Editado desde la ciudad de Bayamo, Cuba, por el periodista David Rodríguez Rodríguez.
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viernes, 31 de julio de 2009
DELIRIO CON TO' MEZCLAO EN EL DELIRIO HABANERO
Domingo 28 de junio. Eran las once de la noche y la habitación estaba oscura. Me disponía a dormir cuando el teléfono sonó. Una voz me dijo: quieres pasar un momento bueno en un sitio estelar de La Habana? A esta hora? dije yo con la mayor naturalidad del mundo. Mi respuesta tiene que haber taladrado el tímpano de Lyng Chang, porque su réplica lo expresó todo: Oye estas en La Habana y aqui la noche comienza ahora, coño!!.
No tuve más alternativa que vestirme, bajar al lobby del Costillar de Rocinante, la residencia del Instituto Internacional de Periodismo José Martí en la capital cubana. La espera duró algunos minutos hasta que hice una llamada al celular de mi anfitrión. Me esperaba en la esquina de G y 23. Llegué y me acomodé en la parte posterior al volante y salimos rumbo a ese emblemático sitio, ubicado en un no menos emblemático lugar de la historia cubana de los últimos cincuenta años.
Desembarcamos frente a la Plaza de la Revolución José Martí, justamente en el Teatro Nacional de Cuba, y ascendimos hacia su parte mas alta donde se divisa una hermosa imagen nocturna de la capital de todos los cubanos.
Ocupé una mesa donde estaba, como el patriarca de la canción que es, un hombre que tiene una de las voces más potentes y exquisitas de Cuba: Leo Vera. Allí me lo presentaron y en medio minuto ya hablábamos como amigos de muchos años. Y arrancó ese tren de la música que responde al nombre de TO'MEZCLAO. Son unos jóvenes muy traviesos que ponen a bailar hasta a una estatua. La música y las voces que los distinguen llevan el calor, el candor, la violencia y la ternura de lo que interpretan. Son músicas de todos lados y ellos las mezclan con ese sabor que solo pueden ofrecer los que se saben dueños del escenario.
El público parece haber recibido una alta cuota de entrega de estos muchachos tan sanos como un buen refresco de tamarindo. El desplazamiento por el escenario, los movimientos, los textos, las palabras que expresaron en el concierto, me dejaron ver el alma y los buenos sentimientos de estos músicos ataviados con la armadura del amor y de la sinceridad.
Alegría, humor, baile desenfrenado, calidad artística, humana, todo eso en unas tres horas donde el sudor se convirtió en oro, en ese oro alejado del metal, convertido en una manifestación cultural que rebasó cualquier cuota económica.
Para mí estar en el Delirio Habanero fue como una inyección de vida, muy cerca de los artistas de TO'MEZCLAO, que me hicieron olvidar la hora, la noche, la madrugada, dándome la felicidad de haber compartido con jóvenes artistas muy serios, pero extremadamente profesionales en el escenario y fuera de él.
Y volví a la habitación que me esperaba a oscuras.Miré hacia el sitio del teléfono y añoré recibir otra invitación para embriagarme con el delirio que un grupo musical me hizo vivir en una noche inolvidable entre dos figuras imprescindibles: Martí y el Ché.
sábado, 25 de julio de 2009
GRADUADA EN MANZANILLO, CUBA, LA PRIMERA MEDICA DE LA ISLA CHILENA DE PASCUA
Es una noticia muy breve, pero aún así, expresa un sentimiento de solidaridad que Cuba siempre ha profesado.
Autora: Marlene Herrera Matos
Gracias a Cuba y su Revolución, los pobladores de la Isla de Pascua, tendrán un médico en su territorio, fueron las palabras de Rubelinda Pacaratí durante la graduación de la Universidad Médica de Granma, realizada este jueves en la Plaza Celia Sánchez de Manzanillo, a unos 760 kilómetros al sur-sureste de la capital cubana.
Desde esta isla que pertenece a Chile y está ubicada en la Polinesia, en medio del Océano Pacífico, llegó Rubelinda para acompañar a su sobrina Carolina Malú a recibir su título de Médico y agradecer a los cubanos.
Emocionada por el acontecimiento pidió decir unas palabras pues quería hacer público el reconocimiento a la Revolución y sus principales dirigentes, a los profesores de la Facultad de Ciencias Médicas Celia Sánchez Manduley y a todos los que permiten la formación de profesionales de la salud en Cuba.
Rubelinda entregó al rector de la Universidad Médica de Granma, Doctor Antonio Palma, una réplica de un Moai, y a Ídel Marrero, primer secretario en Manzanillo, de una escultura, símbolo también de la Isla de Pascua.
Los habitantes de la más oriental de las islas de Polinesia y uno de los lugares del planeta más aislados tienen que viajar cinco horas para poder ser tratados por un médico, situación que será resuelta cuando en los próximos días Carolina regrese a su tierra graduada de medicina
viernes, 17 de julio de 2009
CUIDADOS INTENSIVOS: SERVICIO DE EXCELENCIA
Autor: Raynor Rivera Licea, periodista del semanario La Demajagua, de la provincia de Granma, Cuba.
En abril menguaron las lluvias, también mi salud. A principios de ese mes acudí aquejado por un fuerte dolor abdominal al Cuerpo del Guardia del policlínico Bayamo Oeste, luego a su homólogo en el hospital provincial Carlos Manuel de Céspedes, ambos en la Ciudad Monumento Nacional.
En este último un equipo de especialistas en Medicina Interna (clínicos) y Cirugía, en quienes confluyen humanismo y sapiencia, con prontitud me diagnosticó una pancreatitis aguda.
A partir de entonces conocí, más allá de la teoría, de las bondades de la Salud Pública Cubana como sistema, a mi juicio, la mejor del planeta.
Experimenté de primera mano la precisión y alto nivel técnico de la Tomografía Axial Computarizada (TAC), equipos de ultrasonido y laboratorio clínico.
También supe de la esmerada atención en la Unidad de Cuidados Intensivos de dicha institución asistencial donde permanecí hospitalizado por varios días.
Allí, a las preocupaciones extremas por parte de una enfermera que atiende solo a dos pacientes, se unen una serie de costosos medicamentos y exámenes clínicos diarios, alimentación, cambio de ropa de cama, climatización... lo que suma un costo promedio de alrededor de 260 pesos (MN) diarios per cápita y cuyos precios fuera de Cuba son astronómicos. Sin embargo, nunca nadie me preguntó o a mi familia con qué íbamos a pagar.
Tampoco inquirieron a la joven embarazada residente en La Piedra de Yao, localidad del montañoso municipio de Buey Arriba, intervenida quirúrgicamente por una apendicitis; o al anciano con más de dos meses acoplado al equipo de ventilación artificial... Ninguno de los tres jamás sacamos cuentas... pero todos accedimos a los valiosos servicios.
Resulta admirable también el desempeño del personal médico y paramédico dirigido por el doctor Reynaldo Reyes Tornés, Chachi, como lo nombran cariñosamente. Ellos se imponen a las carencias de recursos que han provocado los golpes bajos del bloqueo de Estados Unidos por casi medio siglo contra Cuba, trabajan muchas veces "a pulmón" sin dejar de entregar lo mejor de sí con el máximo de profesionalidad.
Asimismo son incontables las muestras de cercanía, afecto y compresión. Mencionar nombres y olvidar algunos sería imperdonable.
Vale destacar el accionar de los asistentes, en su mayoría muy jóvenes, que con disposición y presteza se mantienen atentos para satisfacer las necesidades de los encamados.
La mayoría no entiende lo estricto del reglamento de dicha sala que establece solo un visitante al día por espacio de cinco horas. La medida les ocasiona no pocas incomprensiones por parte de quienes allí acuden. Sin embargo, el objetivo está bien justificado: propiciar a los pacientes descanso y sosiego, algo que sin lugar a dudas en tales circunstancias se agradece.
En torno a la citada sala, predominan los criterios positivos de quienes como Martha Quesada, Esperanza Martínez e Ibrahín Sánchez han recibido -ellos o sus familiares- servicios aquí. Sus criterios corroboran mis afirmaciones y sentencian que "la terapia intensiva del ‘Céspedes' no decae ni se destiñe".
jueves, 16 de julio de 2009
LA HIPOCRESÍA DE LA SEÑORA CLINTON
Adriana Pérez es una bella cubana que jamás ha pensado utilizar arma alguna, ni tampoco el C-4 ese mortífero explosivo que puede dañar y matar a muchas personas.
Adriana Pérez, además de ser bella y cubana, ha cometido un delito que la ha sancionado, al parecer, de por vida.
Ella es la esposa de Gerardo Hernández Nordelo, uno de los cinco héroes cubanos presos por vigilar a los terroristas de Miami, tolerados por todas las administraciones norteamericanas.
Su esposo Gerardo extingue dos condenas de cadena perpetua mas quince años de cárcel por haber hecho lo que le correspondía hacer y no hizo el Buró Federal de Investigaciones, que jamás ha arrestado a los terroristas que desde Miami organizan actos de esa naturaleza contra Cuba.
Gerardo fue arrestado el 12 de septiembre de 1998 por ese Buró Federal de Investigaciones, que en vez de encarcelar a los asesinos, se encargó de poner tras las rejas a los que vigilaban a esos asesinos que preparaban acciones criminales contra el pueblo de la Isla.
Desde entonces Adriana Pérez, no ha podido ver a su esposo. Ella fue expulsada de territorio norteamericano y aunque ha hecho innumerables gestiones jamás ha podido darle un beso a Gerardo Hernández Nordelo.
Adriana es bien conocida en la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana. Allí ha presentado los documentos correspondientes para entrar a la nación del norte pero hasta ahora todas las gestiones han sido infructuosas.
Organizaciones humanitarias internacionales se han pronunciado al respecto, pero el Gobierno de Washington se niega a permitir la entrada de Adriana porque, y aqui esta la felonía “” ella constituye un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos””, según la secretaria de Estado, otra bella mujer, pero de nombre Hillary.
Para la señora Clinton, Adriana no debe entrar a su país porque se vulneraría la seguridad nacional del país más rico y poderoso de la tierra. Vergüenza debiera darle a esta señora al tomar esa decisión que pone en entredicho el respeto de los derechos humanos que su nación dice defender.
Como dije al principio, Adriana no utiliza armas, ni explosivos. Tampoco se le ha visto en campos de entrenamiento militar para atacar a Estados Unidos, ni estudiando los más letales virus para introducirlos en ese país. Ella solo desea ver a su esposo, derecho que le han negado en múltiples ocasiones.
Es que Estados Unidos le teme a una inofensiva mujer, cubana y revolucionaria?
Es que Estados Unidos le teme a ese abrazo que ella quiere darle a su esposo, injustamente condenado a dos cadenas perpetuas?
Y por qué Estados Unidos no le teme a Luis Posada Carriles?
Y por qué Estados Unidos no le tema a Orlando Bosch Ávila?
Posada Carriles entró de manera clandestina a Estados Unidos, le mintió a las autoridades federales, es prófugo de una prisión venezolana y es el autor del atroz crimen de Barbados, que segó la vida a 73 personas.
Orlando Bosch Ávila es coautor de ese crimen y vive tranquilamente en Miami, desde donde sigue organizando acciones contra Cuba, ante la mirada tolerante del Buró Federal de Investigaciones. Es además un individuo señalado por la Fiscalía Norteamericana como un elemento peligroso para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Entonces, cómo se explica que a Adriana la secretaria de Estado la califique de peligrosa para su país, si ella no ha hecho lo que han hecho estos dos terroristas?
Por qué están libres ellos y presos los cinco antiterroristas cubanos?
Es que cuando se trata de Cuba todo vale, aunque sea mentira?
La hipocresía del Gobierno de Obama es la misma hipocresía del Gobierno de Bush. Nada ha cambiado en la Casa Blanca, aunque hayan cambiado los actores de los que dirigen la política, sea en el salón Oval o en el Departamento de Estado.
Adriana seguirá en su empeño de ver a su esposo. Tiene derecho para continuar en esa lucha. Un pueblo como el mío la apoya en ese propósito.
Ojalá que algún día en la Casa Blanca se abran paso la decencia y la verdad. Ojalá que algún día la hipocresía sea desterrada de la política norteamericana, algo que por lo visto hasta ahora no cuenta en la agenda de cambios del Presidente Obama.
sábado, 11 de julio de 2009
LA FAMOSA YOANI Y UN TAL KAREEM
La diferencia entre ser bloguero opositor
en Cuba o en Egipto
Pascual Serrano • Rebelión
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La periodista Olga Rodríguez nos cuenta en su magnífico libro “El hombre no teme la lluvia” (Debate, junio 2009) la historia del bloguero egipcio Kareem el Behirey, nacido en 1983. Vale la pena conocerla para compararla con otra bloguera que, según nos cuentan los medios, vive acosada y perseguida por el gobierno cubano, Yoani Sánchez.
Es habitual presentar a Cuba como una dictadura que persigue la libertad de expresión, escenario no tan habitual cuando las informaciones tratan a Egipto. Por ello conocer la situación de estos dos blogueros, cada uno crítico con el gobierno de su país, puede ser ilustrativo del talante democrático de cada gobierno y de lo acertado o no de la imagen que se proyecta en nuestros países.
Según relata Olga Rodríguez, Kareem es de origen humilde, vive con sus padres y hermana en un edificio de pisos destartalados cerca de El Cairo, su madre está prejubilada tras contagiarse en su trabajo de enfermera la hepatitis C, sin que pueda garantizarse los recursos para pagar la medicación. Kareem tuvo que financiar sus estudios trabajando de camarero. Cuando terminó su carrera no tuvo otra opción que incorporarse como obrero en la mayor fábrica textil del país, allí pasaba horas pedaleando en una máquina de coser envuelto en un ruido ensordecedor por treinta dólares al mes. Al salir de la fábrica se va a trabajar al periódico donde termina de madrugada, sin que le de tiempo a volver a casa por lo que debe pernoctar en el domicilio de un amigo. Aquí ya vamos encontrando diferencias con la cubana Yoani Sánchez. Su familia tiene en Cuba acceso gratuito a los servicios médicos y garantizados sus estudios de filología sin tener que trabajar, el estado cubano también le asegura el trabajo como filóloga, aunque ella ha renunciado para sobrevivir con los ingresos que le proporciona su blog reproducido en numerosos medios extranjeros.
En diciembre de 2006 Kareem fue expulsado seis días de la empresa textil por apoyar una huelga de trabajadoras. Fue entonces cuando decidió abrir su blog que ha terminado siendo una referencia para los movimientos sociales egipcios, a pesar de que en esa época uno de los blogueros más conocidos en Egipto fue detenido y condenado a tres años por criticar al presidente egipcio Hosni Mubarak. En septiembre de 2007 comenzó una nueva huelga en su empresa textil, la situación del país era explosiva, a principios de 2008 el precio del pan se había incrementado un 50 por ciento en un año y los disturbios se saldaron con quince muertos en tan solo dos semanas. En Egipto, el presidente Mubarak mantiene el estado de emergencia desde que subió al poder en 1981, por lo que muchos derechos y libertades están limitadas. El 6 de abril de 2008 las Fuerzas Armadas egipcias, provistas con rifles de asalto, gases lacrimógenos y pelotas de goma, rodearon una manifestación de obreros y abrieron fuego contra ellos. Murieron un niño de nueve años y un joven de veinte, y otras noventa personas resultaron heridas. Cientos de activistas fueron detenidos, entre ellos el bloguero Kareem. Las autoridades le acusaron de haber incitado a la huelga a través de su blog. Al igual que otros detenidos, fue golpeado y maltratado en su celda, recibió descargas eléctricas durante los primeros días. Hubo un amplio movimiento de solidaridad dentro del país, decenas de blogueros expresaron su apoyo a los detenidos y diez días más tarde un fiscal ordena su puesta en libertad, sin que fuera cumplida por la policía. Kareem fue expulsado de su trabajo en la industria textil y, junto con otros presos, comenzó una huelga de hambre para protestar contra los malos tratos en la prisión.
Según cuenta Olga Rodríguez, salieron finalmente de prisión tras la presión internacional de varias asociaciones de derechos humanos. También fue readmitido en la fábrica y pudo volver a su vida de pluriempleado, con la que no llega a fin de mes y con la que apenas le queda tiempo para dormir. No ha abandonado su blog. Se puede ver en http://www.egyworkers.blogspot.com/ y http://yalhwy.maktoobblog.com/. En él difunde datos de las protestas que se celebran en todo Egipto, acompañados de vídeos y fotos que él mismo capta. En uno de sus correos electrónicos a Olga Rodríguez terminaba así: “Por lo demás, bien. Feliz por leerte y feliz por estar libre. En total estuve setenta y tres días en la cárcel. La policía me sometió a descargas eléctricas por todo el cuerpo durante los tres primeros días de mi arresto. Acabo de regresar de la fábrica, me han readmitido. Sigo estando pluriempleado, duermo poco. Pero mantengo el blog, por supuesto, con más energía que nunca. Lamentablemente aquí todos los días hay mucho que denunciar. Salam maleicum”. En las últimas noticias de Kareem enviadas a Olga Rodríguez, ya después de la publicación del libro, le informa que se han repetido sus problemas con la policía egipcia cuyas presiones han provocado que le despidan de su trabajo.
Volvamos ahora con la cubana Yoani Sánchez. Ella no puede informar y fotografiar represiones policiales con fusiles y pelotas de goma en La Habana porque no las hay. Yoani no ha pisado una cárcel cubana, pero la presentan todos los medios como un icono de la lucha contra la dictadura.
Mientras Kareem debía trabajar de sol a sol para pagar sus estudios y las medicinas de su madre, Yoani, que abandonó voluntariamente su trabajo estatal de filóloga recordaba sus angustias de falta de privacidad en los campamentos de estudiantes:
Salí del preuniversitario en el campo sintiendo que nada me pertenecía, ni siquiera mi cuerpo. Vivir en albergues crea esa sensación de que toda tu vida, tus intimidades, tus objetos personales y hasta tu desnudez han pasado a ser bienes públicos. “Compartir” es palabra obligatoria y se llega a ver como normal el no poder estar –nunca– a solas. Después de años entre movilizaciones, campamentos agrícolas y una triste escuela en Alquízar, necesitaba una sobredosis de privacidad [1] .
Cuando Kareen se recupera de las torturas y descargas eléctricas en la prisión, Yoani Sánchez se indigna porque el Estado no le arregla el ascensor de su vivienda:
Ya van a cumplirse cuatro meses desde que estoy sin ascensor. Catorce pisos para abajo, catorce pisos para arriba y no hay una fecha clara de cuándo estará listo el dichoso artefacto. El montaje va a ritmo cubano, que se parece al de esos galápagos que necesitan horas y horas para avanzar unos pocos metros. Siempre surge algo que prolonga el plazo para inaugurar los nuevos ascensores rusos, mientras mis piernas emulan con las de cualquier alpinista [2] .
A Yoani la presentan como una bloguera que debe enfrentarse a la censura en Cuba, pero en La Habana se le puede encontrar con su portátil donado desde el exterior en las antesalas de los mejores hoteles de la ciudad [3] . La historia de Kareem no interesó a los medios de comunicación occidentales, sin embargo la agencia Reuters ya informó del blog de Yoani nada más inaugurarse, The Wall Street Journal le dedicó una página completa con llamada en primera plana y el periódico español El País le publicaba entrevistas en contraportada [4] . Con motivo de la elección del nuevo presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, en febrero de 2009, el propio marido de Yoani contaba que hacían cola para entrevistarla The New York Times, The Zeit, Newsweek, Washington Post, Reporteros sin Fronteras, la televisión alemana, la española, Aljazira… [5] .
El blog de Yoani es traducido a doce idiomas, a diferencia del de Kareem que solo está en árabe. En abril de 2008, el diario El País concede a Yoani el premio Ortega y Gasset de Periodismo Digital, noticia que titulan Premio al periodista comprometido [6] . Kareem, el bloguero egipcio, nunca ha sido citado en el diario. Introducido el nombre de Kareem en el buscador no aparece ninguna noticia, en cambio en el último año Yoani Sánchez apareció en 29 ocasiones, una vez cada trece días.
La misma prensa occidental que ha encumbrado a Yoani no ha dicho ni una palabra de Kareem el Behirey. La revista estadounidense Time sitúa a la cubana entre las 100 personas más influyentes del mundo [7] en la categoría “héroes y pioneros”. El dominical de El País la incluye en los 100 hispanoamericanos más notables del año [8] , la revista Foreign Policy la elige entre los 10 intelectuales más importantes del año [9] en Iberoamérica y la revista Gato Pardo, desde México, la incluye entre los 10 personajes de 2008 [10] . Pero para todos ellos Kareem no merece ni una palabra, no existe, ni es héroe, ni pionero, ni notable, ni intelectual, ni influyente. En realidad, lo que no es, es cubano. Por eso nunca se acordarán de él, aunque lo detengan y lo torturen por escribir un blog. Su enemigo es un gobierno amigo y servil de occidente, el de Mubarak, y no un gobierno díscolo a nuestros intereses como el de Cuba.
www.pascualserrano.net
Pascual Serrano acaba de publicar Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo . Junio 2009. Editorial Península .
Notas:
http://vocescubanas.com/generaciony/2009/03/18/a-solas/
http://www.desdecuba.com/generaciony/?p=724
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=85152
http://www.elpais.com/articulo/ultima/vida/parte/Cuba/elpepiult/20080103 el pepiult_2/Tes
jueves, 9 de julio de 2009
ALEGATO PRESENTADO POR EL HEROE CUBANO GERARDO HERNANDEZ NORDELO EN LA VISTA DE SENTENCIA
Miércoles, 12 de diciembre de 2001
Su señoría:
Quisiera antes que todo expresar unas breves palabras de agradecimiento a un grupo de oficiales del gobierno federal que laboraron durante nuestro largo y complejo juicio dentro y fuera de esta sala. Me refiero a los traductores, estenógrafos, alguaciles y demás asistentes, quienes en todo momento demostraron un alto nivel ético profesional.
Es justo expresar también de forma pública nuestro más profundo agradecimiento a los abogados que tan magistralmente nos representaron y a todas las personas que los asistieron en tan difícil tarea.
En aras de no malgastar su preciado tiempo pretendo ser lo más breve posible. Somos cinco los defendidos en este caso y compartimos muchos criterios y opiniones, por lo que evitaré hacer referencia a importantes aspectos que sé que ellos querrán abordar en sus intervenciones.
Por otra parte, se requeriría demasiado tiempo para señalar cada una de las inconsistencias de la Fiscalía y sus testigos, cada uno de sus esfuerzos por utilizar y a veces manipular pequeñas porciones de la evidencia y tratar de ignorar la mayor y esencial parte de la misma.
No alcanzarían estos minutos para destacar todos los intentos de los señores fiscales por hacer que el Jurado se guiara por sus emociones y prejuicios más que por los hechos y las leyes; tampoco habría tiempo para señalar cada una de las razones que hacen de este un proceso eminentemente político. Y además, puede que no sea necesario, porque nadie conoce mejor que Usted lo que realmente ocurrió en esta Sala entre diciembre del año 2000 y junio del 2001. No obstante, existen algunos elementos que no se deben pasar por alto.
Quienes desconocen cómo se ha comportado históricamente el sector más radical de la comunidad cubana de Miami, quienes no ven la televisión en español ni escuchan la llamada “Radio Cubana”, tal vez pudieran haber pensado honestamente que nosotros podríamos tener un proceso imparcial y justo en esta ciudad. Lamentablemente hay muchas realidades que el pueblo norteamericano aun desconoce. Nosotros, desde el instante preciso en que se nos negó la posibilidad de realizar el juicio fuera de Miami, no albergamos la más mínima duda sobre cuál iba a ser el resultado.
Sería deshonesto no reconocer que en la medida en que el proceso avanzaba y teniendo en cuenta los contundentes argumentos y evidencias de la defensa, unido a la actuación a veces desesperada de la Fiscalía y a las reacciones de la propia prensa, por momentos llegamos a pensar que lo que parecía imposible en esta comunidad tal vez ocurriera. Pero el Jurado, con su rápido e inequívoco veredicto, hizo realidad nuestro primer pronóstico. Después de seis meses de complejo y agotador proceso, con decenas de testimonios y extensas evidencias, necesitaron sólo unas pocas horas para, sin siquiera hacer una pregunta o expresar una duda, alcanzar un veredicto unánime.
Bastaría con leer las declaraciones que hizo a la prensa la figura principal de ese Jurado para comprender que nunca tuvimos la más mínima oportunidad y que influyeron más los prejuicios o las últimas y engañosas palabras de los señores fiscales que los argumentos que se escucharon aquí durante medio año.
Y cuando hago referencia a las actitudes engañosas de la Fiscalía no pretendo hacer una acusación irrespetuosa o sin fundamento. Como expresé antes, no alcanzaría el tiempo para señalar todos los ejemplos. Baste recordar que la persona encargada de traducir la mayor parte de las evidencias utilizadas por la Fiscalía y quien fue presentada como experta en su especialidad, aseguró ante esta Sala que la palabra “plastilina” del español se utiliza para referirse al explosivo plástico, cuando cualquier niño hispano conoce, sin necesidad de ser experto, que la única plastilina de nuestro idioma es lo que en inglés se conoce como “molden clay”. Dicho sea de paso, el documento de la mencionada plastilina fue utilizado y reutilizado una y otra vez de forma alarmista por los señores fiscales, aún conociendo, porque lo conocen, que no tiene nada que ver con ninguno de los cinco acusados.
Resulta igualmente ridículo que en un juicio a quienes se acusa de ser peligrosos espías y de atentar contra la seguridad nacional, la parte acusadora hiciera hincapié de forma reiterada en un supuesto incidente ocurrido en Cuba con un taxista del principal aeropuerto de ese país, en momentos en que la isla acababa de sufrir una ola de atentados terroristas. Me pregunto cuántos taxistas en estos mismos momentos estarán siendo observados por el FBI en aeropuertos de los Estados Unidos, no sólo por manifestar su descontento con el Gobierno, sino probablemente por sólo usar turbantes. Y es que para comprender las actitudes de un país o sus ciudadanos es necesario vivir, o sufrir, sus realidades cotidianas. El mencionado incidente, por inconcebible que parezca, no escapó ni siquiera al informe del P.S.I, aún cuando nadie sabría explicar qué relación puede tener con los delitos que se me imputan.
Ya que he mencionado el reporte del P.S.I, me gustaría hacer referencia brevemente a unas palabras que escribí para el mismo (y cito): “Cuba tiene derecho a defenderse de los actos terroristas que se preparan en la Florida con total impunidad a pesar de haber sido históricamente denunciados por las autoridades cubanas. Es el mismo derecho que tienen los Estados Unidos de tratar de neutralizar los planes de la organización del terrorista Osama Bin Laden que tanto daño ha causado a este país y amenaza con seguirlo haciendo. Estoy seguro que los hijos de este país que cumplen esa misión son considerados patriotas y su interés no es dañar la seguridad nacional de ninguno de los países donde esas personas se refugian.” (fin de la cita).
Esas palabras fueron escritas para el informe del P.S.I y enviadas a mi abogado para su traducción muchos días antes de los tristes y repudiables sucesos del 11 de septiembre, y hoy cobran mayor vigencia. Tal y como expresara el señor presidente de los Estados Unidos en su última comparecencia ante la Organización de las Naciones Unidas, es necesario que todos los países se unan en la lucha contra los terroristas, pero no contra algunos terroristas, sino contra todos los terroristas. Yo agregaría que mientras se condenen las acciones de algunos de estos criminales y a otros se les albergue, se les permita actuar con impunidad contra la seguridad y soberanía de otros países y se les considere “luchadores por la libertad”, nunca se podrá erradicar ese flagelo, y siempre habrán pueblos que para defenderse necesiten enviar a algunos de sus hijos a cumplir riesgosas misiones, ya sea en Afganistán o en el sur de la Florida.
Su Señoría, se nos acusó de haber conspirado para cometer espionaje y dañar la seguridad nacional de los Estados Unidos. Se nos ha puesto al mismo nivel de los peores espías que se hayan conocido sin que para ello exista una sola prueba contundente y sin haber causado daño alguno, sólo sobre la base de suposiciones. La nuestra quizás sea una de las acusaciones de espionaje más ridículas en la historia de este país. Todo cuanto pretendimos hacer e hicimos aparece bien claro en la evidencia presentada. A la persona que más cerca estuvo de algo militar, después de llevar seis años trabajando en su insignificante puesto, todo lo que se le pedía era que tratara de buscar una posición que le permitiera estar más cerca de las pistas para poder observar la cantidad de aviones. Eso no es espionaje. Las evidencias y los testimonios ofrecidos por personas altamente calificadas en la materia así lo demuestran.
Por otra parte, es cierto que durante años algunos de los acusados tuvimos en nuestro poder documentos de identidad falsos, pero su único objetivo era garantizar nuestra seguridad. Como Jueza, usted conoce cuántos delitos se pueden cometer con una falsa documentación, sin embargo, en esta Sala se reconoció que el único uso dado a esos documentos, cuando se les dio alguno, estuvo encaminado exclusivamente a proteger nuestra integridad y la de nuestras familias.
Quisiera que me permita hacer referencia brevemente a lo que considero es la razón por la cual todos nos encontramos aquí en este momento: el cargo tercero del pliego acusatorio, “conspiración para cometer asesinato”.
Los señores fiscales y las autoridades del FBI conocen y conocían desde un principio qué fue lo que verdaderamente ocurrió antes, durante y después del 24 de febrero de 1996. Ellos mismos tuvieron que reconocer que los mensajes de alta frecuencia que escogieron revelar como evidencia son solo una ínfima parte de todos los que interceptaron. Ellos conocen la verdadera historia. Saben que no existió ninguna conspiración para derribar esos aviones, y mucho menos para hacerlo sobre aguas internacionales. Saben perfectamente que no solo Gerardo Hernández, sino que ni siquiera Juan Pablo Roque tuvo nunca nada que ver con un plan para derribar las avionetas. Conocen que el regreso de Roque se había estado planificando desde mucho tiempo antes por razones estrictamente personales y que en febrero de 1996 se le orientó que fuera él mismo quien escogiera la fecha de su partida, recomendándosele el día 23 o el 27 de acuerdo a la disponibilidad de pasajes aéreos. Si hubiera existido un plan del cual Roque fuera parte, ¿cómo es posible que pudiera permanecer aquí hasta el día 27? Ese es solo un detalle de los muchos que hacen de este cargo el más absurdo e infame de todos los que se nos imputaron.
Después de dos años de estrecha vigilancia, habiendo grabado la mayoría de nuestras conversaciones telefónicas y personales y confiscado una gran cantidad de materiales de aquella época, los fiscales no pudieron presentar en este juicio ni una sola evidencia que muestre sin duda razonable que Gerardo Hernández conspiró para derribar esas avionetas o que facilitó en alguna medida su derribo. Basaron todo su caso en puras especulaciones, en pequeños extractos de los documentos, manipulados y sacados de contexto, y sobre todo en lo emotiva y susceptible que sabían resultaría esa acusación debido a la pérdida de vidas humanas.
Cabría preguntarse qué motivó a la Fiscalía a montar todo su show propagandístico alrededor de ese cargo y a buscar a toda costa la condena de alguien que ellos saben que no tuvo nada que ver con la muerte de esas personas. La respuesta quizás no sea tan difícil. Baste recordar la enorme presión ejercida por algunos sectores de la comunidad cubana que no quedaron satisfechos con las sanciones económicas adoptadas contra Cuba tras los sucesos del 24 de febrero. Las reiteradas acusaciones de estas personas y organizaciones contra el gobierno de los Estados Unidos por, según ellos, ser cómplice en esos sucesos y por no haber hecho nada por castigar a los responsables, se tornaban cada vez más molestas, como molesto e imperdonable resultaba para esos cubanos de Miami que la Oficina Regional del FBI hubiera infiltrado informantes en varias organizaciones del llamado “exilio”, incluyendo a los “Hermanos al Rescate”. Se hacía necesario limpiar la imagen y mejorar las relaciones, y para ello nada mejor que encontrar, o fabricar, un culpable.
Las autoridades sabían que se trataba de una situación en la cual siempre ganarían. Si me hallaban culpable de ese cargo, mucho mejor. Si era hallado inocente, por improbable que esto pareciera, de todos modos ganaban, porque podrían silenciar a quienes los acusaban de no haber juzgado a nadie.
Tal vez alguna persona, por ingenuidad o desconocimiento, pueda pensar que con mis palabras estoy exagerando la importancia que algunas autoridades norteamericanas conceden a las opiniones y reacciones del sector más extremista de la comunidad cubana. A esas personas me permito recordarles que el hecho de que los ciudadanos de esta nación no puedan viajar libremente a Cuba, o fumar tabacos cubanos, o comerciar con productos de ese país sin restricciones, o simplemente inmunizar a sus hijos contra enfermedades cuyas únicas vacunas son de patentes cubanas, no responde precisamente a las exigencias o intereses del pueblo norteamericano.
Su Señoría, he dicho siempre y reitero ahora que lamento profundamente la pérdida de esas cuatro vidas y comprendo el dolor de los familiares. Lamento también las miles de vidas que se han perdido por las constantes agresiones que durante más de 40 años ha tenido que sufrir mi pueblo, y el luto perenne de muchísimas familias cubanas. Esos muertos también tienen nombres y rostros, aunque sus fotografías no se puedan mostrar en esta sala.
Cuba no provocó ese incidente. Por el contrario, lo previno y trató de evitarlo por todas las vías a su alcance. El principal argumento de la Fiscalía durante el juicio fue que se trató de un crimen porque eran aviones civiles y desarmados. Recientemente esta nación ha conocido, de forma triste y brutal, cuanto daño puede hacer a sus habitantes un avión civil y desarmado. Tal vez por eso sus máximos dirigentes han advertido que todo avión que se aleje amenazadoramente de su ruta podría ser derribado aun cuando lleve a bordo a cientos de pasajeros. Quizás los señores fiscales consideren que eso sería un crimen. Su señoría ha dicho hoy que este país cambió su “percepción del peligro” después del 11 de septiembre; desgraciadamente, Cuba tuvo que cambiarla desde el 1ro de Enero de 1959, y eso es lo que no se quiere comprender.
Los principales responsables de lo ocurrido el 24 de febrero de 1996 son los mismos que no cesan en su empeño de provocar un conflicto bélico entre los Estados Unidos y Cuba para que el ejército de este país les haga lo que no han podido hacer ellos en 40 años. Ya sean flotillas, violaciones del espacio aéreo, falsas acusaciones o cualquier otro engendro, el objetivo es el mismo: que los Estados Unidos borren de la faz de la tierra al gobierno de Cuba y a quienes lo apoyan, sin importar cual sea el costo en vidas humanas de uno u otro bando. Se podría decir con certeza que si alguien ha puesto en peligro en reiteradas ocasiones la seguridad nacional de este país, son esos grupos de cubanos extremistas.
La Fiscalía dijo en esta Sala, durante sus argumentos finales, que Gerardo Hernández tiene sus manos manchadas de sangre. Me pregunto quién tendrá realmente las manos manchadas de sangre, si yo, o el individuo que disparó un cañón contra un hotel de La Habana lleno de personas; que es el mismo individuo que aparece en la evidencia de este caso planificando introducir en Cuba armas antipersonales; la misma persona que se cansó de desafiar abierta y temerariamente a las autoridades cubanas violando las leyes de aquel país, las de este país, y las normas más elementales de la aviación internacional; la misma persona que no solo no tuvo ningún reparo en llevar a esos jóvenes a la muerte, sino que en los momentos de mayor tensión, cuando aun podía interrumpir sus planes, no lo hizo, y en cambio dejó grabada su risa para la historia mientras sus compañeros morían.
Esa persona si tiene sus manos manchadas de sangre, y sin embargo a los señores fiscales no les importó cuando estrecharon esas manos en reiteradas ocasiones, incluso en esta misma Sala. Tampoco le importó a los fiscales ni a las máximas autoridades del FBI de Miami compartir con esa misma persona la tribuna y la euforia durante la conferencia de prensa el día del veredicto. Contradictoria actitud de quienes dicen representar la ley.
Que sepan los señores fiscales que la única sangre que podría haber en estas manos es la de mis hermanos caídos o asesinados cobardemente en las incontables agresiones y actos terroristas perpetrados contra mi país por personas que hoy caminan tranquilamente por las calles de esta ciudad. Sangre por la que un día juré que estaría dispuesto a sacrificar mi propia vida si con ello podía proteger a mi pueblo de semejantes crímenes.
Su señoría, la Fiscalía considera, y así lo ha pedido, que debo pasar el resto de mi vida en una cárcel. Confío en que si no es en este, en algún otro nivel del sistema, la razón y la justicia prevalecerán por encima de los prejuicios políticos y los deseos de venganza y se comprenderá que no hemos hecho ningún daño a este país, que merezca semejante condena. Pero si así no fuera, me permitiría repetir las palabras de uno de los más grandes patriotas de esta nación, Nathan Hale, cuando dijo: “Solo lamento no tener más que una vida para entregar por mi patria”.
Muchas gracias.
Gerardo Hernández Nordelo
Su señoría:
Quisiera antes que todo expresar unas breves palabras de agradecimiento a un grupo de oficiales del gobierno federal que laboraron durante nuestro largo y complejo juicio dentro y fuera de esta sala. Me refiero a los traductores, estenógrafos, alguaciles y demás asistentes, quienes en todo momento demostraron un alto nivel ético profesional.
Es justo expresar también de forma pública nuestro más profundo agradecimiento a los abogados que tan magistralmente nos representaron y a todas las personas que los asistieron en tan difícil tarea.
En aras de no malgastar su preciado tiempo pretendo ser lo más breve posible. Somos cinco los defendidos en este caso y compartimos muchos criterios y opiniones, por lo que evitaré hacer referencia a importantes aspectos que sé que ellos querrán abordar en sus intervenciones.
Por otra parte, se requeriría demasiado tiempo para señalar cada una de las inconsistencias de la Fiscalía y sus testigos, cada uno de sus esfuerzos por utilizar y a veces manipular pequeñas porciones de la evidencia y tratar de ignorar la mayor y esencial parte de la misma.
No alcanzarían estos minutos para destacar todos los intentos de los señores fiscales por hacer que el Jurado se guiara por sus emociones y prejuicios más que por los hechos y las leyes; tampoco habría tiempo para señalar cada una de las razones que hacen de este un proceso eminentemente político. Y además, puede que no sea necesario, porque nadie conoce mejor que Usted lo que realmente ocurrió en esta Sala entre diciembre del año 2000 y junio del 2001. No obstante, existen algunos elementos que no se deben pasar por alto.
Quienes desconocen cómo se ha comportado históricamente el sector más radical de la comunidad cubana de Miami, quienes no ven la televisión en español ni escuchan la llamada “Radio Cubana”, tal vez pudieran haber pensado honestamente que nosotros podríamos tener un proceso imparcial y justo en esta ciudad. Lamentablemente hay muchas realidades que el pueblo norteamericano aun desconoce. Nosotros, desde el instante preciso en que se nos negó la posibilidad de realizar el juicio fuera de Miami, no albergamos la más mínima duda sobre cuál iba a ser el resultado.
Sería deshonesto no reconocer que en la medida en que el proceso avanzaba y teniendo en cuenta los contundentes argumentos y evidencias de la defensa, unido a la actuación a veces desesperada de la Fiscalía y a las reacciones de la propia prensa, por momentos llegamos a pensar que lo que parecía imposible en esta comunidad tal vez ocurriera. Pero el Jurado, con su rápido e inequívoco veredicto, hizo realidad nuestro primer pronóstico. Después de seis meses de complejo y agotador proceso, con decenas de testimonios y extensas evidencias, necesitaron sólo unas pocas horas para, sin siquiera hacer una pregunta o expresar una duda, alcanzar un veredicto unánime.
Bastaría con leer las declaraciones que hizo a la prensa la figura principal de ese Jurado para comprender que nunca tuvimos la más mínima oportunidad y que influyeron más los prejuicios o las últimas y engañosas palabras de los señores fiscales que los argumentos que se escucharon aquí durante medio año.
Y cuando hago referencia a las actitudes engañosas de la Fiscalía no pretendo hacer una acusación irrespetuosa o sin fundamento. Como expresé antes, no alcanzaría el tiempo para señalar todos los ejemplos. Baste recordar que la persona encargada de traducir la mayor parte de las evidencias utilizadas por la Fiscalía y quien fue presentada como experta en su especialidad, aseguró ante esta Sala que la palabra “plastilina” del español se utiliza para referirse al explosivo plástico, cuando cualquier niño hispano conoce, sin necesidad de ser experto, que la única plastilina de nuestro idioma es lo que en inglés se conoce como “molden clay”. Dicho sea de paso, el documento de la mencionada plastilina fue utilizado y reutilizado una y otra vez de forma alarmista por los señores fiscales, aún conociendo, porque lo conocen, que no tiene nada que ver con ninguno de los cinco acusados.
Resulta igualmente ridículo que en un juicio a quienes se acusa de ser peligrosos espías y de atentar contra la seguridad nacional, la parte acusadora hiciera hincapié de forma reiterada en un supuesto incidente ocurrido en Cuba con un taxista del principal aeropuerto de ese país, en momentos en que la isla acababa de sufrir una ola de atentados terroristas. Me pregunto cuántos taxistas en estos mismos momentos estarán siendo observados por el FBI en aeropuertos de los Estados Unidos, no sólo por manifestar su descontento con el Gobierno, sino probablemente por sólo usar turbantes. Y es que para comprender las actitudes de un país o sus ciudadanos es necesario vivir, o sufrir, sus realidades cotidianas. El mencionado incidente, por inconcebible que parezca, no escapó ni siquiera al informe del P.S.I, aún cuando nadie sabría explicar qué relación puede tener con los delitos que se me imputan.
Ya que he mencionado el reporte del P.S.I, me gustaría hacer referencia brevemente a unas palabras que escribí para el mismo (y cito): “Cuba tiene derecho a defenderse de los actos terroristas que se preparan en la Florida con total impunidad a pesar de haber sido históricamente denunciados por las autoridades cubanas. Es el mismo derecho que tienen los Estados Unidos de tratar de neutralizar los planes de la organización del terrorista Osama Bin Laden que tanto daño ha causado a este país y amenaza con seguirlo haciendo. Estoy seguro que los hijos de este país que cumplen esa misión son considerados patriotas y su interés no es dañar la seguridad nacional de ninguno de los países donde esas personas se refugian.” (fin de la cita).
Esas palabras fueron escritas para el informe del P.S.I y enviadas a mi abogado para su traducción muchos días antes de los tristes y repudiables sucesos del 11 de septiembre, y hoy cobran mayor vigencia. Tal y como expresara el señor presidente de los Estados Unidos en su última comparecencia ante la Organización de las Naciones Unidas, es necesario que todos los países se unan en la lucha contra los terroristas, pero no contra algunos terroristas, sino contra todos los terroristas. Yo agregaría que mientras se condenen las acciones de algunos de estos criminales y a otros se les albergue, se les permita actuar con impunidad contra la seguridad y soberanía de otros países y se les considere “luchadores por la libertad”, nunca se podrá erradicar ese flagelo, y siempre habrán pueblos que para defenderse necesiten enviar a algunos de sus hijos a cumplir riesgosas misiones, ya sea en Afganistán o en el sur de la Florida.
Su Señoría, se nos acusó de haber conspirado para cometer espionaje y dañar la seguridad nacional de los Estados Unidos. Se nos ha puesto al mismo nivel de los peores espías que se hayan conocido sin que para ello exista una sola prueba contundente y sin haber causado daño alguno, sólo sobre la base de suposiciones. La nuestra quizás sea una de las acusaciones de espionaje más ridículas en la historia de este país. Todo cuanto pretendimos hacer e hicimos aparece bien claro en la evidencia presentada. A la persona que más cerca estuvo de algo militar, después de llevar seis años trabajando en su insignificante puesto, todo lo que se le pedía era que tratara de buscar una posición que le permitiera estar más cerca de las pistas para poder observar la cantidad de aviones. Eso no es espionaje. Las evidencias y los testimonios ofrecidos por personas altamente calificadas en la materia así lo demuestran.
Por otra parte, es cierto que durante años algunos de los acusados tuvimos en nuestro poder documentos de identidad falsos, pero su único objetivo era garantizar nuestra seguridad. Como Jueza, usted conoce cuántos delitos se pueden cometer con una falsa documentación, sin embargo, en esta Sala se reconoció que el único uso dado a esos documentos, cuando se les dio alguno, estuvo encaminado exclusivamente a proteger nuestra integridad y la de nuestras familias.
Quisiera que me permita hacer referencia brevemente a lo que considero es la razón por la cual todos nos encontramos aquí en este momento: el cargo tercero del pliego acusatorio, “conspiración para cometer asesinato”.
Los señores fiscales y las autoridades del FBI conocen y conocían desde un principio qué fue lo que verdaderamente ocurrió antes, durante y después del 24 de febrero de 1996. Ellos mismos tuvieron que reconocer que los mensajes de alta frecuencia que escogieron revelar como evidencia son solo una ínfima parte de todos los que interceptaron. Ellos conocen la verdadera historia. Saben que no existió ninguna conspiración para derribar esos aviones, y mucho menos para hacerlo sobre aguas internacionales. Saben perfectamente que no solo Gerardo Hernández, sino que ni siquiera Juan Pablo Roque tuvo nunca nada que ver con un plan para derribar las avionetas. Conocen que el regreso de Roque se había estado planificando desde mucho tiempo antes por razones estrictamente personales y que en febrero de 1996 se le orientó que fuera él mismo quien escogiera la fecha de su partida, recomendándosele el día 23 o el 27 de acuerdo a la disponibilidad de pasajes aéreos. Si hubiera existido un plan del cual Roque fuera parte, ¿cómo es posible que pudiera permanecer aquí hasta el día 27? Ese es solo un detalle de los muchos que hacen de este cargo el más absurdo e infame de todos los que se nos imputaron.
Después de dos años de estrecha vigilancia, habiendo grabado la mayoría de nuestras conversaciones telefónicas y personales y confiscado una gran cantidad de materiales de aquella época, los fiscales no pudieron presentar en este juicio ni una sola evidencia que muestre sin duda razonable que Gerardo Hernández conspiró para derribar esas avionetas o que facilitó en alguna medida su derribo. Basaron todo su caso en puras especulaciones, en pequeños extractos de los documentos, manipulados y sacados de contexto, y sobre todo en lo emotiva y susceptible que sabían resultaría esa acusación debido a la pérdida de vidas humanas.
Cabría preguntarse qué motivó a la Fiscalía a montar todo su show propagandístico alrededor de ese cargo y a buscar a toda costa la condena de alguien que ellos saben que no tuvo nada que ver con la muerte de esas personas. La respuesta quizás no sea tan difícil. Baste recordar la enorme presión ejercida por algunos sectores de la comunidad cubana que no quedaron satisfechos con las sanciones económicas adoptadas contra Cuba tras los sucesos del 24 de febrero. Las reiteradas acusaciones de estas personas y organizaciones contra el gobierno de los Estados Unidos por, según ellos, ser cómplice en esos sucesos y por no haber hecho nada por castigar a los responsables, se tornaban cada vez más molestas, como molesto e imperdonable resultaba para esos cubanos de Miami que la Oficina Regional del FBI hubiera infiltrado informantes en varias organizaciones del llamado “exilio”, incluyendo a los “Hermanos al Rescate”. Se hacía necesario limpiar la imagen y mejorar las relaciones, y para ello nada mejor que encontrar, o fabricar, un culpable.
Las autoridades sabían que se trataba de una situación en la cual siempre ganarían. Si me hallaban culpable de ese cargo, mucho mejor. Si era hallado inocente, por improbable que esto pareciera, de todos modos ganaban, porque podrían silenciar a quienes los acusaban de no haber juzgado a nadie.
Tal vez alguna persona, por ingenuidad o desconocimiento, pueda pensar que con mis palabras estoy exagerando la importancia que algunas autoridades norteamericanas conceden a las opiniones y reacciones del sector más extremista de la comunidad cubana. A esas personas me permito recordarles que el hecho de que los ciudadanos de esta nación no puedan viajar libremente a Cuba, o fumar tabacos cubanos, o comerciar con productos de ese país sin restricciones, o simplemente inmunizar a sus hijos contra enfermedades cuyas únicas vacunas son de patentes cubanas, no responde precisamente a las exigencias o intereses del pueblo norteamericano.
Su Señoría, he dicho siempre y reitero ahora que lamento profundamente la pérdida de esas cuatro vidas y comprendo el dolor de los familiares. Lamento también las miles de vidas que se han perdido por las constantes agresiones que durante más de 40 años ha tenido que sufrir mi pueblo, y el luto perenne de muchísimas familias cubanas. Esos muertos también tienen nombres y rostros, aunque sus fotografías no se puedan mostrar en esta sala.
Cuba no provocó ese incidente. Por el contrario, lo previno y trató de evitarlo por todas las vías a su alcance. El principal argumento de la Fiscalía durante el juicio fue que se trató de un crimen porque eran aviones civiles y desarmados. Recientemente esta nación ha conocido, de forma triste y brutal, cuanto daño puede hacer a sus habitantes un avión civil y desarmado. Tal vez por eso sus máximos dirigentes han advertido que todo avión que se aleje amenazadoramente de su ruta podría ser derribado aun cuando lleve a bordo a cientos de pasajeros. Quizás los señores fiscales consideren que eso sería un crimen. Su señoría ha dicho hoy que este país cambió su “percepción del peligro” después del 11 de septiembre; desgraciadamente, Cuba tuvo que cambiarla desde el 1ro de Enero de 1959, y eso es lo que no se quiere comprender.
Los principales responsables de lo ocurrido el 24 de febrero de 1996 son los mismos que no cesan en su empeño de provocar un conflicto bélico entre los Estados Unidos y Cuba para que el ejército de este país les haga lo que no han podido hacer ellos en 40 años. Ya sean flotillas, violaciones del espacio aéreo, falsas acusaciones o cualquier otro engendro, el objetivo es el mismo: que los Estados Unidos borren de la faz de la tierra al gobierno de Cuba y a quienes lo apoyan, sin importar cual sea el costo en vidas humanas de uno u otro bando. Se podría decir con certeza que si alguien ha puesto en peligro en reiteradas ocasiones la seguridad nacional de este país, son esos grupos de cubanos extremistas.
La Fiscalía dijo en esta Sala, durante sus argumentos finales, que Gerardo Hernández tiene sus manos manchadas de sangre. Me pregunto quién tendrá realmente las manos manchadas de sangre, si yo, o el individuo que disparó un cañón contra un hotel de La Habana lleno de personas; que es el mismo individuo que aparece en la evidencia de este caso planificando introducir en Cuba armas antipersonales; la misma persona que se cansó de desafiar abierta y temerariamente a las autoridades cubanas violando las leyes de aquel país, las de este país, y las normas más elementales de la aviación internacional; la misma persona que no solo no tuvo ningún reparo en llevar a esos jóvenes a la muerte, sino que en los momentos de mayor tensión, cuando aun podía interrumpir sus planes, no lo hizo, y en cambio dejó grabada su risa para la historia mientras sus compañeros morían.
Esa persona si tiene sus manos manchadas de sangre, y sin embargo a los señores fiscales no les importó cuando estrecharon esas manos en reiteradas ocasiones, incluso en esta misma Sala. Tampoco le importó a los fiscales ni a las máximas autoridades del FBI de Miami compartir con esa misma persona la tribuna y la euforia durante la conferencia de prensa el día del veredicto. Contradictoria actitud de quienes dicen representar la ley.
Que sepan los señores fiscales que la única sangre que podría haber en estas manos es la de mis hermanos caídos o asesinados cobardemente en las incontables agresiones y actos terroristas perpetrados contra mi país por personas que hoy caminan tranquilamente por las calles de esta ciudad. Sangre por la que un día juré que estaría dispuesto a sacrificar mi propia vida si con ello podía proteger a mi pueblo de semejantes crímenes.
Su señoría, la Fiscalía considera, y así lo ha pedido, que debo pasar el resto de mi vida en una cárcel. Confío en que si no es en este, en algún otro nivel del sistema, la razón y la justicia prevalecerán por encima de los prejuicios políticos y los deseos de venganza y se comprenderá que no hemos hecho ningún daño a este país, que merezca semejante condena. Pero si así no fuera, me permitiría repetir las palabras de uno de los más grandes patriotas de esta nación, Nathan Hale, cuando dijo: “Solo lamento no tener más que una vida para entregar por mi patria”.
Muchas gracias.
Gerardo Hernández Nordelo
miércoles, 8 de julio de 2009
CNN EN ESPAÑOL: A LA EXTREMA DERECHA DE LA DERECHA HONDUREÑA
Autor: Juan Carlos Caamaño
Recordemos: José Manuel Zelaya Rosales, presidente de Honduras, fue sacado de su casa, por la fuerza, durante la madrugada del 28 de junio, y trasladado en avión, por un comando de militares, encapuchados, a Costa Rica. Y he aquí el comportamiento inicial de la CNN: notas editoriales, comentarios y reportajes, todo, bajo un título, cuando menos llamativo: “Destitución forzada”. Para la CNN no hubo un golpe de Estado en Honduras. ¿Qué tal?
La CNN vuelve a ser artífice de otra movida del manual de ajedrez periodístico para principiantes. Y, por lo mismo, detrás del título, grosero y grotesco, arremete con una ristra de imputaciones a Zelaya, al igual que los golpistas, acusando al mandatario de Honduras –quien jamás renunció a la presidencia–, de “irregularidades y violaciones constitucionales”. Periodísticamente, indigerible. Ideológicamente, afín con el libreto extendido, aquí y en el mundo, por las cadenas de información y comunicación transnacionales, amarradas a la cáfila global dominante.
Lo de la CNN es una actuación periodística al servicio de los golpistas, y, por carácter transitivo un servicio comunicacional, de guerra sicológica, subordinado a la contraofensiva de las derechas latinoamericanas, dependientes del esquema –de nuevas “guerras de baja intensidad” –, trazado por Estados Unidos en el mapa de la actual crisis capitalista global, en varios frentes. Léase, en el terreno económico-financiero, el político y, muy especialmente, en el social-civilizatorio, atravesado por diversos tipos de violencias funcionales a la teoría del caos y a las políticas represivas, implementadas contra los sectores más humillados de la sociedad; contra los más desamparados; contra quienes se rebelan e, incluso, contra capitalistas despojados de sus privilegios por la dinámica voraz de un poder más concentrado en la acumulación y “menos sensible” a las demandas de una justa distribución de la riqueza.
En estos tiempos de guerra intercapitalista ya no alcanza con la consigna implícita: todo el poder a los ricos, sino, de aquí en más, y a cómo dé lugar, todo el poder a los más ricos. Asistimos a las nuevas escalas del crimen, organizado en las alcobas del poder real y no en sus arrabales, como se lo quiere hacer creer. Y en tal escenario la CNN es cadena de transmisión e instrumento activo del proceso de ataque y amedrentamiento a quienes se oponen al ordeno y mando de los dueños del mundo.
Entrevista la CNN a la iglesia hondureña y ésta recomienda la paz a costas de que Zelaya no vuelva a Honduras. Entrevista la CNN a politólogos –“internacionales”– de su plantel, y éstos advierten que los partidarios de Zelaya están infiltrados por grupos armados que responden a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Mañana, en otra lección del ajedrez periodístico para principiantes, la CNN encontrará, en clave de primicia, la computadora de “la conspiración contra los golpistas” con las huellas dactilares de agentes cubanos, nicaragüenses y venezolanos.
Transmite la CNN el debate dentro de la Organización de Estados Americanos (OEA) y subraya, enfáticamente, las recomendaciones del canciller canadiense y los representantes de Costa Rica y Estados Unidos, los que proponen que el presidente Zelaya no retorne a Honduras para no exacerbar los ánimos de “una sociedad dividida”. Y entre consultas y más consultas a personajes alineados desembozadamente con los golpistas y el elusivo palabrerío de EE.UU. al interior de sus más altos rangos gubernamentales, la CNN no deja de meter baza: “Zelaya venía siendo denunciado por no respetar la constitución, cuando –entre otras cosas– se lanzó a hacer una consulta al pueblo hondureño, que más tarde derivaría en su reelección”. Cuestión que el propio Zelaya desmintió rotundamente, mil veces.
En esta ocasión, que no es la primera, pero sí una de las más descaradas, la CNN pasa al ataque, sostiene la ofensiva, no apela ni siquiera a la teoría del péndulo: un poco para los golpistas, otro poco para las víctimas de la “Destitución forzada”. No. Nada. Decididamente a la carga. Abandona, una vez más, su disfraz de “periodismo independiente” y se lanza –cómplice de los encapuchados que irrumpieron en la casa de Zelaya y su familia a punta de fusiles–, a la contraofensiva desesperada de la derecha latinoamericana, consciente de que en la región los nuevos aires de independencia contagian, cada día más, a ciento de miles de personas, hartas de hambre y mentiras. Aires que despiertan conciencias y desnudan a los medios de comunicación como lo que son: empresas económicas y financieras que, por vía de distintas ramas de la producción, penetran en la realidad social y cultural de cada día, en las casas, las mentes y rutinas de miles de millones de niños, mujeres y hombres.
La CNN se juega, sin careta, en la primera línea. Se sube, ahora en Honduras, al carro de los golpistas, como lo hiciera a los tanques de guerra que, a sangre y fuego, ingresaron en Bagdad para “decir la verdad y nada más que la verdad” sobre un tal Saddam Hussein. Aunque tiempo después, con otro estilo y otro énfasis –cuando las evidencias sobre masacres y torturas a manos de las “heroicas” tropas de EE.UU. fueron indisimulables–, se desmarcara suavemente –apelando a la desmemoria periodística de muchos de sus colegas– de las responsabilidades del holocausto, de corte hitleriano, comandado por el criminal de guerra George W. Bush, contra el pueblo musulmán.
El ayer y el presente de la CNN son periodísticamente repudiables y humanamente abominables, más allá y más acá de las derivaciones que adquiera la vida constitucional en Honduras, y la realidad de un pueblo en el que la pobreza y el desprecio hacia los más necesitados fue, durante décadas, el resultado de las políticas aplicadas por Estados Unidos y las oligarquías del “patio trasero”, en nombre de la democracia y la libertad.
(Fuente: FELAP)
Recordemos: José Manuel Zelaya Rosales, presidente de Honduras, fue sacado de su casa, por la fuerza, durante la madrugada del 28 de junio, y trasladado en avión, por un comando de militares, encapuchados, a Costa Rica. Y he aquí el comportamiento inicial de la CNN: notas editoriales, comentarios y reportajes, todo, bajo un título, cuando menos llamativo: “Destitución forzada”. Para la CNN no hubo un golpe de Estado en Honduras. ¿Qué tal?
La CNN vuelve a ser artífice de otra movida del manual de ajedrez periodístico para principiantes. Y, por lo mismo, detrás del título, grosero y grotesco, arremete con una ristra de imputaciones a Zelaya, al igual que los golpistas, acusando al mandatario de Honduras –quien jamás renunció a la presidencia–, de “irregularidades y violaciones constitucionales”. Periodísticamente, indigerible. Ideológicamente, afín con el libreto extendido, aquí y en el mundo, por las cadenas de información y comunicación transnacionales, amarradas a la cáfila global dominante.
Lo de la CNN es una actuación periodística al servicio de los golpistas, y, por carácter transitivo un servicio comunicacional, de guerra sicológica, subordinado a la contraofensiva de las derechas latinoamericanas, dependientes del esquema –de nuevas “guerras de baja intensidad” –, trazado por Estados Unidos en el mapa de la actual crisis capitalista global, en varios frentes. Léase, en el terreno económico-financiero, el político y, muy especialmente, en el social-civilizatorio, atravesado por diversos tipos de violencias funcionales a la teoría del caos y a las políticas represivas, implementadas contra los sectores más humillados de la sociedad; contra los más desamparados; contra quienes se rebelan e, incluso, contra capitalistas despojados de sus privilegios por la dinámica voraz de un poder más concentrado en la acumulación y “menos sensible” a las demandas de una justa distribución de la riqueza.
En estos tiempos de guerra intercapitalista ya no alcanza con la consigna implícita: todo el poder a los ricos, sino, de aquí en más, y a cómo dé lugar, todo el poder a los más ricos. Asistimos a las nuevas escalas del crimen, organizado en las alcobas del poder real y no en sus arrabales, como se lo quiere hacer creer. Y en tal escenario la CNN es cadena de transmisión e instrumento activo del proceso de ataque y amedrentamiento a quienes se oponen al ordeno y mando de los dueños del mundo.
Entrevista la CNN a la iglesia hondureña y ésta recomienda la paz a costas de que Zelaya no vuelva a Honduras. Entrevista la CNN a politólogos –“internacionales”– de su plantel, y éstos advierten que los partidarios de Zelaya están infiltrados por grupos armados que responden a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Mañana, en otra lección del ajedrez periodístico para principiantes, la CNN encontrará, en clave de primicia, la computadora de “la conspiración contra los golpistas” con las huellas dactilares de agentes cubanos, nicaragüenses y venezolanos.
Transmite la CNN el debate dentro de la Organización de Estados Americanos (OEA) y subraya, enfáticamente, las recomendaciones del canciller canadiense y los representantes de Costa Rica y Estados Unidos, los que proponen que el presidente Zelaya no retorne a Honduras para no exacerbar los ánimos de “una sociedad dividida”. Y entre consultas y más consultas a personajes alineados desembozadamente con los golpistas y el elusivo palabrerío de EE.UU. al interior de sus más altos rangos gubernamentales, la CNN no deja de meter baza: “Zelaya venía siendo denunciado por no respetar la constitución, cuando –entre otras cosas– se lanzó a hacer una consulta al pueblo hondureño, que más tarde derivaría en su reelección”. Cuestión que el propio Zelaya desmintió rotundamente, mil veces.
En esta ocasión, que no es la primera, pero sí una de las más descaradas, la CNN pasa al ataque, sostiene la ofensiva, no apela ni siquiera a la teoría del péndulo: un poco para los golpistas, otro poco para las víctimas de la “Destitución forzada”. No. Nada. Decididamente a la carga. Abandona, una vez más, su disfraz de “periodismo independiente” y se lanza –cómplice de los encapuchados que irrumpieron en la casa de Zelaya y su familia a punta de fusiles–, a la contraofensiva desesperada de la derecha latinoamericana, consciente de que en la región los nuevos aires de independencia contagian, cada día más, a ciento de miles de personas, hartas de hambre y mentiras. Aires que despiertan conciencias y desnudan a los medios de comunicación como lo que son: empresas económicas y financieras que, por vía de distintas ramas de la producción, penetran en la realidad social y cultural de cada día, en las casas, las mentes y rutinas de miles de millones de niños, mujeres y hombres.
La CNN se juega, sin careta, en la primera línea. Se sube, ahora en Honduras, al carro de los golpistas, como lo hiciera a los tanques de guerra que, a sangre y fuego, ingresaron en Bagdad para “decir la verdad y nada más que la verdad” sobre un tal Saddam Hussein. Aunque tiempo después, con otro estilo y otro énfasis –cuando las evidencias sobre masacres y torturas a manos de las “heroicas” tropas de EE.UU. fueron indisimulables–, se desmarcara suavemente –apelando a la desmemoria periodística de muchos de sus colegas– de las responsabilidades del holocausto, de corte hitleriano, comandado por el criminal de guerra George W. Bush, contra el pueblo musulmán.
El ayer y el presente de la CNN son periodísticamente repudiables y humanamente abominables, más allá y más acá de las derivaciones que adquiera la vida constitucional en Honduras, y la realidad de un pueblo en el que la pobreza y el desprecio hacia los más necesitados fue, durante décadas, el resultado de las políticas aplicadas por Estados Unidos y las oligarquías del “patio trasero”, en nombre de la democracia y la libertad.
(Fuente: FELAP)
sábado, 4 de julio de 2009
NO MENTIR, NO ROBAR, NO MATAR
Dónde estaría el hoy cardenal Oscar Rodríguez en aquellos tiempos sangrientos y tristes de Centroamérica, cuando la agresión de Estados Unidos a Nicaragua causó mas de cincuenta mil muertos a la patria de Sandino?
Dónde estaría su voz? Del lado de los agresores o del lado de los agredidos?
Dónde está hoy su voz? Del lado de los que defienden la democracia con Zelaya en el Poder? No, su voz se ha sumado a los que defienden el golpe militar. El Cardenal no condenó el golpe a la democracia, pero ahora se nos presenta en tono conciliador y amenazante al mismo tiempo, diciendo que si el legítimo presidente ingresa a Honduras podría haber un baño de sangre. Por qué dice eso el Cardenal?
Está informado por los golpistas en el poder de que están dispuestos a disparar contra el pueblo que apoya a Zelaya? Por qué Oscar Rodríguez, al mismo tiempo que cita pasajes bíblicos, no llama a los usurpadores para que abandonen sus posiciones, teniendo en cuenta la gravedad de los delitos comentidos por los militares y esa cohorte de civiles ricos que sustentan por la fuerza el golpe de estado?
Oscar Rodriguez no ha visto al auténtico pueblo hondureño en las calles exigiendo el retorno de su presidente legítimo?
No se ha enterado el Cardenal de la represión llevada a cabo contra los movimientos populares que apoyan a Zelaya?
No se ha enterado el Cardenal de los obstáculos puestos a los hondureños en su camino a Tegucigalpa, con el fin de que no lleguen a las plazas públicas a defender la democracia representada por Zelaya?
Cuál es la misión de un representante de ese rango en una situacion como esta, apoyar a los usurpadores o apoyar al rebaño de ovejas que exige la vuelta de la democracia?
El usurpador miente por esencia. El usurpador roba lo que no le pertenece. El usurpador está dispuesto a matar para mantenerse en el poder.
Zelaya mintió?
Zelaya robó?
Zelaya mató?
Creo que Cristo echaría de la Iglesia a semejante Cardenal, porque no está del lado de los pobres, porque está del lado de la mentira, porque está del lado de los que roban, porque está del lado de los que pueden matar a sus semejantes. El fin justificaría los medios.
Por qué el Cardenal no quiere que Zelaya regrese? Será porque está del lado de los desposeídos, de los pobres garífunas, de los pobres campesinos, de los pobres obreros?
jueves, 2 de julio de 2009
GOLPE MILITAR Y MEDIÁTICO
La crisis generada por el golpe militar contra el Gobierno Constitucional del Presidente Zelaya, y la posterior usurpación del poder en Honduras por un grupo de fascinerosos, ha posibilitado la desnudez política de algunos medios de prensa internacionales.
El odio contra las masas populares se ha puesto de manifiesto por diversos medios de prensa, tanto del continente americano como de Europa.
El miedo al cambio de época ha atemorizado a las llamadas ¨¨clases vivas¨¨ que se espantan ante el primer clamor de los pueblos por librarse de las ataduras a las que han estado sujetos por tanto tiempo.
Es tal el miedo a ese cambio de época, que ya algunos, defensores a ultranza de la democracia, y los cánones que esta exhibe, están preguntándose cómo podrían despojarse de la irrupción de líderes populares que utilizando las vías que el capitalismo ha impuesto, llegan a alcanzar la presidencia de sus naciones.
La ceguera de estos sectores les impide reconocer que esos cambios se originan en el fracaso de las políticas neoliberales que han carcomido a la sociedad latinoamericana, con el triste saldo de una pobreza que se incrementa y las consecuencias del desempleo, la marginación y la falta de programas de salud y educación para las grandes masas.
Qué quería el Presidente Zelaya?
Sencillamente hacerle una pregunta a la ciudadanía para saber si estaba de acuerdo con la colocación de una cuarta urna en las elecciones del 29 de noviembre próximo con el objetivo de conocer el criterio del pueblo hondureño acerca de la posible instalación de una Asamblea Constituyente.
Fue suficiente. La oligarquía, que por esencia es cobarde, no podía aceptar ese reto, ante el temor de que los hondureños dijeran sí a una Asamblea Constituyente.
Y cuál es la razón de ese miedo?
Podríamos preguntarle eso al Colocado como presidente. Pero no respondería con valentía y objetividad teniendo en cuenta sus conceptos ¨¨democráticos¨¨.
Entonces ahorrémosle a este señor tal embarazo, aquí va la respuesta a la interrogante:
Terror a que los pobres, cansados de ser engañados una y mil veces mas por los cantos de sirena pre-electorales, dijeran SÍ en la citada cuarta urna.
Zelaya siempre dijo que no pretendía reelegirse para un nuevo mandato, porque las leyes no lo permiten, además de aprobarse el Sí de la famosa cuarta urna, él no podría implementar los cambios a la Constitución Hondureña. Eso le correspondería al nuevo Gobierno que debe asumir el 27 de enero de 2010.
El golpe militar no se realizó solo contra el Soberano Presidente de la República de Honduras, también se realizó para amedrentar a las grandes masas populares que apoyan su gestión de cambios para disminuir las desigualdades en esa nación centroamericana.
En ese camino, los militares fueron acompañados por la oligarquía, los dueños de los medios de comunicación locales y de televisoras como CNN y el diario El País de España, que se han encargado de tergiversar lo evidente.
Zelaya regresará a Honduras.
Si como consecuencia de su regreso las ilegítimas autoridades desconocen el clamor popular y las exigencias de la comunidad internacional para restituir al Presidente Zelaya y deciden arremeter contra los ciudadanos con la fuerza, será responsabilidad también de CNN y el diario El País de España y otros medios al servicio de la mentira y la deshonestidad.
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