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miércoles, 29 de abril de 2020

TOCAN A LA PUERTA

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Tocan a la puerta es el título de una bella canción de Alberto Vera que alcanzó gran éxito en la década de los 80 en la voz de esa cantante para todos los tiempos que responde al nombre de Omara Portuondo.
Y qué relación puede existir entre esa obra musical que encaja perfectamente entre lo mejor de la música cubana y la actual lucha contra la pandemia de la Covid-19 que se desarrolla en Cuba y en el mundo?
Es probable que algún oyente no encuentre los puntos de coincidencia entre la canción de Vera y la situación que vivimos cumpliendo con el aislamiento social necesario para evitar el contagio.
Quizás alguien exprese alguna reserva en relación con el vínculo que se pretende demostrar entre los dos aspectos con estas líneas y que al final, como las paralelas que como ilusión óptica se unen al final del camino.
Vuelvo al inicio.
Tocan a la puerta, abro y descubro a una personita delgada que me mira con dulzura y segura de la labor que tiene por delante, como una herramienta salvadora de vidas.
Saluda con los buenos días y ahí mismo hace la pregunta que debe ser respondida con toda la honestidad que un ciudadano tiene que expresar a sabiendas de que con su respuesta puede salvar su vida y la de la familia.
Ella ataviada con su nasobuco que esconde parte de su rostro me pregunta si hay alguien con fiebre, con catarro o decaimiento entre los integrantes del núcleo que visita.
Recibe la respuesta y como llegó, se marcha hacia otra casa a realizar la misma labor con el mismo interés y entusiasmo dignos de resaltar porque se trata de una acción que tiene una importancia capital en esta etapa.
La estudiante de medicina que realiza el pesquisaje en mi casa debe ser, una vez graduada, una buena profesional de la salud porque esa labor que desempeña hoy le servirá para mañana en pleno ejercicio laboral.
Esta idea que se materializa en Cuba todos los días ejemplifica un concepto expresado por Fidel que se hace realidad afianzando una política en la que el ser humano es la razón de nuestra sociedad.
Esos jóvenes, miembros de la Federación Estudiantil Universitaria, son portadores de los más hermosos valores que deben caracterizar a las nuevas generaciones.
Por eso cada vez que tocan a la puerta abro raudo para que con el amanecer me llegue ese viento nuevo que solo la juventud puede irradiar cuando está convencida de la obra que defiende.

sábado, 18 de abril de 2020

CÉSPEDES: EL HOMBRE GRANDE

Era domingo y los pobladores de Bayamo pasaban las horas en medio de una quietud que solo era quebrantada por el sonido de las campanas de la iglesia, algún latigazo a un esclavo rebelde y el paso de las carretas.
Pudo ser un día cualquiera en la villa fundada el 5 de noviembre de 1513 pero hubo un parto que alegró profundamente a una familia bayamesa poseedora de fortuna y cuantiosas propiedades.
Y la vida quiso, también, que aquella criatura viera la luz en una casa donde diera su primer grito uno de los más grandes intelectuales de la época: Tristán de Jesús Medina.
El 18 de abril de 1819 la tierra cubana se estremecería y con ella los pobladores porque la isla nuestra ya sabía que le había nacido quien luego sería uno de sus más pródigos hijos.
Aquel pequeño recibió el nombre de Carlos Manuel Perfecto del Carmen Céspedes y del Castillo, creció en una finca cercana mimado por sus padres y atendido además por una negra esclava.
Una mujer, al borde de la ancianidad le enseñó las vitales primeras letras y lo introdujo en el catecismo algo propio de aquella sociedad que lo hizo ingresar más tarde en convento donde estudiaría filosofía y latinidad.
Así comenzó a desarrollarse el carácter de aquel adolescente que tendría años después una importantísima impronta en los derroteros de la isla sometida a la colonización española.
Aquel ser humano que casi en la media centuria de la vida ya lo había visto todo, lo bueno y malo de este mundo, un día se unió a otros coterráneos y fundó una idea, un proyecto de independencia para el país.
Ya entonces no se detendría jamás en ese camino azaroso, complicado pero reconfortante que es el amor a la libertad que cristalizó el 10 de octubre de 1868, en medio de cañaverales en La Demajagua.
Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, cumpliría hoy 201 años de haber nacido en nuestra Villa San Salvador de Bayamo y aún resuenen en la Plaza de la Revolución las palabras de Eusebio Leal.
El historiador se refirió a la impronta de Céspedes en los afanes libertarios de la Isla a los que consagró todo sus esfuerzos destinados a lograr la plena independencia y la abolición de la esclavitud.
Céspedes sigue siendo la guía espiritual de los cubanos que en todos los tiempos han forjado un profundo sentimiento de amor a la patria y extendiendo una mano de amor a los demás pueblos del mundo.