Desde La Loma de los Gatos, leo Las Mentiras del Rey Arturo, quien, además de llevar en sus manos El Anillo de la Condesa, pronuncia Las Palabras del Otro, que afirman: Las Cigüeñas no Vienen de Paris y que sí esperan El Regreso del Guerrero.
En sus Papeles Nevados plasma el poeta encumbradas y sencillas metáforas, recorriendo su propia piel, buscando en ella motivaciones repetidas en los semejantes que lo rodean, y que le ofrecen las musas que pueblan su inmenso bosque intelectual.
No es de los que anda por las ramas de los árboles, sabe de la debilidad de éstas, por eso se aferra al tronco, Padre de todas las fuerzas, espirituales y del pensamiento.
En sus ojos guarda la imagen del viejo pescador que conoció en el litoral, haciendo realidad la máxima: Todo el Mar es Mío, y esa expresión es muy cierta, pues con él cabalga el salitre que en su ciudad natal pulula.
Manzanillero, santiaguero, bayamés, muy cubano, su poesía navega en el Golfo, en el arroyo, y vuela en los colores patrios del Tocororo, dueño de la Palma Real.
Del amor que ha forjado han surgido sus más hermosas poesías, que crecen inevitablemente en el seno familiar, compartiendo con la flor de su vida, el fruto de esa unión.
Nuestro idioma, tan bello y original, quizás guarde las palabras que mejor pueden fotografiar su alma, pero estas son las mías, sería muy difícil hablar de Luis Carlos Suárez, algo así Como el Cuento de Nunca Acabar.
Autor: David Rodríguez Rodríguez
NOTA: En este homenaje que dedico a Luis Carlos Suárez, me he valido, esencialmente, de los títulos de sus libros, para armar el texto que está mas arriba
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