Editado desde la ciudad de Bayamo, Cuba, por el periodista David Rodríguez Rodríguez.
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La esperanza de los pobres en Barro Alto, Bahía, Brasil
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Los médicos cubanos andan por muchas partes del mundo llevando sosiego ante el dolor de muchos de los habitantes de esta Aldea Global que se llama Tierra.
Desde aquel momento fundacional escenificado con el envío de una brigada médica de la isla a Argelia, hasta el sol de hoy, millones de hombres, mujeres y niños han recibido la atención de nuestros galenos.
Han ido a socorrer a las víctimas de terremotos, huracanes o de crueles enfermedades sufridas por personas, especialmente pobres en decenas de naciones del mundo.
Esos profesionales cubanos han dejado a buen recaudo a hijos, esposas, esposos, padres, para entregarse completamente a atender a los necesitados de sus servicios en cualquier continente.
A una de esas médicas la vi trabajando intensamente en los cerros de Caracas, Venezuela, matando los dolores acumulados por tantos años de gobiernos insensibles, apartados de los sufrimientos populares.
Ella, siempre sonriente, recibía en su consultorio a los pacientes que urgían de sus servicios confiados en la preparación y talento de los médicos cubanos, vilmente atacados por la oposición desde su llegada.
Pudo más la solidaridad y la ejemplar actitud de ese personal, para derrotar las campañas insanas de esa oposición carente de moral para tratar de minimizar el impacto de la presencia de los médicos cubanos.
Esperanza Olivera Guerrero honró su nombre en esos parajes caraqueños donde dejó una estela de amigos, de simpatía y reconocimientos, pues cumplió su deber siendo leal a sus principios.
Retornó de la República Bolivariana de Venezuela y se incorporó de inmediato a su área de trabajo, sin perder la sonrisa ni la amabilidad demostrada en tierras sudamericanas.
Luego de un tiempo en sus labores cotidianas en la ciudad de Bayamo, se presentó la ocasión de entregarse nuevamente a otra misión, el programa Mas Médicos, impulsado por Dilma Roussef, Presidenta de Brasil.
Allí ocurrió lo mismo, la derecha, que es una sola en este mundo, también se opuso a la presencia de los médicos cubanos, calificándolos de agentes del Gobierno de Cuba y de personas inexpertas para ejercer.
La verdad se impuso y allá se encuentran miles de galenos de la isla, llevando la tranquilidad a la ciudadanía
más pobre de esa nación sudamericana que vive en las zonas más apartadas.
La doctora Esperanza accedió a responder las interrogantes enviadas a través del correo electrónico para hablar de su labor en la zona donde se encuentra ubicada.
Doctora, ¿qué podría decirme acerca de sus experiencias como parte del programa Mas Médicos en Brasil?
“Al llegar a Brasil fui ubicada en el municipio Barro Alto que posee un área aproximada de 417 km2 y una población estimada de 13 613 habitantes y distante unos 500 kilómetros de Salvador capital del Estado de Bahía”.
“Barro Alto es uno de los municipios de mas reciente creación en el Estado con una economía que depende principalmente de La agricultura, destacándose en la producción de maíz, yuca, vegetales y otros”.
“Yo trabajo en una zona rural llamada Gameleira ubicada a 40 kilómetros del municipio cabecera ,a la cual pertenecen otros poblados cercanos con una población pobre con bajo nivel económico, cultural , y que viven en condiciones muy malas”.
“Las enfermedades más frecuentes en La población son diabetes mellitus, hipertensión arterial relacionado esto con su cultura culinaria pues son grandes consumidores de harina de maíz y yuca dos alimentos que no faltan en su cocina diariamente”.
“Además de estas enfermedades crónicas predominan otras infecciosas como enfermedad del chagas, lenmaniasis, parasitismo intestinal y lepra.
“Desde El punto de vista profesional He crecido como medico He tenido que enfrentar enfermedades desconocidas en Cuba , aprendí que Brasil no es la telenovela que tanto nos gusta ver, detrás de este paraban existe mucha miseria y desigualdad social”.
“Descubrí también que a pesar de ser personas pobres en recursos materiales son ricas espiritualmente, porque sobra en ellos la solidaridad el humanismo y el amor por el prójimo siendo además muy religiosas”.
“La acogida de los pacientes relacionada con mi trabajo hasta el momento ha sido maravillosa, estas son palabras mágicas que escucho todos los días sea bienvenida, Dios la bendiga, buen trabajo”.
“Venezuela y Brasil son dos misiones que me han hecho crecer profesionalmente”.
“Lo que más extraño de Bayamo es la familia, mis hijos, los amigos, las calles, la Plaza de la Revolución con su reloj, los sábados de Cubanía en fin a toda mi ciudad”.
Los médicos cubanos andan por muchas partes del mundo llevando sosiego ante el dolor de muchos de los habitantes de esta Aldea Global que se llama Tierra.
Desde aquel momento fundacional escenificado con el envío de una brigada médica de la isla a Argelia, hasta el sol de hoy, millones de hombres, mujeres y niños han recibido la atención de nuestros galenos.
Han ido a socorrer a las víctimas de terremotos, huracanes o de crueles enfermedades sufridas por personas, especialmente pobres en decenas de naciones del mundo.
Esos profesionales cubanos han dejado a buen recaudo a hijos, esposas, esposos, padres, para entregarse completamente a atender a los necesitados de sus servicios en cualquier continente.
A una de esas médicas la vi trabajando intensamente en los cerros de Caracas, Venezuela, matando los dolores acumulados por tantos años de gobiernos insensibles, apartados de los sufrimientos populares.
Ella, siempre sonriente, recibía en su consultorio a los pacientes que urgían de sus servicios confiados en la preparación y talento de los médicos cubanos, vilmente atacados por la oposición desde su llegada.
Pudo más la solidaridad y la ejemplar actitud de ese personal, para derrotar las campañas insanas de esa oposición carente de moral para tratar de minimizar el impacto de la presencia de los médicos cubanos.
Esperanza Olivera Guerrero honró su nombre en esos parajes caraqueños donde dejó una estela de amigos, de simpatía y reconocimientos, pues cumplió su deber siendo leal a sus principios.
Retornó de la República Bolivariana de Venezuela y se incorporó de inmediato a su área de trabajo, sin perder la sonrisa ni la amabilidad demostrada en tierras sudamericanas.
Luego de un tiempo en sus labores cotidianas en la ciudad de Bayamo, se presentó la ocasión de entregarse nuevamente a otra misión, el programa Mas Médicos, impulsado por Dilma Roussef, Presidenta de Brasil.
Allí ocurrió lo mismo, la derecha, que es una sola en este mundo, también se opuso a la presencia de los médicos cubanos, calificándolos de agentes del Gobierno de Cuba y de personas inexpertas para ejercer.
La verdad se impuso y allá se encuentran miles de galenos de la isla, llevando la tranquilidad a la ciudadanía
más pobre de esa nación sudamericana que vive en las zonas más apartadas.
La doctora Esperanza accedió a responder las interrogantes enviadas a través del correo electrónico para hablar de su labor en la zona donde se encuentra ubicada.
Doctora, ¿qué podría decirme acerca de sus experiencias como parte del programa Mas Médicos en Brasil?
“Al llegar a Brasil fui ubicada en el municipio Barro Alto que posee un área aproximada de 417 km2 y una población estimada de 13 613 habitantes y distante unos 500 kilómetros de Salvador capital del Estado de Bahía”.
“Barro Alto es uno de los municipios de mas reciente creación en el Estado con una economía que depende principalmente de La agricultura, destacándose en la producción de maíz, yuca, vegetales y otros”.
“Yo trabajo en una zona rural llamada Gameleira ubicada a 40 kilómetros del municipio cabecera ,a la cual pertenecen otros poblados cercanos con una población pobre con bajo nivel económico, cultural , y que viven en condiciones muy malas”.
“Las enfermedades más frecuentes en La población son diabetes mellitus, hipertensión arterial relacionado esto con su cultura culinaria pues son grandes consumidores de harina de maíz y yuca dos alimentos que no faltan en su cocina diariamente”.
“Además de estas enfermedades crónicas predominan otras infecciosas como enfermedad del chagas, lenmaniasis, parasitismo intestinal y lepra.
“Desde El punto de vista profesional He crecido como medico He tenido que enfrentar enfermedades desconocidas en Cuba , aprendí que Brasil no es la telenovela que tanto nos gusta ver, detrás de este paraban existe mucha miseria y desigualdad social”.
“Descubrí también que a pesar de ser personas pobres en recursos materiales son ricas espiritualmente, porque sobra en ellos la solidaridad el humanismo y el amor por el prójimo siendo además muy religiosas”.
“La acogida de los pacientes relacionada con mi trabajo hasta el momento ha sido maravillosa, estas son palabras mágicas que escucho todos los días sea bienvenida, Dios la bendiga, buen trabajo”.
“Venezuela y Brasil son dos misiones que me han hecho crecer profesionalmente”.
“Lo que más extraño de Bayamo es la familia, mis hijos, los amigos, las calles, la Plaza de la Revolución con su reloj, los sábados de Cubanía en fin a toda mi ciudad”.
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UNA SENCILLA OPINIÓN
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El
equipo de pelota de Granma, mi preferido, pasa por estos días momentos muy
desagradables y esa situación nada tiene que ver con el pitcheo, bateo, guantes
o pelotas.
Desde
el viernes último varios integrantes de la novena granmense han estado
sufriendo de problemas estomacales, originadas por causas desconocidas hasta el
momento.
Se
supo que había posibilidades de cólera en las causas que llevaron a algunos
miembros del equipo hasta las instalaciones hospitalarias de la capital de
Sancti Spíritus donde recibieron la debida atención.
Pero
la recuperación de cualquier enfermo de enfermedades diarreicas no es
inmediata, ya que la misma conlleva deshidratación de los pacientes que
necesitan de un tiempo prudencial para alcanzar la normalidad.
Resulta
incomprensible que la Comisión Nacional de Baseball, no haya tenido en cuenta
la enfermedad de los peloteros de Granma, para hacer viajar hasta Pinar del Rio
al resto del equipo aparentemente sano.
Algo
irracional también fue la decisión de enviar al occidente del país a los cinco
dados de alta el sábado, cuando ya se sabía que no jugarían en la serie pactada
a tres juegos, en lugar de enviarlos hacia Granma.
En
este sentido la CNB puso el espectáculo por encima de la salud de los
peloteros, pudiendo suspender la serie en Pinar del Río para una ocasión más
propicia.
Y si
la situación originada en Sancti Spiritus no fue tenida en cuenta por la sacrosanta
e intocable CNB, mas contradictoria resulta la presión ejercida para que el
cotejo previsto para el lunes se desarrollara entre Granma y Pinar.
No
se sabe a ciencia cierta que móviles se habrán esgrimido por los decisores de
la pelota cubana para desdeñar un asunto de salud y exponer a los jugadores a
mayores dificultades.
Parece
que la CNB no tiene clara la situación del país ni los esfuerzos que este hace
para enfrentar la compleja realidad higiénico-sanitaria, a la que el Estado
Cubano le asigna cuantiosos recursos.
Si
alguna duda flotaba en el ambiente, luego de los sucesos de Sancti Spiritus, la
misma se despeja porque el problema ha persistido este domingo con el ingreso,
ya en Pinar, de otros integrantes del conjunto.
En el
juego del domingo los peloteros granmenses que salieron a defender los colores
de la provincia, cayeron heroicamente una carrera por cero ante la poderosa
escuadra vueltabajera.
Todo
eso jugando con la ausencia de figuras claves de nuestro equipo por lo que lo
realizado en el terreno, aunque se perdió, merece la felicitación de todos.
Otro
detalle: resulta raro, extraño que en las transmisiones de la radio y la televisión
de este sábado y domingo, ninguno de los narradores se refiriera al problema,
latente y digno de tocarse.
Lo
ocurrido puede repetirse con otros conjuntos de la actual serie 54 de la pelota
cubana, ojala que de producirse, además de lamentarse, la Comisión Nacional de
Béisbol, actúa con rapidez y raciocinio.
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