Por M. H. Lagarde
Después de medio siglo de estafar a los ingenuos en Miami solicitándole fondos para la "causa cubana" - leáse sabotajes, actos terroristas, invasiones- la industria anticubana parece haberse trasladado, en busca de nuevos horizontes mercantiles, a Madrid.
Ahora se intenta timar a los consumidores españoles con un nuevo disco en defensa de la "democracia" en Cuba y cuya recaudación presuntamente será entregada a los recién liberados mercenarios cubanos que radican en la Penísula.
El CD doble, en el que participan artistas de Miami, España y dos supuestos músicos que residen en la Isla, tiene como fin según Oscar Gómez, el productor del material: "ayudar a las familias de los 40 presos que fueron expatriados el año pasado y que no tienen trabajo ni estatus definido en España''.
A los llamados "expatriados" ya los conocen en España. Son los pedigüeños que, luego de ser sacados de la prisión en Cuba tras un acuerdo entre los gobiernos de España, Cuba y la iglesia católica cubana, llegaron pidiendo "villas y castillas" para ellos y sus parentelas en un país donde actualmente 40 millones de personas carecen de empleo.
Aupados en buena medida por la prensa española, que los convirtió en periodistas de la noche a la mañana, los mercenarios cubanos ni han encontrado, y por lo visto no encontrarán, trabajo en España si se tiene en cuenta que su único oficio fue el de prestar sus nombres y sus rostros para hacer creíble -por el hecho de ser generada desde la Isla- la propaganda anticubana diseñada por el gobierno de EE.UU. en los laboratorios de la CIA.
Demás esta decir que la nueva campaña anticubana propiciará las mismos dividendos que la fenecida industria de la contrarrevolución de Miami. Los "productores y organizadores" de la iniciativa, si es que logran recaudar algo, se echarán la mayor parte del billete en sus bolsillos y le dejarán caer alguna que otra limosna a los vagos consumados que han resultado ser sus protegidos.
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