La captura el pasado primer día de julio en Caracas, del terrorista Francisco Chávez Abarca, ahijado criminal del no menos criminal Luis Posada Carriles, ha arrojado agua congelada a la mafia de Miami y por supuesto al carnicero de Barbados.
Quizás pensaron que ese evento no ocurriría nunca, dado el nivel de tolerancia que hasta ahora ha existido con este tipo de individuo en Estados Unidos y otras naciones del hemisferio, pero se dio el caso y ese terrorista ya se encuentra en Cuba, donde le juzgarán por los crímenes cometidos.
Chávez Abarca sabe mucho, pero mucho, sobre las aventuras desestabilizadoras y terroristas de Posada Carriles en Centroamérica y eso tiene preocupado al Comisario Basilio, como se le conoció en Venezuela, donde torturó a algunas personas.
En una ocasión Posada Carriles declaró a la prensa que dormía como un bebé, tranquilo y sin preocupaciones, ante las acusaciones hechas a su persona por los actos terroristas que cometió.
Ahora ese “”bebé””, amante del C-4, se siente muy preocupado porque esta historia de Chávez Abarca, pudiera cambiar el tono de las acusaciones que por mentir, le hace la justicia norteamericana que debiera procesarle por lo que es, un terrorista confeso.
Evidentemente, como ha denunciado el Presidente Hugo Chávez, el salvadoreño no entró a Venezuela a disfrutar de la belleza de Canaima ni del Pico Ávila, sino a desarrollar acciones contra el proceso revolucionario que vive esa hermana nación.
Pero no solo hay inquietud en las filas de la contrarrevolución de la República Bananera de Miami, el nerviosismo llega hasta Langley, pues la CIA sabe que Chávez Abarca sabe mucho, más de los que algunos piensan, acerca del tenebroso historial de Luis Posada Carriles.
Ante la situación creada, Obama debiera salir del aprieto en el que lo han metido ahora, enviando al terrorista, libre por las calles de Miami, hacia Venezuela para que sea juzgado en el país del cual se fugó y donde guardaba prisión por la explosión del avión cubano en Barbados el 6 de octubre de 1976.
Cuando el mundo observa el intercambio de espías entre Estados Unidos y Rusia, los cuales aceptaron que realmente eran espías, Washington tiene una oportunidad que no estaba en los planes para entregar a la justicia venezolana a Posada Carriles, y liberar a los cinco cubanos antiterroristas.
Estos últimos no hicieron lo que admitieron los espías rusos, porque la misión de ellos era monitorear a verdaderos asesinos que conspiran contra el pueblo cubano, pero llevan casi doce años presos con injustas y sobredimensionadas condenas.
La Revolución Bolivariana de Venezuela entregó a la Revolución Cubana a un terrorista, en acto que honra al Gobierno de Hugo Chávez.
Washington debiera hacer lo mismo, entregar al terrorista Luis Posada Carriles, si de verdad quiere contribuir a la lucha contra ese flagelo que tanto daño hace a la humanidad.
Mientras, el ""bebé"" sufre de imsomnio de sobresaltos en la cama, donde a partir del primer día de julio no duerme tranquilo.
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