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lunes, 31 de octubre de 2011

EL Changüí inundó a Bayamo


Fue como el Toa desbordado en Bayamo. 

Con tal fuerza llegó se ritmo que las cañadas, palmas reales, el guano y el arroyo se sintieron dueños de la escena.

Tan cubano como el tocororo anoche Bayamo sucumbió ante el encanto de una música que parecía salir de las entrañas de la tierra para entregarse a oídos respetuosos y  atentos.

Era el changüí que con sus toques de marímbula, el tres, las maracas, el guayo y el bongó se entregó como haz de buena música para alegrar los corazones.

Y es que Oriente puja por preservar su idiosincrasia, la del habla, la del caminar y la de la música y en esa porfía surge el changüí como vía para afianzar lo cubano desde Guantánamo.

Era de noche y ya había llovido sobre la Ciudad Monumento Nacional y el patio de los artistas y escritores de Granma abría su espacio para tan sonado espectáculo, válido de la A a la Z,

Parecía que allí, entre el mango y la palma real estaba ese horcón del changüí que se llama Chito Latamblé, aunque nos haya dejado físicamente hace algunos años.

El trepidante ritmo se esparció por los alrededores, quizás algún vecino durmió mejor anoche escuchando desde el lecho las voces de los cantantes que trajeron cubanía en sus interpretaciones.

Esos instrumentos, las voces y el propósito de llevar a toda Cuba la autenticidad del changüí, es una manera de acentuar lo que somos y hacia donde vamos.

Ese ritmo guantanamero, que lleva en sus esencias la miel y la belleza, la fuerza y la dulzura de ese pueblo, se proyecta como uno de los bastiones de la cultura cubana.

Afloró el baile con la música y afloraron esos movimientos entre el hombre y la mujer como expresión de lo criollo, de lo nuestro, de la picardía y de la autenticidad.

Entonces que Viva Guantánamo, que Viva el Changüí, Bayamo anoche quedó prendado por el talento y la musicalidad que nos llegó desde el Guaso en gira triunfal por toda Cuba.

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