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miércoles, 28 de abril de 2010

ENRIQUE UBIETA: ""LAS DAMAS DE BLANCO SON UN MONTAJE ESCENOGRÁFICO""

El pasado martes, dos días después de la multitudinaria marcha que recorrió el centro de Compostela para denunciar la “farsa informativa contra Cuba”, Enrique Ubieta visitaba la capital gallega. El escritor y periodista cubano, responsable de la publicación La calle del medio y ex-director de la Cinemateca Cubana, ofreció una conferencia y se reunió con varias asociaciones del país. El objetivo: dar a conocer la realidad de la isla más allá de la imagen que ofrecen los medios europeos, especialmente los españoles, y sobre todo tras la muerte de Orlando Zapata, la enésima huelga de hambre de Guillermo Fariñas y las frecuentes manifestaciones de las Damas de Blanco.

Vieiros: Guillermo Fariñas: ¿va a morir, podría morir, no le importaría morir?

Enrique Ubieta: La presencia mediática de Fariñas en la gran prensa del mundo, el realce de su figura de premártir -que él asume, algo insólito en un héroe de verdad- lo que provoca es su estimulación, le incita a morir. Yo no puedo interpretar lo que él piensa. El peligro es que podría morir incluso en contra de su voluntad, porque en el organismo humano hay un punto de no retorno que no es capaz de determinar ni el propio huelguista. Por otra parte, hace falta preguntarse con que capacidad física una persona que lleva más de 50 días en huelga de hambre puede estar hablando todos los días en los medios. Podría no ser tan estricta. Pero lo principal en este tema es que puede ocurrir un accidente, porque está siendo alentado y la propia prensa le hace difícil retractarse.

Pero los médicos intentarían evitarlo …
Desde el punto de vista ético, la Convención de Malta establece que no se puede alimentar por la fuerza a una persona que se niega a hacerlo por voluntad propia. Fariñas ha permitido ser alimentado en el hospital por vía parenteral, pero sólo la vía oral garantiza que un ser humano sobreviva.

¿Qué podría pasar a nivel político si muere?
A nivel interno absolutamente nada. Esto puede sonar insensible, pero en el momento en que salí de Cuba, mientras él estaba en el hospital de Santa Clara, todo el pueblo de la ciudad estaba en la final del Campeonato Nacional de Pelota (béisbol) y en La Habana había 200 mil personas bailando en el concierto de Calle 13. Eso es lo que estaba pasando en Cuba, no lo que la prensa internacional muestra.

Con respecto a lo que muestran los medios, las Damas de Blanco ocupan portadas y telediarios con titulares donde se denuncia el acoso que están sufriendo por parte de la Policía cubana …

Las Damas de Blanco son un montaje escenográfico. La derecha ha aprendido a tomar fórmulas de expresión de la izquierda como las Madres de la Plaza de Mayo, auténticas luchadoras por la memoria de sus hijos y nietos, torturados, asesinados, … En Cuba no hay ni torturados ni asesinados. Las personas que están encarceladas fueron juzgadas por tribunales según leyes. Toman mujeres de personas que trabajaron para subvertir el orden constitucional -cosa que también castiga el código penitenciario español-, las visten de blanco -un color asociado con la paz y la pureza-, les colocan un gladiolo y las llevan a la iglesia católica que es un escenario perfecto para que las vean en Europa. Ya cuando las tienen preparadas, dicen: “cámaras, ¡acción!” y ahí está la CNN, la TVE … Ustedes lo que están viendo es una película de ficción que tiene en la acera de enfrente, fuera de pantalla, a los diplomáticos europeos y estadounidenses, que son en definitiva los que pagan, los productores de la película.

¿Y la llamada oposición cubana?

Son personas que no han salido de ningún sindicato ni de ningún grupo. Nunca han sido líderes de nadie, ni tienen contacto ni están enraizados en la población. Por lo tanto, no representan a ningún sector. Son individualidades que se reunen en las embajadas extranjeras. Además, financiados con fondos declarados del gobierno de Obama, 200 millones de dólares. Opositores son otros; mis vecinos y yo nos pasamos la vida discutiendo de política, pero eso es otra cosa, no los que están pagados para subvertir el orden constitucional en Cuba.

La izquierda europea vive en el eterno debate moral entre apoyar o condenar al sistema cubano …

Si la izquierda acepta como buena la definición de ‘democracia’, de ‘derechos humanos’, de ‘libertad’ que ha redactado la derecha, su margen de comprensión y de posicionamiento en el mundo es nula. Esa es una izquierda que ha sido prefabricada por la derecha. Yo no sé como es posible que alguien que se va a ubicar en la izquierda acepte como forma de conducta el canon que la derecha ha establecido de como debe ser un izquierdista político correcto. Con el tiempo, un izquierdista político correcto es una pieza más del propio sistema capitalista y no va a producir ningún cambio real.

“Cuba es una dictadura”, argumentan. ¿Lo es?

En Cuba no existe una dictadura. Existe una democracia que no es igual que la que existe en el Estado español, pero que en muchos aspectos es más auténticamente democrática. En el Estado español existe la ilusión de libertad, la ilusión de pluralidad que hace que los medios de prensa se multipliquen, con aparentes políticas editoriales diferentes que en esencia son la misma. Si tú lees El País, el ABC, El Mundo, puedes apreciar que en los problemas fundamentales -no en los periféricos del sistema- tienen la misma política editorial. Son puntualmente de derechas y están marcando pautas de derechas. La libertad de expresión es un proceso de ilusionismo.

Pero lo cierto es que en Cuba sólo hay un partido político …

Aquí hay un sistema bipartidista PSOE-PP. Son parte del propio sistema. Son diferentes maneras de entender como hacer eficiente ese sistema y representar a algunos intereses diferentes dentro de la ‘pluralidad’, entre comillas, de ese sistema. La única vez que en el Estado español se produjo un accidente de esa democracia, con la República, rápidamente surgió el fascismo. La alternancia en el poder entre PP y PSOE es ilusoria; es de personas y de métodos para reproducir el sistema capitalista, no para alterarlo.

Hay mucha confusión alrededor del sistema electoral cubano. ¿Cómo elige el pueblo a sus representantes?

Acaba de volver a empezar hace unos días todo el proceso electoral. Primero, se eligen delegados a nivel de barrio, de manera directa y a mano alzada. La gente conoce a los vecinos y propone a los que considera más capaces para representar sus demandas. Los delegados elegidos constituyen la Asamblea Municipal. De ahí salen más del 50% de las propuestas a diputados y delegados de los consejos provinciales, que escoge la población por la vía del voto directo y secreto. Por lo tanto, más de la mitad de los diputados de la Asamblea Nacional -que es la que elige finalmente al presidente del país- son gente salida de los barrios. El porcentaje restante son propuestas de sindicatos, de federaciones, de instituciones.

¿Un sistema, mejor o peor que el nuestro?

Es un sistema. Que no es perfecto. Pero es un sistema que no juega a que gane quien más dinero tiene, quien es más guapo o simpático, que no mira si una persona se divorció hace tres meses o tiene un amante. Se trata de que al gobierno lleguen las personas más capaces. Yo personalmente creo que, aunque mejorable, el cubano es mejor. Es algo que podemos discutir. Lo que no se me puede decir es que en Cuba no hay un sistema democrático.

En los últimos días, dos conocidos artistas, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, tradicionalmente defensores de la Revolución, reclamaron “cambios”. También Raúl Castro en su día anunció “cambios”. ¿Se están dando esos cambios?

El país siempre ha estado cambiando. La Cuba de 1970 no se parece en nada a la de 1990, ni a la actual. Este hincapié que hacen los medios en los cambios con respecto a años anteriores tiene que ver con el interés de la derecha en que Cuba cambie. Pero que cambie para convertirse en un país capitalista, en un país pobre del Tercer Mundo subordinado a los intereses del gran capital. Eso es algo que no tiene en mente ningún cubano. Incluso Pablo dijo que se estaba refiriendo a los cambios anunciados por Raúl Castro. Y a Silvio Rodríguez le manipularon su entrevista. En un discurso totalmente a favor de la Revolución entresacaron la palabra “cambio” para oponerlo al proceso, cuando en realidad es algo que los cubanos hablamos a todas horas.

¿En qué consisten esos cambios?

El principal objetivo es hacer que la economía sea más eficiente, hacer que la gente sepa lo que cuesta todo aquello que recibe por parte del Estado. Que el que no trabaje ‘pase hambre’, entre comillas, para que aprenda a valorar los beneficios que tiene. Hay un proceso en el que necesariamente se tendrá que revertir la pirámide invertida heredada del período especial, los años más duros, donde la gente, según la frase del marxismo, ofrezca lo que su capacidad le permita y reciba un equivalente de lo que aporta. Y desde el punto de vista social, hacer una mejor utilización del sistema democrático cubano para que la gente pueda tener más participación en la vida del país.

¿La campaña mediática de “desprestigio” que ustedes denuncian cree que va más allá de Cuba? ¿Preocupa más, hoy por hoy, Chávez que la propia Revolución Cubana?

No. Yo creo que preocupan las dos cosas. Cuba es el escudo moral de América Latina. Todo lo sucedido en América Latina en los últimos años es gracias a Cuba, que fue capaz de resistir 50 años de acoso. Porque está ahí, porque es un camino alternativo visible que no ha fracasado a pesar del bloqueo económico y de todas las dificultades. Un país que ha elevado la esperanza de vida a los 77 años, que tiene niveles de mortandad infantil y materna del Primer Mundo. Que tiene más médicos -en cifras netas, no comparativas- que Gran Bretaña. Con un millón de universitarios, sin analfabetismo, cuando por ejemplo en Sevilla, en el Primer Mundo, la mitad de la población no tiene título de bachillerato y hay 37 mil personas que no saben leer y escribir … Un país del Tercer Mundo bloqueado que ha conseguido todas esas cosas no es un país fracasado. Eso es muy importante para América Latina. Sin el referente de Cuba el proceso revolucionario sería diferente. La ausencia de Cuba sería un golpe durísimo no solo para la izquierda en América Latina, sino en todo el mundo.

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