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jueves, 21 de octubre de 2010

NOCHE MEMORABLE CON EL BALLET ESPAÑOL DE CUBA EN BAYAMO

La oscuridad se perdió en la noche cuando soles de todos los colores invadieron el escenario. Sus tablas resistieron el taconeo desenfrenado de unos ángeles, que cantaron con el cuerpo, llevándonos, trayéndonos a esos ancestros que cruzando mares, han dejado su huella en nuestras almas.

Conjunción? Puede ser. Fusión? Puede ser. Combinación? También puede ser. Qué manera de expresar nuestra cultura a través de los movimientos corporales, de la mano de Lecuona, Albéniz, Granados, Correa, Jiménez, Sánchez de Fuentes, Frank!

Lo flamenco, lo cubano, lo africano. Todo bajo las alas del tocororo, que voló muy alto anoche en el escenario del Teatro Bayamo, acompañado del colibrí y del zunzún, de la palma real y de las aguas del arroyo intramontano, a veces quietas, a veces enfurecidas.

Singular ballet el que desbordó todas las pasiones en quienes reconocemos la valía del canto y la danza, de la música y de las voces que están tan arraigados en nosotros, como el sostén que cimenta la ceiba en la campiña cubana.

Con la banderola del torero y la estola, con el chekeré y  la clave, el cajón, la gracia y la sonrisa, Bayamo creció desde su coliseo, agradeciendo la presencia de los talentosos integrantes del Ballet Español de Cuba, que en más de una ocasión recibieron el estallido de los merecidos aplausos.

A través de la hermosa manifestación del arte, la cultura tomó la altura que la distingue, cruzó los puentes, los que unen a los pueblos para hospedarse, dignificada, brillante, en el sentimiento de los que se honraron, honrando a tan prestigiosa institución.

Al final, llegamos todos a la orilla, bailarines y público, como llega la ola, ya cansada de tanto andar por las llanuras que nos unen en el horizonte, no como las imaginarias paralelas, sino con las reales virtudes de quienes hicieron vibrar los sentimientos, traducidos en amor y complacencia.

El Ballet Español de Cuba levantará el ancla para atracar en otros puertos, pero en este, en el de Bayamo, por primera vez, habrá suficientes espigones para abrazarlo, para que en su recorrido mejorando las almas de los cubanos, vuelva a seducirnos y a hipnotizarnos con su alegría.

Foto Luis Carlos Palacios
Autor: David Rodriguez

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