Hace
hoy seis años dio su último viaje pero sigue en la memoria de quienes le conocimos,
en la de sus oyentes, pues su voz sigue alojada en el lado más tierno de los
sentimientos.
Podríamos
decir que fue un gladiador con la palabra, que batalló en disímiles campos de
batalla, con la sonrisa a flor de labios, supo labrar desde su capacidad para
el verbo el camino hacia el sitio que alcanzó en la radio.
¿Cuántas
historias podrían contarse acerca de su larga trayectoria por este medio al que
le dedicó toda su vida?
¿Cuántos
recuerdos podremos guardar de la singularidad de sus narraciones en los juegos
de pelota?
Era,
sencillamente, Terencio Montero.
En
Jiguaní lo acusaban de favorecer a Yara en aquellas memorables series
provinciales de nuestro deporte nacional.
En
Yara lo acusaban, increíblemente, de apoyar a Jiguaní en las transmisiones.
Aquello
era un espectáculo. Alguna vez hubo que protegerlo por parte de las autoridades
policiales al salir de los estadios de Jiguaní y de Yara.
Tal
era su pasión por la pelota que como buen profesional resaltaba las cualidades
y maestrías de los jugadores de ambos equipos.
Así
era Terencio, capaz de transmitir un mensaje a su familia en medio de la
tensión de un juego, utilizando su palabra para advertir, saludar, realzar las
virtudes de quienes plasmaban en el terreno su amor a la camiseta.
No
podríamos encasillarlo solo en el deporte pues su labor profesional lo llevó a
los escenarios artísticos en las noches de cabaret o en las plazas públicas de
Bayamo y otras provincias.
Han
pasado seis años y aún lo vemos pasar por los estudios de su emisora de
siempre, frase que distingue a esta planta radial gracias a su ingenio y amor
por los estudios.
Se
le agradece a Terencio su paso por Radio Bayamo, pues algo dejó para las nuevas
generaciones de narradores deportivos, porque un profesional como él, dejó para
la posteridad lo mejor de su paso por la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario