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domingo, 30 de marzo de 2008

LANGUE Y SU GUITARRA

Desde lo más profundo de su bondad, y hechizado por la prodigiosidad de sus manos, un hombre, casi olvidado, sigue su ruta del buen hacer, irradiando cultura desde el púlpito de las cuerdas de la guitarra.Los años, esos que marcan las arrugas del rostro y del corazón, no han podido arrugar su amor por la música, a la que dedica muchas horas, enseñando, ayudando, a todo aquel que desee hacer de ese arte una herramienta para el trabajo.Y así, como quien no quiere las cosas, este distinguido artista anda, si reclamar los homenajes que merece por esta vida, que a veces le presenta un camino azaroso, y a veces lo hace andar bajo el sol de luz infinita que lo sostiene para seguir adelante.Mi sociedad, la más auténtica que existe, pues está cimentada con el sudor de los proletarios, le debe un reconocimiento. Su trayectoria lo justifica y avala. La vertical posición que ha mantenido siempre lo convierte en un eslabón imprescindible dentro del espectro musical de nuestra cubanía.Guitarrista, maestro, indudable evangelio vivo para los que quieren descubrir los secretos de la guitarra, vive cercano a las orillas del Río Bayamo, del que recibe cada mañana la fresca brisa, junto a las musas que en su mente revolotean para convertirse en notas musicales.Nada pide este juglar que ha acompañado a importantes cantantes de nuestra Isla, solo que ahora, refugiado en su humilde hogar, se proyecta aconsejando, sugiriendo, ayudando a las nuevas voces que desean escalar en el difícil sendero de la canción.Él es un hombre de una sonrisa franca, sus manos, tan apreciadas por el desempeño de su trabajo, también se extienden para el amigo, para el compañero, para el vecino cercano, y siempre con la mirada firme y bondadosa que distingue a los buenos.Es un conocido del ámbito musical de Bayamo y la provincia de Granma, apartado de los grandes espectáculos musicales, recuerda con cariño aquellos momentos en los centros nocturnos de la Ciudad Monumento, donde el eco aún permite escuchar el sonido de su guitarra.Su nombre, Miguel Pérez Ríos, quizás no llame la atención de algunos, pero si decimos LANGUE, ya entonces otra será la historia, pues tiene escrita una y muy hermosa que el tiempo, ese tiempo que transcurre queriendo borrarlo todo, no puede sepultar gracias a una vida como la suya, siempre entregado a los demás, como buen guitarrista, como buen cubano, como buen artista.

Autor: David Rodriguez

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