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miércoles, 14 de mayo de 2008

BAYAMO, SU RÍO Y LA GENTE

Siempre me he sentido atraído por el río de Bayamo. Desde niño he estado cerca de sus orillas. Bueno, nací a solo unos metros de él, y en el desarrollo de mi existencia, ha estado de manera permanente muy cerca de mi, por muchas razones, fuertes e ineludibles.

Fuertes, porque para un ser humano mediterráneo, como yo, no queda otra alternativa que el río, e ineludible porque forma parte de mi propia historia, nacida con el diario contacto con esa vía fluvial, propiciada por mi padre, amante de la pesca y quien se bañaba de manera constante en él.

Recuerdo que todas las tardes, al salir de su trabajo, había que llevarle a la casa de mi abuela, la ropa interior que utilizaría luego del baño. Él, mi padre, trabajaba en una fábrica de tabacos muy famosa en la ciudad y que tenía un reconocido nombre. Laboraba ocho horas diarias y salía de allí, quizás con el cansancio necesario que solo el río podría eliminarle.

Por eso y otras razones, la ciudad de Bayamo está bendecida por la naturaleza, pues le regaló un río muy bello, muy dañado en los últimos años por el propio hombre que hoy comienza a tener la conciencia necesaria para revertir tal situación.

Antaño era un río en cuyas orillas podían verse grandes árboles, ofreciendo su sombra a los bañistas, propiciando una imagen bellísima de verdes intensos, menos intensos y sutiles, que al combinarse con el agua, transparente y tranquila, invitaban al descanso, al disfrute mas sano y reparador.

Una buena parte de la ciudad de Bayamo está directamente vinculada al río, que se desliza desde las montañas, contribuyendo con su frescura, a atenuar el calor que tanto nos agobia en esta parte del país, especialmente en los meses de julio y agosto.

Es tal la comunicacion de los bayameses con su río, que durante la lucha contra la presencia colonizadora de España, fue un factor utilizado, por ejemplo, cuando la toma de la ciudad en octubre de 1868. Los mambises cruzaron sus aguas y se adentraron en las calles, para protagonizar el heroico asalto que culminaría con la victoria de los patriotas.

Pero el río es más, mucho más que todo lo expresado: ha sido y es, indiscutible herramienta para el amor. No pocos se han conocido allí y no pocos los que han constituido familia, o quizás disfrutado de amores temporales, que no dejan de ser amores, aunque duren lo que dura el paso del agua por sus cuerpos.

No hay bayamés que no haya disfrutado de sus cálidas aguas, se pueden contar los que no acuden, o por lo menos no añoran, introducirse en él, en compañía de la familia, de los vecinos, de los amigos, a veces, llevando los alimentos para cocinarlos en improvisadas cocinas al aire libre, uniendolos más a esa arteria fluvial.

Desde hace ya algún tiempo, sus aguas están represadas, para utilizarlas en acciones de bien común, y en la evitación de grandes inundaciones que puedan poner en peligro la vida y las propiedades de las personas.

Resumiendo, podemos decir que el río Bayamo, sigue siendo un atractivo, una invitación, para que la gente del pueblo, acuda a él, en busca de sosiego, tranquilidad, amores y recuerdos, y estos últimos, se quedan, no se los lleva la corriente.

Autor: David Rodriguez Rodríguez

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