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La vida debiera destronar a la muerte. La vida
debiera quitarnos esa pesadilla perenne, que como Espada de Damocles
nos persigue y al final gana la partida.
Pero el hecho de ser real esa cruel
persecución, no nos debe despojar del amor al amanecer, del amor a lo
bello, del amor a lo que como seres humanos hemos construido.
Y
a veces la mañana nos sorprende, como hoy, con noticias desgarradoras,
que nos sumen en una tristeza descomunal, que nos estremecen de manera
tal que parece que el sol se va a apagar.
Precisamente es eso,
uno sol que nos abandona sin consultarnos, sin pedirnos permiso para
partir e incrustarse de manera definitiva en nuestros más hondos
sentimientos.
Ahora tengo muchas dudas porque me pregunto una y
otra vez, y quien me cantara en las noches bayamesas con esa ternura
que sembró en nosotros?
Quien me llevara por los caminos de la felicidad a través de la música para apaciguar mis emociones?
Quien me traerá con su voz la felicidad la tranquilidad para mis desvelos?
La muerte, ese engendro inevitable de la vida, acaba de arrebatarnos a
un soñador imprescindible, a un hombre que tejió a través de su garganta
las más fieles amistades.
Y se lleva el agua del rio que tanto
abrazo, se lleva el cascabelear de sus aguas y también se lleva todos
los olores de su pueblo que tanto lo quiso y que jamás lo olvidara.
Ha partido Ángel Labrada, el amigo, el hombre, el cubano que compartió
con nosotros las alegrías y los avatares, los momentos de felicidad que
siempre estampo con su sonrisa.
Se nos ha ido y no lo queremos
creer, se nos ha ido y nos ha dejado sin su abrigo, sin sus palabras,
sin la mas mínima posibilidad de compartir en los espacios donde de
manera indiscutible era el rey.
Se nos ha ido Ángel Labrada y
con él se ha llevado una parte de nuestras almas, esas que siempre lo
arroparon, esas mismas almas que lo aplaudimos siempre en cualquier
espacio.
Con el corazón quebrantado lo despedimos. Con el
corazón hecho mil pedazos le damos el ultimo adiós, sabiendo que nos
encontraremos en cualquier recodo del camino.
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