La Habana, 5 de octubre de 2010
Sr. Barack Obama
Presidente de los Estados Unidos de América
Señor Presidente:
Quienes reclamamos su atención integramos el Comité de Familiares de las Víctimas de la voladura del avión cubano en Barbados, nave comercial que en 1976 fue saboteada en pleno vuelo, con el trágico saldo de 73 personas muertas, de ellas 57 ciudadanos cubanos. El autor intelectual del crimen, Luis Posada Carriles, vive hoy en los Estados Unidos y las autoridades judiciales de su país se resisten a enjuiciarlo por su condición de terrorista.
Posada Carriles, el hombre que ordenó ejecutar tan horrendo crimen ha comparecido ante los medios de prensa de su país y con un total irrespeto por la vida, por las leyes de la nación norteamericana y por el más elemental sentido de humanidad se ha vanagloriado de aquel hecho, que sentó un precedente al convertirse en el primer acto terrorista contra la aviación civil en el Hemisferio Occidental.
Hemos tenido la oportunidad de leer sus sinceras y sentidas palabras, el 11 de septiembre de 2010, cuando en un mensaje al pueblo norteamericano afirmó: "... hoy oramos por las familias de quienes fallecieron. Nos acongojamos con esposos y esposas, hijos y padres, amigos y seres queridos. Pensamos sobre los momentos importantes transcurridos en esos nueve años —nacimientos y bautismos, bodas y graduaciones—, todos con un asiento desocupado".
Ese mismo día, ante el monumento conmemorativo erigido en los jardines del Pentágono, al referirse a las víctimas de las acciones terroristas Usted sentenció: "... Eran padres y madres que criaban a sus hijos; hermanos y hermanas que iban en pos de sus sueños; hijos e hijas que tenían toda una vida por delante... Eran blancos, negros y trigueños, hombres y mujeres y algunos niños de todas las razas... y nos los arrebataron sin sentido y demasiado pronto".
Señor Presidente, los asientos que debieron ocupar nuestros seres queridos en los momentos trascendentes de nuestras vidas —"nacimientos y bautismos, bodas y graduaciones"—, durante más de 34 años han estado vacíos. La vida de nuestros familiares fue arrebatada sin ningún sentido, ellos tenían todo un futuro por delante y vieron truncadas sus posibilidades de ir en pos de sus sueños.
El pasado 7 de julio arribó a Cuba entregado por las autoridades de la República Bolivariana de Venezuela el ciudadano salvadoreño Francisco Antonio Chávez Abarca, autor confeso de la colocación de explosivos en instalaciones turísticas de nuestro país; responsable del reclutamiento de terroristas centroamericanos que tenían como misión sembrar el terror en cuba. Chávez Abarca ha reconocido que fue Posada Carriles, en contubernio con la Fundación Nacional Cubanoamericana, quien facilitó los medios, la instrucción y el financiamiento para garantizar la perpetración de los actos criminales que cobraron la vida del ciudadano italiano Fabio Di Celmo.
Señor Presidente, mientras continúa la impunidad de terroristas confesos en los Estados Unidos, cinco jóvenes cubanos, cuya misión era evitar la consumación de actos de terror en Cuba y en los propios Estados Unidos contra la aviación civil y otros objetivos, han cumplido doce años de injusto y cruel encierro en cárceles norteamericanas. En manos de usted está la posibilidad de poner fin a esta injusticia e indultar a quienes se han convertido en un símbolo de la lucha antiterrorista y de los mejores valores de la condición humana.
Señor Presidente, Usted fue acreedor del premio Nobel de la Paz, favorezca con sus acciones que la paz toque a las almas de las nobles familias de cubanos que un día vieron masacrados a sus seres queridos.
Le pedimos que a partir de las pruebas presentadas contra el terrorista Posada Carriles, las autoridades norteamericanas juzguen y condenen a este asesino y que el peso de la Ley caiga sobre el verdadero culpable de tantos crímenes contra nuestro pueblo y los de otras naciones hermanas. Si su gobierno no desea juzgar a Posada carriles como terrorista, permita su extradición a Venezuela, país al que asiste todo el derecho a encausarlo en su carácter de prófugo de la justicia de esa nación.
Evocando a Martin Luther King, Jr., ilustre hijo del pueblo norteamericano, quien en 1963 dijo "Yo tengo un sueño", nosotros los familiares de las víctimas del Crimen en Barbados también tenemos un sueño: ver el día en que se haga justicia con los autores de tan abominable acto terrorista. Cuando ese día llegue, no hay dudas de que los sueños de la humanidad se liberarán de la pesadilla que entraña vivir en un mundo donde un acto de terror quede impune.
¡Exigimos justicia!
Comité de Familiares de las víctimas de la voladura del avión cubano en Barbados
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