Siempre
es grato, estimulante disfrutar del espectáculo del cabaret Bayam, una
institución emblemática de la Ciudad Monumento Nacional, que cada semana recibe
la visita de los amantes de ese centro.
Grato
es también, poder escuchar voces de nuestro entorno que se empeñan en cada
actuación, en dar lo mejor de sí para complacer a los asistentes.
El
cabaret Bayam, con su gran historia, sigue siendo un sitio que atrae a muchos
de los citadinos y a otros que vienen de otras provincias u allende los mares.
Es
que el Bayam, así como le conoce, es una muestra de la cultura que tenemos y
desarrollamos, una cultura bien enraizada en el sentimiento popular y eso lo
corrobora la permanente presencia del público.
Todo
lo anterior es cierto, sencillamente cierto, como también lo es que la esencia
del cabaret son los artistas, esos que integran cada espectáculo que la gente
disfruta cada semana.
¿Y
qué condiciones tienes estos en esos camerinos?
Hay
que observar en el sitio para percatarse de que el calor agobia allí.
¿Será
imposible que con las utilidades del cabaret se puedan comprar e instalar por
lo menos ventiladores para que los artistas no salgan a escena sudorosos?
En
el sitio dedicado al maquillaje el calor también hace de las suyas y cualquiera
entiende que con tanto calor el trabajo pierde su efectividad restando calidad
a la imagen que debe darse.
¿Por
qué tienen tan fea imagen esos camerinos donde se preparan los artistas para
salir a escena?
A
estos camerinos hay que darle condiciones mínimas para que el elenco se sienta
cómodo antes de presentarse ante el público, porque sin artistas no hay
cabaret, y sería una manera de demostrarles respeto.
Quizás
el Bayam sea el único cabaret en Cuba en el que los artistas tienen que pasar
por la puerta principal para dirigirse a los camerinos que están, como es
lógico detrás del escenario.
Y lo
ilógico radica en que existe una puerta, desde la fundación del cabaret que
está destinada a la entrada y salida de los artistas, pero un candado impide su
uso.
A
propósito en la parte trasera del cabaret hay un vertedero, pequeño aún, que
conspira contra todas las indicaciones que ha emitido salud pública en la
batalla contra los vectores que tanto daño ocasionan.
¿Por
qué no se mantienen las condiciones que tenía el Bayam antes, por qué se dejan
perder conquistas alcanzadas en esa bella instalación que es orgullo de la
ciudad?