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Oscar Sánchez Serra
oscar.ss@granma.cip.cu
Rectificar
es de sabio. La defensa de los principios éticos de la Revolución
nos ha enseñado a eso.
El Departamento del Tesoro presentó en días pasados un informe al
Congreso sobre los activos congelados de los cuatro países (Irán,
Sudán, Siria y Cuba) que el Departamento de Estado ha incluido
arbitrariamente en la lista de Estados Patrocinadores del
Terrorismo Internacional y de organizaciones y personas
sometidas a sanciones por el Gobierno de los Estados Unidos. En el
caso de Cuba, menciona el valor acumulado de los fondos congelados
al cierre del 2010 (248.1 millones de dólares) y del 2011 (245
millones de dólares).
Granma aportó el lunes pasado un dato incorrecto al hacer una
sumatoria mecánica de ambas cifras, y en tal sentido vale la
aclaración de que no son 493 millones de dólares los fondos
congelados de Cuba en los Estados Unidos en virtud del bloqueo
económico, comercial y financiero, sino 245 millones de dólares al
finalizar el año 2011, como se mencionó arriba.
Pero sí es cierto que de ese monto, el dinero que pertenecía al
Gobierno cubano ya no existe en el "congelador". Fue robado. También
se han producido, desde hace varios años, apropiaciones que afectan
dinero y bienes pertenecientes, tanto a ciudadanos cubanos
residentes en nuestro país o en otros, a nacionales de otros Estados
y a empresas cubanas y foráneas, que por las leyes y regulaciones
del bloqueo han sido víctimas de esta guerra económica contra
nuestra Patria.
Todo comenzó el 8 de julio de 1963, cuando el Departamento del
Tesoro emitió las llamadas Regulaciones para el Control de los
Activos Cubanos, o sea, las regulaciones del bloqueo, congelando
todos los activos cubanos en los Estados Unidos. ¿Qué contenían
entonces o contienen actualmente esos activos congelados? De todo,
desde propiedades y cuentas bancarias pertenecientes al Estado, a
entidades y a personas naturales cubanas, hasta transferencias
realizadas a Cuba por entidades y personas extranjeras, e incluso
premios en metálico obtenidos por ciudadanos cubanos en concursos o
eventos deportivos internacionales y herencias.
Aunque ya era ilegal la inmovilización de esos fondos, a partir
de mediados de la década del 90 estos comienzan a sufrir una nueva
forma de ataque: el robo de los bienes del Estado y de empresas
cubanas por decisión unilateral del gobierno de Estados Unidos, o
como resultado de fallos contra Cuba en tribunales de la Florida y
de la aprobación de leyes anticubanas en el Congreso de ese país.
Entre 1996 y el 2006, nuestro Estado sufrió cuatro despojos de esos
fondos por 170 millones de dólares.
2 de octubre de 1996: El presidente William
Clinton ordenó al Secretario del Tesoro tomar 1,2 millones de
dólares de los fondos congelados cubanos, a fin de ser entregados a
los familiares de los pilotos de la organización terrorista Hermanos
al Rescate, derribados por violar reiteradamente el espacio aéreo
cubano el 24 de febrero de 1996.
12 de febrero del 2001: Cumpliendo una orden del
presidente Clinton del 19 de enero del 2001, el Director de la
Oficina de Control de los Activos Extranjeros (OFAC), del
Departamento del Tesoro, instruyó al Chase Manhattan Bank transferir
96 millones 700 mil dólares de dos cuentas congeladas pertenecientes
a EMTELCUBA, para indemnizar a los familiares de los pilotos de la
organización Hermanos al Rescate.
Este robo fue facilitado por la gestión del entonces senador
Connie Mack, quien actuando al servicio de la mafia anticubana del
sur de la Florida, logró que se aprobara en el Capitolio la Ley de
Protección a las Víctimas del Tráfico y la Violencia, la cual
contiene un apartado que permite ejecutar fallos judiciales espurios
contra los fondos congelados del Estado cubano, y continuar
estimulando este aberrante ataque a Cuba.
29 de abril del 2005: El presidente Bush dispuso que el
Departamento del Tesoro entregara 198 mil dólares de los fondos
congelados cubanos a la ciudadana de origen cubano residente en
Miami, Ana Margarita Martínez, quien había obtenido en el 2001 un
fallo de una Corte de Miami a su favor, por insólitos cargos de
tortura y agresión sexual, supuestamente infligidos por un agente
cubano, infiltrado en un grupo terrorista, que entonces estaba
casado con ella.
Esta historia, como la de las dos felonías anteriores, es
conocida. Granma publicó el 15 de enero del 2007, hace solo
poco más de cinco años, un artículo que recordaba cómo en el 2002 y
el 2003, el propio gobierno de W. Bush ya había facilitado a Ana
Margarita apropiarse de otros bienes cubanos, al autorizarle el
Departamento del Tesoro la licencia que le permitió subastar tres
aeronaves cubanas secuestradas, previamente incautadas por orden
judicial: un AN-2, el 11 de noviembre del 2002; un DC-3, el 19 de
marzo del 2003, y 12 días después, un AN-24. Hablando claro, el
gobierno de Estados Unidos permitió que se consumara ese otro robo.
27 de noviembre del 2006: Dando cumplimiento a la orden
de un juez federal de Nueva York, el banco JP Morgan Chase
transfirió 72 millones 126 mil 884 dólares a las familias Anderson
MacCarthy y Ray Weininger, para satisfacer en parte los fallos
contra la República de Cuba, derivados de demandas espurias que
estas presentaron por las legítimas medidas de defensa del gobierno
cubano contra las acciones agresivas de sus familiares, Thomas
Willard Ray y Howard F. Anderson, al servicio del gobierno de los
Estados Unidos a principios de la Revolución.
¿Quiénes son Willard y Anderson? Willard: Piloto
estadounidense y agente de la CIA. Se dijo que fue ejecutado
sumariamente el 19 de abril de 1961, pero la verdad es que murió en
un enfrentamiento, cuando su B-26 fue derribado durante la invasión
mercenaria de Playa Girón. Durante 18 años, su cadáver fue
conservado en el Instituto de Medicina Legal de Cuba, porque
Washington ocultó su identidad y se negó a aceptar su ciudadanía y
responsabilidad en la agresión, así como de otro grupo de pilotos
norteamericanos que apoyaron por órdenes de la CIA a la brigada
mercenaria 2506.
Anderson: Fue capturado semanas antes de la invasión de Girón
cuando desarrollaba actividades subversivas al servicio del gobierno
de Estados Unidos. Perteneciente a un grupo armado de exmilitares de
la tiranía de Batista, a este hombre le ocuparon al momento de
detenerlo ocho toneladas de armamentos para emprender acciones
terroristas y sabotajes. Era, además, el enlace de la CIA con las
organizaciones contrarrevolucionarias dentro de Cuba. Fue juzgado en
abril de 1961 y condenado a la pena capital.
Como resultado de esos despojos, los fondos congelados del Estado
y de entidades cubanas en bancos de los Estados Unidos están
prácticamente extinguidos. El grueso de los activos que siguen
bloqueados pertenece a ciudadanos cubanos y a personas y entidades
extranjeras.
La política hostil del gobierno de los Estados Unidos contra
Cuba, que incluye el férreo bloqueo de hace más de 50 años, la
arbitraria e infundada designación como Estado patrocinador del
terrorismo internacional y la manipulación de tal falacia para
promover demandas contra nuestro país en aras de obtener
indemnización a costa de los fondos congelados, son algunas de las
patrañas de la primera economía del mundo contra una nación pequeña
como lo es Cuba. También lo es la complicidad de los poderes
ejecutivo, judicial y legislativo de los Estados Unidos amparando la
expropiación inescrupulosa de bienes cubanos.
Esa es la verdad de los fondos congelados, es decir, robados.
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