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viernes, 5 de marzo de 2010

¿POR QUÉ LINCOLN DÍAZ-BALART ES UN INTOCABLE?

¿Por qué un político egocéntrico como Lincoln Díaz-Balart abandona un escaño potencialmente poderoso en el Congreso de EE.UU.? Dice que dedicará tiempo a una organización que su padre creó hace medio siglo, conocida como La Rosa Blanca. También tiene planes de regresar a ejercer la abogacía -algo que no ha hecho durante 25 años.


Cuando Díaz-Balart anunció el 11 de febrero su retiro del Congreso, pensé que la razón que había dado a los medios era débil, especialmente si proviene de un hombre abiertamente ambicioso, de solo 55 años, y que parece saludable. ¿Seré yo la única persona que pensó que era muy extraño que Díaz-Balart acababa de librar la batalla electoral más dura de su vida, la cual ganó abiertamente, y que luego haya decidido renunciar antes de terminar su período? Los reporteros aquí en Miami dejaron de buscar las posibles razones, que es lo que se supone deben hacer.

No escribo esto como alguien que rechaza a Díaz-Balart, que sí hago. Escribo esto porque insisto en que sus antecedentes y ciertos artículos que han aparecido con regularidad en los medios puertorriqueños desde 2008 merecen al menos un poco de búsqueda de un reportero investigativo.

En su lugar, hasta la fecha los reporteros y columnistas de Miami han colmado de elogios a Díaz-Balart. Otros reportaron su anuncio de retiro y luego sencillamente abandonaron el tema. Esto me parece sorprendente. Lo único que Lincoln puede reclamar como un logro (o un no logro), en su carrera de casi 30 años a niveles estadual y federal, puede que resulte ser su continua e incluso maníaca batalla perdida contra el gobierno cubano.

En 2008 escribí que, en mi opinión, Lincoln Díaz-Balart es sucio. Mencione una vieja historia de cuando él quiso recibir $100 000 dólares de dinero de buena fe de manos de un cliente mío de bienes raíces. Como es de suponer, nunca podré probar que lo que él propuso estaba en vías de ser ilegal. Solo quisiera que ustedes hubieran estado allí y hubieran visto las caras de mis clientes después de su pequeña conversación con Lincoln y Mario Díaz-Balart. Si ustedes hubieran estado allí lo comprenderían.

Recientemente leí unos reportajes en un periódico puertorriqueño, Primera Hora, escrito por una reportera, Rosita Marrero, que parece indicar que el FBI puede que tenga información que vincula a Lincoln Díaz-Balarty también al retirado Senador Mel Martínez en donaciones ilegales de manos de Jorge De Castro Font, un político puertorriqueño condenado por corrupción. Actualmente De Castro Font esta encausado por el gobierno federal y cooperando como testigo. Por supuesto, puede que todo sea coincidencia o simplemente una historia inventada por De Castro Font. Pero ¿no les hace a ustedes parar la oreja enterarse de que el primer cubano de nacimiento en el Senado de EE.UU., Mel Martínez, haya abandonado uno de los puestos más poderosos de la política en el mundo antes de terminar su primer período? Y en cuanto a Díaz-Balart, no me puedo creer que renuncie a su escaño (¿por una rosa blanca?).

Durante años Lincoln Díaz-Balart ha sido tratado por The Miami Herald como una virgen de 14 años. Ha sido un intocable. Fue necesario que una publicación local especializada, The Daily Business Journal, que llega a un pequeño segmento de los residentes del Sur de la Florida, nos informara de que Díaz-Balart había sido declarado culpable de aceptar contribuciones ilegales de campaña. The Miami Herald prácticamente ignoró la noticia. Luego en 2008, las aseveraciones de De Castro pasaron a primer plano. The Miami Herald publicó una pequeña noticia enterrada en la Sección Local del periódico. Fue una sola vez y nunca supimos más de eso.

Dos ambiciosos políticos cubano-americanos en la cima de su poder súbitamente se retiran. Sus razones son demasiado ligeras. ¿No es hora ya de que un periódico o medio noticioso tenga el valor y un presupuesto sustancial para investigar el tema? Realmente, creo que es lo menos que se merecen los miamenses.

Y yo les prometo que si después de una investigación completa Lincoln Díaz-Balart resulta estar tan limpio como una rosa blanca besada por una gota de rocío matinal… entonces demostraré mi arrepentimiento y escribiré una dura columna en la que admita que me equivoqué. Algo me dice que no voy a tener que hacerlo.

Autor: Álvaro F. Fernández


Progreso Semanal

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