Dulce, casi al extremo derecho, es la primera en dar la bienvenida al visitante
Fundada el 30 de abril de 1972, está situada al borde de una especie de barranco desde donde se divisa una planicie multipropósito (con su césped natural que siempre parece como recién cortado) que hace las veces de campo de pelota, área de rodeo, amarradero de bestias, límite de algunas propiedades y entrada principal al asentamiento.
Si en lugar de asomarse a los ventanales mirando hacia la meseta, el observador lo hace hacia las cumbres circundantes el visitante comprobará que el centro es uno más de los 22 modernos inmuebles con losa de cubierta de hormigón construidos por la Revolución, junto a la escuela y un bloque de prestación de servicios en la propia fecha de fundación de la biblioteca.
Pero su valor máximo, estriba en que fue la primera biblioteca sucursal pública de montaña en Cuba y América Latina.
Dulce María Hernández, ahora jubilada, trabajó allí durante 26 años, pero la institución y sus asiduos la ataron para siempre y cuando llegan visitantes se suma a los actuales trabajadores porque, como parte de la historia viva quiere compartirla.
"Más de mil volúmenes , la preparación técnica, la competencia y excelente trato de los empleados hacen de esta, junto con la escuela, verdaderos y asequibles templos del saber con prestaciones que incluyen narraciones de cuentos, lectura comentada , promoción de títulos , autores y concursos", dice Dulce.
A 40 kilómetros de Guisa por los empinados y empedrados caminos de la Sierra Maestra está una biblioteca un clima y una gente singular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario