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martes, 5 de enero de 2010

UNA BANDERA QUE NO ESTÁ A LA VENTA Y NUNCA LO ESTARÁ

Autores:

Magda Resik Aguirre y Yoel Lugones Vázquez

La Sala de las Banderas del Museo de la Ciudad, recibió una importante contribución destinada a la notable colección de insignias independentistas cubanas, custodiada por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.



Al patrimonio de la nación ha sido devuelta en comprometido y generoso gesto, la bandera conservada celosamente por el insigne patriota Juan Manuel Macías, amigo y fiel colaborador del ex general del ejército español, el venezolano Narciso López, a quien acompañó desde tierras norteamericanas en la expedición del vapor Creole, cuyo desembarco fallido se produjo el 19 de mayo de 1850 por la ciudad matancera de Cárdenas.


Entonces, al retirarse el contingente ante el fracaso de su empeño, Macías recibió una bandera cubana de manos de otro integrante de la expedición, el coronel O¢ Hara, del regimiento Kentucky. Con esa insignia regresó a los Estados Unidos de Norteamérica, y esta fue legada a la familia Touceda por espacio de 159 años, debido al vínculo matrimonial contraído entre la hija del coronel Macías, Alicia Macías y Brown y Antonio Touceda.

En ceremonia oficial, donde estuvieron presentes Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional, en representación del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz; Homero Acosta, secretario del Consejo de Estado; Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; Eduardo Torres-Cuevas, director de la Biblioteca Nacional; Margarita Ruiz, directora del Consejo Nacional de Patrimonio, entre otras personalidades, el Historiador de la Ciudad de La Habana, Eusebio Leal Spengler, recibió la enseña nacional que trajeron a Cuba, desde Estados Unidos, el señor Enrique Arturo Antonio Houston Touceda y su esposa Patricia.

En sus palabras, Leal agradeció tan noble gesto: "Sin duda alguna asistimos hoy a un acto de gran relevancia histórica por el cual regresa a Cuba uno de sus símbolos más preciosos. En esta sala arde una llama eterna en memoria a todos los sacrificios y sufrimientos que el pueblo cubano pagó por su independencia absoluta".

El Historiador evocó aquel día de junio de 1849, en la ciudad de Nueva York, cuando un grupo de personalidades se reunieron en un acto trascendental: el ex general Narciso López; su secretario personal, el literato y notabilísimo escritor cubano Cirilo Villaverde; el esclarecido poeta Miguel Teurbe Tolón y su esposa Emilia; y también Juan Manuel Macías, edecán del general López.

"Se cuenta, y así ha quedado el testimonio escrito de Cirilo Villaverde, que el general trazó sobre un papel en blanco el diseño de lo que sería la bandera nacional de los cubanos. Necesariamente esta hacía referencia a dos grandes acontecimientos políticos e históricos de su tiempo: la guerra de independencia de los Estados Unidos que hizo nacer su propia bandera y la de Francia; la Francia insurgente de 1789 y el sentido de aquellos tres colores: rojo, azul y blanco", aseveró el Historiador.

Leal concluyó sus palabras agradeciendo profundamente al Presidente de la República, "el General Presidente Raúl Castro Ruz, por la designación recaída en el Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular para representarle este día; a todos los amigos de Cuba que intervinieron en este gesto; a la Doctora Teresa Sánchez, la jueza de California que con entrañable afecto nos visitó con este objetivo; a nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores y a todos aquellos que han puesto su mano en tan noble proyecto".

Con la misma devoción, depositó una ofrenda floral a la memoria de Juan Manuel Macías, y de todos aquellos que lucharon por la libertad de Cuba.

Por su parte, el señor Enrique Houston Touceda reconoció la calidez con que fue recibido en nuestro país y declaró que por encima de cualquier interés comercial, pesó en él y su familia la certeza de que esta bandera le pertenece por derecho al pueblo de Cuba; un pueblo que no está a la venta, ni nunca lo estará.

Don Antonio reverenció a la figura de Céspedes y a todos aquellos que decidieron alzarse en armas por la independencia de Cuba. Para él, evocarlos "es venerar un ayer glorioso: todos debemos ser guardianes del pasado para saber cómo debemos contemplar el futuro".

Con esta sentencia concluía: "Mi corazón está lleno de agradecimiento por haber venido aquí. Sé que este estandarte es pequeño, pero el corazón y la fuerza detrás de él es grande".

Este histórico y sagrado símbolo, para suerte de los cubanos, permanece ya junto a la bandera denominada Primus in Cuba — presentada por primera vez en Nueva York y donada al presidente Mario García Menocal en 1916 por Doña Alicia Macías de Touceda — y la enarbolada por Carlos Manuel de Céspedes, el 10 de octubre de 1868, al iniciar las luchas por la independencia de nuestra Isla.

La bandera cubana, declarada oficial en 1869 por la Asamblea Constituyente de Guáimaro, coincide con el diseño de esta que hoy ingresa legalmente al Patrimonio Nacional de la República de Cuba.

Las dos enseñas que el coronel Macías y su familia guardaron celosamente serán custodiadas para siempre por el pueblo al cual pertenecen. Con sus dos franjas blancas, tres azules, el triángulo rojo y la estrella solitaria, constituyen símbolos sagrados de los sueños independentistas de incontables patriotas cubanos.

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