Este señor parece que quiere erigirse en el guardián de la puerta de entrada al cielo, para que entren aquellos que según su parecer hayan sido ¨¨asesinados¨¨ por la ¨¨dictadura¨¨ cubana.
Para lograr ese empeño, Fariñas se aventura en otra cruzada exigiendo al Gobierno Cubano, lo que ningún otro aceptaría.
Este señor ha perdido los estribos, se cree el benefactor de todos los opositores. Ya en el pasado se lanzó al descrédito con la huelga motivada por el ¨¨asesinato¨¨ de Zapata.
Este delincuente, convertido en ¨¨preso político¨¨¨¨ por obra y gracia de la contrarrevolución, no murió en la cárcel como se empeña en repetir el diario de la mafia de Miami.
Zapata falleció por su propia voluntad, pero los receptores del dinero de los contribuyentes norteamericanos lo convirtieron en un ¨¨héroe¨¨ a su medida, con la finalidad de que los envíos de plata no decayeran.
No hay duda alguna. Fariñas desea otro Premio Sajarov. Para ello anda al galope, tocando con su huelga las puertas de los Gobiernos Europeos con el innoble objetivo de seguir chupando la teta de esa comunidad.
No faltarán espacios en los diarios ni en las televisoras de las ¨¨democracias¨¨, tampoco faltarán voces de altísimos ¨¨dignatarios¨¨ reclamándole al Gobierno de la Isla , que no deje morir a Fariñas, mientras asesinan a los libios.
Se abre el telón de la nueva novela que bien podría titularse:
Fariñas, el campeón, de nuevo por el Sajarov.
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