Bayamo es una ciudad acogedora en el sentido más amplio de la palabra, por sus calles y barrios viven personas que gracias a su quehacer profesional dejan una huella de manera cotidiana en nuestro entorno.
Especialistas de diversas ramas han decidido echar sus raíces con la ciudadanía auténtica, sumándose a esta y procreando a nuevos bayameses que hoy llevan con orgullo el gentilicio de nuestra ciudad.
Llegaron un día pensando que solo estarían un tiempo determinado, pero se quedaron de manera definitiva, enriqueciendo la cultura bayamesa con sus aportes insoslayables.
Unos llegaron desde sitios lejanos de la geografía cubana como Pinar del Río, otros de La Habana, a los que se suman matanceros, guantanameros, santiagueros, camagüeyanos,
cienfuegueros y villareños entre otros.
Fueron marcando sus pasos en nuestras calles, constituyeron familia, hicieron amistades para toda la vida y ya, por derecho propio, asumen con hidalguía el nombre de bayameses al que honran cada día.
Y es que Bayamo es un crisol por su cubanía, por ese respeto a las tradiciones más representativas
Esta ciudad no distingue hoy entre blancos y negros, eso desapareció desde el primer día de enero de 1959, porque hasta entonces se podían apreciar lugares exclusivos para unos y otros.
Hay toda una pléyade de hombres y mujeres que no nacieron aquí, pero que gracias a su talento, su entrega absoluta al desarrollo de la ciudad, son considerados personas de bien que brillan en la misma.
Todo el que viene a Bayamo con buena voluntad gana rápidamente el aprecio de los citadinos, que saben escoger y decidir las cualidades de esos que desean vivir junto a nosotros.
No hay duda de que la ubicación geográfica de Bayamo ha propiciado el asentamiento de muchos debido, entre otras cosas, a la carencia de elevaciones en la misma y la proverbial hospitalidad de los ciudadanos.
Como se decía ahorita, son personas que un día quisieron probar suerte con los hijos naturales de esta ciudad y encontraron refugio en ella, gracias al amor, al trabajo y a todo lo bueno que la rodea.
Por ello Bayamo es una
ciudad de muy buenos sentimientos, esos que nacen en la cubanía de los
que aquí han echado raíces y de los que un día los recibieron para
arroparlos y hacerlos hijos de ella.
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