Editado desde la ciudad de Bayamo, Cuba, por el periodista David Rodríguez Rodríguez.
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jueves, 4 de noviembre de 2010
EL CABLE SUBMARINO, DESAFÍO EN FAVOR DE LA INTEGRACIÓN
Conectar por vía submarina a Cuba y Venezuela va más allá de la colocación de dos pares de fibras ópticas que surquen las arenas de La Guaira, circunnaveguen el arco de las Antillas, calen en las costas santiagueras y se sumerjan en la Fosa de Bartlett, a más de 6 000 metros de profundidad.
Este es un proyecto integrador, tanto por la especialización que requiere, como por los elementos políticos y estratégicos que confluyen en él: las aguas territoriales, el bloqueo y la necesidad de quebrantar la histórica dependencia de ambos países en la esfera de las telecomunicaciones.
MULTIPLICANDO RECURSOS Y VOLUNTADES
Recientemente, el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, supervisó las obras que aseguran la instalación del cable en Santiago de Cuba.
Al concluir su recorrido se interesó por los estudios que atenúan las vulnerabilidades y recomiendan cómo preservar el par de fibras ópticas del anclaje de las embarcaciones, las labores pesqueras y otras actividades náuticas en zonas costeras o próximas al litoral.
A juicio del también miembro del Buró Político, este proyecto revolucionará las telecomunicaciones y favorecerá la independencia del sector informático latinoamericano. Su beneficio no será exclusivo para Cuba, sino para las islas del Caribe oriental y Centroamérica, pues incrementará el ancho de banda y será una alternativa eficaz a las conexiones satelitales, mucho más caras y débiles.
El Ministro de la Informática y las Comunicaciones aseguró que esta obra reforzará la integración, ampliará el intercambio social y contribuirá a cambiar el curso de las comunicaciones en la región.
La entrada en funcionamiento del cable multiplicará hasta 3 000 veces las velocidades de transmisión de datos, imágenes y voz de que dispone hoy en día Cuba para su tráfico en Internet. A un costo de más de 70 millones de dólares, dispondrá de 1 602 kilómetros de largo y contará con 640 gigabytes de capacidad para el enlace con el exterior.
Las fibras se colocarán —casi en su totalidad— en aguas internacionales, cumplirán las normas de rigor y respetarán las fronteras y jurisdicciones de las naciones de la región.
"Dicha cubierta también lo protegerá de posibles ataques de animales marinos, que atraídos por los campos electromagnéticos han provocado serias averías en otras latitudes.
"De igual forma terminó la fabricación de las terminales ópticas, los dispositivos de alimentación electrónica y otros equipos submarinos y periféricos a instalar en los registros de playa y las estaciones terrenas de Venezuela, Cuba y Jamaica.
"En la segunda quincena de noviembre armaremos y probaremos el cable con sus 14 repetidores, los cuales se ubicarán a una distancia de 80 kilómetros cada uno para que su funcionamiento esté plenamente asegurado. Este es un proceso que primero se hace en tierra y luego se confirma en el mar.
"El 25 de enero del 2011 comenzará la tirada del cable desde Venezuela. No lo hacemos antes para evitar los contratiempos que habitualmente genera la temporada ciclónica. Se prevé llegue a Cuba el 15 de febrero; una semana después saldrá desde Aguadores rumbo a Ocho Ríos, en Jamaica.
"Al concluir esa etapa empezará la fase de puesta en marcha, para que el cable submarino entre en operaciones a inicios del segundo semestre del próximo año."
Waldo Reboredo, vicepresidente de Telecomunicaciones Gran Caribe, la empresa cubano-venezolana que operará el cable, declaró en exclusiva a Granma que la inversión avanza y se cumplen los cronogramas en todos los frentes de trabajo.
"Favorablemente concluyó el sondeo de los fondos marinos, desde la zona de Camurí, cercana al puerto de La Guaira, en el estado venezolano de Vargas, hasta la playa de Siboney, en la provincia de Santiago de Cuba. También en la bifurcación prevista entre Aguadores y Ocho Ríos, en la costa norte de Jamaica.
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