Good bye, Richardson
La
Habana, 14 sep (EFE).- El Gobierno cubano dijo hoy que la visita del
exgobernador de Nuevo México (EE.UU.) Bill Richardson tuvo un carácter
privado y que en ningún momento la cuestión del preso norteamericano
Alan Gross fue motivo de negociación.
"Richardson vino a Cuba por su iniciativa y lo recibimos a su solicitud, en visita privada. La liberación de Gross nunca estuvo sobre la mesa durante los preparativos de su visita, lo cual se le aclaró inmediatamente que lo planteó", dijo hoy el Ministerio de Relaciones Exteriores.
La directora de América del Norte del ministerio, Josefina Vidal Ferreiro, indicó que "su solicitud de ver al recluso, que no anticipó previamente, se tornó imposible, a raíz de sus declaraciones calumniosas a la prensa, en las que calificó a Alan Gross de 'rehén' del Gobierno cubano".
Igualmente, Vidal Ferreiro expresó el malestar de La Habana después que de Richardson afirmara "públicamente" que no se iría de Cuba sin ver a Gross.
"Se le recordó a Richardson que Cuba es un país soberano, que no acepta chantajes, presiones, ni prepotencias", señaló Vidal.
"El Gobierno cubano, a pesar de no estar obligado legalmente a dar acceso a ciudadanos privados a ningún sancionado, por razones humanitarias ha facilitado encuentros con Gross de personalidades norteamericanas que han visitado el país y que lo han solicitado de manera privada, discreta y respetuosa", agregó.
Según la directora, el estado de salud de Gross "es normal, de acuerdo con su edad y padecimientos crónicos. Recibe una atención médica esmerada, lo cual pudo corroborar la Sección de Intereses de los Estados Unidos durante la visita consular que le hizo el pasado 9 de septiembre".
Richardson, también exembajador de EE.UU. en la ONU durante la Presidencia de Bill Clinton, debía regresar hoy a su país después de que la semana pasada llegara a La Habana para abogar por Gross con, según él, el apoyo del presidente Barack Obama y del Departamento de Estado de su país.
El hotel Nacional, donde se hospedó y ofreció declaraciones durante su estancia, dijo hoy que Richardson había dejado su habitación.
El miércoles, en ese hotel, el exgobernador se declaró "muy decepcionado" por no poder discutir con el Gobierno cubano el caso del contratista Gross, a quien no pudo ver personalmente en la isla.
"Me voy de Cuba mañana porque no he podido visitar a Alan Gross ni discutir su caso con el Gobierno cubano", aseveró Richardson en una rueda de prensa en La Habana.
"Mi conclusión es que el tal vez el Gobierno cubano ha decidido que no quiere mejorar las relaciones con Estados Unidos", subrayó el exgobernador.
Richardson insistió en que fue el Gobierno cubano el que lo invitó a discutir el caso de Gross en la isla, pero tras su llegada "inmediatamente me dijeron que no podía visitarlo ni menos llevármelo a EE.UU. con su familia".
"Creo que el presidente Obama ha tratado de mejorar la relación (con Cuba), pero es muy difícil sin que el Gobierno cubano nos escuche y simplemente nos otorgue la oportunidad de discutir el caso del señor Gross que para nosotros es muy importante", recalcó.
Gross, de 62 años, fue detenido en Cuba en diciembre de 2009 por distribuir material tecnológico a una comunidad judía de la isla y en marzo pasado fue condenado a 15 años de prisión por participar en "planes subversivos" contra Cuba.
En el momento de su detención trabajaba para la empresa "Development Alternatives" (DAI), una subcontratista de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid) dedicada a labores de desarrollo en otros países.
El Tribunal Supremo Popular de Cuba, máxima instancia de la Justicia en el país, ratificó la sentencia en agosto y desestimó la apelación de Gross.
Durante su estancia en la isla, adonde llegó el pasado 7 de septiembre, Richardson se reunió con el cardenal cubano Jaime Ortega y con el canciller Bruno Rodríguez.
Sobre sus conversaciones con Rodríguez el pasado viernes, resaltó que "fue mencionado" el caso de los cinco agentes cubanos presos en EE.UU. por espionaje, pero no se manejó la posibilidad de un "canje" con Gross porque ese "no ha sido nunca parte del punto de vista" de Estados Unidos ni de Cuba.
"Richardson vino a Cuba por su iniciativa y lo recibimos a su solicitud, en visita privada. La liberación de Gross nunca estuvo sobre la mesa durante los preparativos de su visita, lo cual se le aclaró inmediatamente que lo planteó", dijo hoy el Ministerio de Relaciones Exteriores.
La directora de América del Norte del ministerio, Josefina Vidal Ferreiro, indicó que "su solicitud de ver al recluso, que no anticipó previamente, se tornó imposible, a raíz de sus declaraciones calumniosas a la prensa, en las que calificó a Alan Gross de 'rehén' del Gobierno cubano".
Igualmente, Vidal Ferreiro expresó el malestar de La Habana después que de Richardson afirmara "públicamente" que no se iría de Cuba sin ver a Gross.
"Se le recordó a Richardson que Cuba es un país soberano, que no acepta chantajes, presiones, ni prepotencias", señaló Vidal.
"El Gobierno cubano, a pesar de no estar obligado legalmente a dar acceso a ciudadanos privados a ningún sancionado, por razones humanitarias ha facilitado encuentros con Gross de personalidades norteamericanas que han visitado el país y que lo han solicitado de manera privada, discreta y respetuosa", agregó.
Según la directora, el estado de salud de Gross "es normal, de acuerdo con su edad y padecimientos crónicos. Recibe una atención médica esmerada, lo cual pudo corroborar la Sección de Intereses de los Estados Unidos durante la visita consular que le hizo el pasado 9 de septiembre".
Richardson, también exembajador de EE.UU. en la ONU durante la Presidencia de Bill Clinton, debía regresar hoy a su país después de que la semana pasada llegara a La Habana para abogar por Gross con, según él, el apoyo del presidente Barack Obama y del Departamento de Estado de su país.
El hotel Nacional, donde se hospedó y ofreció declaraciones durante su estancia, dijo hoy que Richardson había dejado su habitación.
El miércoles, en ese hotel, el exgobernador se declaró "muy decepcionado" por no poder discutir con el Gobierno cubano el caso del contratista Gross, a quien no pudo ver personalmente en la isla.
"Me voy de Cuba mañana porque no he podido visitar a Alan Gross ni discutir su caso con el Gobierno cubano", aseveró Richardson en una rueda de prensa en La Habana.
"Mi conclusión es que el tal vez el Gobierno cubano ha decidido que no quiere mejorar las relaciones con Estados Unidos", subrayó el exgobernador.
Richardson insistió en que fue el Gobierno cubano el que lo invitó a discutir el caso de Gross en la isla, pero tras su llegada "inmediatamente me dijeron que no podía visitarlo ni menos llevármelo a EE.UU. con su familia".
"Creo que el presidente Obama ha tratado de mejorar la relación (con Cuba), pero es muy difícil sin que el Gobierno cubano nos escuche y simplemente nos otorgue la oportunidad de discutir el caso del señor Gross que para nosotros es muy importante", recalcó.
Gross, de 62 años, fue detenido en Cuba en diciembre de 2009 por distribuir material tecnológico a una comunidad judía de la isla y en marzo pasado fue condenado a 15 años de prisión por participar en "planes subversivos" contra Cuba.
En el momento de su detención trabajaba para la empresa "Development Alternatives" (DAI), una subcontratista de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid) dedicada a labores de desarrollo en otros países.
El Tribunal Supremo Popular de Cuba, máxima instancia de la Justicia en el país, ratificó la sentencia en agosto y desestimó la apelación de Gross.
Durante su estancia en la isla, adonde llegó el pasado 7 de septiembre, Richardson se reunió con el cardenal cubano Jaime Ortega y con el canciller Bruno Rodríguez.
Sobre sus conversaciones con Rodríguez el pasado viernes, resaltó que "fue mencionado" el caso de los cinco agentes cubanos presos en EE.UU. por espionaje, pero no se manejó la posibilidad de un "canje" con Gross porque ese "no ha sido nunca parte del punto de vista" de Estados Unidos ni de Cuba.
Tomado de Cambios en Cuba
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