El juicio de Luis Posada Carriles en El Paso inició hoy una nueva etapa. Hasta ahora, la fiscalía ha puesto en evidencia las mentiras que el acusado cometió, durante sus trámites ante el Servicio de Inmigración en 2005 y 2006. Pero desde esta mañana la Fiscalía ha comenzado a establecer la verdad.
Sentando en una solitaria silla de madera en el pasillo contiguo a la sala judicial, antes de comenzar la audiencia, se podía ver a uno de los principales testigos contra Luis Posada Carriles en el juicio que se le está haciendo por mentiroso en El Paso, Texas: Gilberto Abascal.
Vestido con un traje y una corbata gris, el testigo esperaba, incómodo, por la llamada a testificar. Es un hombre relativamente joven, si se le compara con sus compañeros de aventura. Tiene 45 años de edad. Jamás había brindado testimonio ante un tribunal y parecía que raras veces se había puesto un traje. Cuando al fin lo invitaron a entrar en la sala, el nerviosismo de Abascal era evidente. Lo primero que hizo fue pedir un vaso de agua. Sudaba copiosamente mientras contestaba unas preguntas preliminares sobre su familia.
Contó que está separado de su esposa y que tiene dos hijos. Mientras le respondía respetuosamente al Fiscal Jerome Teresinski, veíamos las gotas de sudor que se deslizaban desde su amplia frente hacia las cejas. Abascal las sentía y, en varias ocasiones, se las secó en un gesto rápido con el dedo gordo de la mano izquierda.
POSADA CARRILES LLEGÓ A MIAMI EN EL SANTRINA
Pero Abascal no nos vino a contar de su familia, sino a relatar cómo fue que Posada Carriles verdaderamente ingresó a Estados Unidos en marzo de 2005. El terrorista ha jurado en varias ocasiones que pasó la frontera mexicana cerca de la ciudad de Matamoros con la ayuda de un coyote en una camioneta. Hoy Abascal lo desmintió. Le explicó al jurado de doce personas, quienes lo escuchaban atentamente, que Posada Carriles llegó en esa fecha, pero no en una camioneta y no por carretera. Llegó a Miami por mar, en un barco llamado El Santrina. “Cuando llegamos a Miami”, dijo Abascal, “Posada estaba en el barco con nosotros”.
Respondiendo las preguntas de Teresinski, Abascal relató que se encontró con Posada Carriles en Isla Mujeres, México en marzo de 2005. No recordaba el día exacto, pero está seguro de que fue en marzo de ese año. El fiscal le preguntó si podía identificar a Posada Carriles y Abascal no titubeó. Apuntó con el dedo índice de su mano derecha directamente a Luis Posada Carriles. “Es él”, afirmó. “El señor de la corbata roja”. Hoy Posada portaba una corbata de ese color.
“Que el récord de la corte muestre que el testigo correctamente ha identificado a Luis Posada Carriles”, dijo Teresinski. En ese momento vi que todos los miembros del jurado miraron hacia Posada, quien mantuvo sus duros ojos sobre Abascal, como si fuese la única persona en la sala.
Abascal contó que en marzo de 2005 había viajado desde Miami, con un breve desvío por las Bahamas, a Isla Mujeres en El Santrina, junto con Santiago Álvarez, Osvaldo Mitat, José Pujol, y Raúl López Castro. Explicó que llegaron a Isla Mujeres a las 5 de la mañana, hora en que la embarcación se atascó en un banco de arena.
“Se aparecieron oficiales de inmigración y aduana. Cuando vieron la situación de El Santrina, enviaron a un pequeño remolcador para que nos ayudara. Tardaron 3 ó 4 horas para sacarnos de ahí… Yo estaba preocupado porque llegaron perros, buzos y periodistas y registraron la nave”, declaró Abascal. “Vi a Santiago Alvarez y a Pepín Pujol ausentarse del barco. Cuatro horas después regresaron con Luis Posada Carriles, Ernesto Abreu y otra persona más que no conozco”.
EL SEÑOR POSADA ESTABA AHÍ, Y YO TENÍA MIEDO”
La primera vez que Abascal conoció a Posada Carriles no fue en el 2005 en Isla Mujeres, sino un año antes, en Panamá. “Santiago Alvarez me pidió que fuera a Panamá y ahí conocí a Posada”, admitió. “Posada estaba muy agradecido porque yo le había hecho un trabajo en la casa de su esposa en Miami. Le arreglé el inodoro y Posada me regaló una de sus pinturas. También me pidió que le hiciera llegar un dinero para su esposa.”
La fiscalía mostró a Abascal varias fotografías. “Fueron tomadas en marzo de 2005 en Isla Mujeres”, dijo Abascal, y comenzó a identificar una por una las personas retratadas en ellas: Santiago Álvarez, Osvaldo Mitat, Rubén López Castro y Pepín (José Hilario) Pujol. Ellos eran sus compañeros de viaje en la embarcación El Santrina y se tomaron las fotos después de desembarcar en Isla Mujeres, al atracar accidentalmente cerca de la orilla.
A medida que iba testificando, Abascal comenzó a adquirir confianza y el nerviosismo fue desvaneciéndose. Con una voz firme, le dijo al jurado que al darse cuenta de que Posada Carriles iba a viajar con ellos en El Santrina, comenzó a preocuparse: “El Señor Posada estaba ahí y yo tenía miedo”.
Teresinski le mostró otras fotos. “Este es Ernesto Abreu, el que se apareció en Isla Mujeres con Posada Carriles”, dijo. “Esta otra es una foto de El Santrina y el botecito que tiene atrás es el que nos estaba ayudando para sacarlo de donde estaba atracado”, continuó.
POSADA CARRILES EN UNA BARBERÍA EN ISLA MUJERES
Ahora totalmente calmado, Abascal describió como lucía Posada cuando lo vio por primera vez en Isla Mujeres. “Estaba peludo. Tenía puesto unos shorts, zapatos planos, un sombrero de tela gris y traía una maleta”. Ahí aprovechó Teresinski para mostrarles una foto de un señor canoso, sentado en una silla roja en una barbería con un delantal azul moteado de cabellos blancos. “Esa es una foto de Posada Carriles”, declaró Abascal. “La tomó Rubén López Castro en Isla Mujeres en marzo de 2005 con una cámara desechable que me dio para que se la entregara a Santiago Alvarez”.
Abascal contó que el mismo Santiago Alvarez le regaló la foto. “Yo mismo escribí detrás de la foto, con mi propia letra: Posada pelándose en Isla Mujeres, Cancún”. Abascal contó que conoció a Santiago Álvarez a través de Ihosvani Suris de la Torre, con quien había trabajado haciendo algunos trabajos de reparación. “En abril de 2001, Santiago Alvarez, Surís de la Torre y otra persona planeaban ir a Cuba para hacer algo contra el gobierno cubano”, dijo Abascal quien testificó que le informó al FBI del atentado que tenían planeado Alvarez y Surís.
DE LAS COSAS QUE NO SE ENTERÓ EL JURADO
La Fiscalía no le preguntó y Abascal no contó que Surís de la Torre desembarcó en Villa Clara, Cuba, el 26 de abril de 2001 con Máximo Pradera Valdés y Santiago Padrón Quintero, procedentes de Miami. El trío de terroristas fue inmediatamente arrestados por guardacostas cubanos, después de un pequeño enfrentamiento. Tenían cuatro fusiles AK-47, un rifle M-3, tres pistolas Makarov, municiones y bengalas.
La Mesa Redonda Informativa de la Televisión Cubana mostró un video dos meses después de la captura de los terroristas, en el cual aparece Surís, detenido, conversando por teléfono con su jefe en Miami, Santiago Álvarez, quien le recomendaba cautela para continuar con los planes para destruir el famoso Cabaret Tropicana en el barrio habanero de Marianao.
Por supuesto, de nada de eso se enteró el jurado en El Paso, porque este caso no es sobre terrorismo o asesinato. De Abascal la fiscalía solo quiere saber cómo y cuando ingresó Posada Carriles ilegalmente a los Estados Unidos. Alvarez es el principal benefactor financiero de Luis Posada Carriles y el dueño de El Santrina. Es un hombre adinerado. Abascal contó que “es dueño de cinco o seis condominios y 700 apartamentos”.
LOS PROBLEMITAS DE ABASCAL
El abogado de Posada Carriles, Arturo Hernández, se prepara para impugnar el testimonio de Gilberto Abascal. Ya le advirtió al jurado el primer día del juicio que Abascal “es una persona con una seria enfermedad mental”. Durante las presentaciones de apertura hace dos semanas, Hernández dijo que “padece de psicosis, paranoia y depresión. Ha estado hospitalizado por eso. Es un criminal. Un fraude, y además, un espía de Cuba”.
Mañana termina Teresinski de hacerle preguntas a Abascal y le tocará el turno a Hernández. Para mostrarle al jurado que Abascal ha tenido sus “problemitas”, pero que es un hombre que vino a El Paso a decir la verdad, Teresinski adelantó algunos de los trapos sucios que Hernández sacará mañana. Por ejemplo, Abascal testificó que los guardacostas estadounidenses lo agarraron en alta mar en ruta de regreso a Cuba en 1999, escasamente tres meses después de haber llegado a los Estados Unidos.
“No tenía trabajo, no tenía dinero, tenía depresión y extrañaba a Cuba”, dijo Abascal al comienzo de su testimonio esta mañana. “El FBI me interrogó, porque tenía varias fotografías de miembros de Alpha 66 cuando me agarraron”. Alpha 66 es un grupo de Miami que el gobierno cubano considera terrorista. También admitió no haber pagado impuestos federales sobre los ingresos que recibió durante varios años de trabajos en Miami, aunque advirtió que no ganó mucho dinero. Se cayó en su trabajo en Miami hace unos años. Se rompió la columna vertebral y el cuello “Tengo una batería electrónica en la columna y sufro de depresión, ansiedad e insomnio”.
Anticipando las preguntas de Hernández mañana, Teresinski también quiso que Abascal le contara al jurado que en el año 2001 recibió cuatro llamadas de un tal “Daniel” en Cuba. “Me llamó de Cuba para preguntarme si yo sabía quien era Surís”, dijo Abascal. “Yo suponía que Daniel era de la seguridad de Cuba y por eso le avisé al FBI”.
DIFICULTADES PARA MASTICAR
Probablemente Abascal termine su testimonio mañana. El caso está programado para comenzar a las 8:30 AM, con un receso para almorzar al mediodía. Hasta ahora hemos disfrutado de una hora para el almuerzo, pero a partir de este martes tendremos hora y media. Uno de los abogados de Posada, Felipe Millán, pidió media hora más a la Jueza porque su cliente “tiene dificultades para masticar”. Concedido. Justo ahí terminamos por hoy.
(José Pertierra es abogado y tiene su bufete en Washington. Representa al gobierno de Venezuela en el caso de extradición de Luis Posada Carriles).
Tomado de Cubadebate
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