo entre los cuales estaba el reconocido batistiano Roberto Martín Pérez y el batistiano de nueva cepa Luis Conte Agüero, ambos bien conocidos por los cubanos de la tercera edad, tanto en la Isla, como en Miami.
Al alcalde se le ocurrió, hace unos meses, desoyendo los gritos de los ciudadanos, la brillante idea de presentar un presupuesto ante la comisión para que fuera aprobado por la misma, en la que había un sustancial aumento del impuesto sobre la propiedad.
El presupuesto fue aprobado por la mayoría de los comisionados, entre ellos por la señora Millán, también de origen cubano. Como era de esperar, hubo un malestar general de la ciudadanía que se quejaba de que, en medio de esta crisis económica por la que estamos atravesando, con casi un 13 por ciento de desempleados, se adoptara una medida tan abusiva.
Varias agrupaciones populares se dedicaron a la tarea de buscar las firmas y ya se convocó el referendo.
Por la opinión que hay en la calle, es muy difícil que ambos funcionarios no sean puestos, próximamente, de patitas en la calle.
Por otra parte, en la ciudad de Miami hay otro jaleo diferente. Aquí la bronca no es entre el pueblo y algún funcionario, esta es entre el jefe de la policía de la ciudad y el alcalde, ambos también de origen cubano.
Como en las peores cuarterías, se han caído a ofensas ambos funcionarios. El alcalde acusa al jefe de la policía de ser un incompetente y este a la vez acusa al alcalde de interferir en investigaciones de la policía.
Para complicar más las cosas, uno de los comisionados, el único de la raza negra, acusa al jefe de permitir una serie de asesinatos en los barrios negros. En los últimos meses, seis ciudadanos de esa raza han sido abatidos por la policía. Claro que el historial de los caídos no tenía mucho que celebrar, todos eran delincuentes comunes. El comisionado insultó al jefe en plena sesión de la comisión y pidió públicamente su inmediata destitución. Un verdadero jolgorio, digno de la República Bananera en que se ha convertido la ciudad de Miami.
La fiscal estatal, Katherine Fernández Rundle, también de origen cubano, llevaba, junto a la policía del Condado de Miami-Dade, una investigación criminal contra el recién electo representante a la Cámara de Representantes, el ya antes citado por mí en anteriores comentarios, David Rivera, por dinero recibido por este y no declarado, y por repartición entre amigos de fondos de campaña. Pues bien, hace unos días la señora Fiscal retiró de la investigación a los fiscales que había designado para la investigación y dejó el caso en manos de la policía estatal y condal.
Sin muchas explicaciones, los funcionarios de la fiscalía, expertos en casos de corrupción administrativa, fueron retirados de una investigación en curso y los designaron a otras funciones. ¿Qué les parece? Habría que preguntarse por qué la Sra. Fernández adoptó tan rara disposición. ¿Presión política? ¿Lavarse las manos ante tan delicada investigación?
También ha comenzado un absurdo juicio en las cortes de Miami, donde las dos familias del ex presidente venezolano Carlos Andrés Pérez se disputan el lugar donde irán a parar los restos mortales del ex mandatario, si en Miami o si en Venezuela. Mientras, el cadáver del ex presidente descansa en una funeraria local en espera de la resolución judicial. Triste espectáculo brindan ambas familias.
Todo esto, sin contar que, en el Miami cubano, la comidilla es el juicio que por mentiroso, no por terrorista, se está llevando a cabo en Texas contra Luis Posada Carriles, más conocido por el Bambi. Pero bueno, ese es tema para un comentario especial.
Como pueden ver los lectores, no salimos de una para entrar en la otra. Como siempre, Miami está que arde.
Tomado de Juventud Rebelde
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