Era el comienzo del siglo 20 y entre la agreste geografía surgía un barrio gracias al tesón y necesidad de un grupo de campesinos, entre ellos Román Anaya, en cuya finca nació una palma que parió desde su tronco otras cuatro.
Ya no era una sino cinco las palmas que dieron nombre a ese lugar que jamás apareció en los mapas hasta que un día un hombre grande pronosticó que con siete fusiles ya ganaba la guerra contra un ejército bien armado y entrenado.
Son las veleidades de una historia que se inició en la ruta por la que navegaba una pequeña embarcación atestada de jóvenes que por más armas surcaban el mar llevaban en el pecho el sufrimiento de la patria.
Con esos sentimientos a cuestas se arriesgaron en una travesía difícil que fue mucho mayor al desembarcar por aquel punto donde el manglar se les presentaba como un rudo rompecabezas.
Lo atravesaron temiendo ser descubiertos por la aviación batistiana que ya los buscaba por cielo, mar y tierra.
Agotados pero no vencidos escribieron una página llamada Alegría de Pío en la que los bisoños combatientes fueron diezmados, algunos capturados y asesinados para matar la idea, pero el adversario no logró ese propósito.
Fueron momentos muy tensos, complicados aun mas por la dispersión del grupo que trataba por todos los medios de reorganizarse para seguir cumpliendo el mandato de la patria sojuzgada.
Diecisiete días después del épico desembarco ocurría un hecho inédito en la historia cubana al reencontrarse Fidel y Raúl, precisamente en Cinco Palmas, un sitio que desde entonces aparece en las enciclopedias universales.
Aquel 18 de diciembre de 1956 el jefe de aquellos expedicionarios lanzó una profecía, que en aquel instante no era más que una quimera, con la diferencia de que la quimera quedó hecha trizas convirtiéndose en profética expresión.
Desde entonces, como dijo en Guisa el Comandante en Jefe, ¨¨nada es imposible¨¨, porque cuando la razón se levanta no hay fuerza capaz de destruirla pues se erige en voluntad, moral y principios.
Seis décadas han pasado de aquel pasaje de la guerra revolucionaria y no ha habido, ni habrá posibilidad de desmontar el valor de unas palabras dichas en el fragor de la lucha y que señalaron el camino de la victoria.
Hoy Cuba entera, abrazada a una hermosa piedra, muy cerca de Céspedes y Martí, asume aquel principio que nos hizo vibrar de emoción aquel primero de enero de 1959: AHORA SI GANAMOS LA GUERRA!!!.
Editado desde la ciudad de Bayamo, Cuba, por el periodista David Rodríguez Rodríguez.
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sábado, 10 de diciembre de 2016
lunes, 5 de diciembre de 2016
NERIO GONZALEZ: UN MÚSICO BAYAMÉS EXCEPCIONAL
La música en Bayamo ha tenido excelsos cultores que han dejado no solo su historia particular, ya que están reflejados en descendientes que continúan laborando en aras de sostener la calidad de sus antecesores.
Realmente constituye un gran orgullo tener en la memoria de la ciudad a músicos de una valía insoslayable pues han cimentado el camino que hoy recorren las nuevas generaciones.
No es extraña esta realidad en nuestra villa, ya que desde tiempos atrás por estas calles anduvieron músicos y trovadores que dieron mucha luz en aquellas noches de bohemia con las conocidas serenatas.
Tampoco era sorpresa el canto de una trompeta con sonidos dedicados a la mujer que se amaba, demostrando todo el sentimiento que un hombre puede expresar a quien se merecía aquellas amorosas notas.
Cualquier instrumento era válido en pos de disfrutar del amor y la compañía de ese ser al que se rendía homenaje de amor en noches de luna o de estrellas solamente.
Nerio González Rivero es ese músico del que hablamos hoy y que desplegó una incesante actividad erigiéndose en un promotor de la cultura a través de los instrumentos que tocaba.
Con una trayectoria reconocida Nerio fue uno de esos hombres bondadosos que no guardó para sí los conocimientos que poseía pues los diseminó en todos aquellos que quisieron aprender de él.
Y un ser humano como Nerio González que no solo fue un buen músico sino un ciudadano ejemplar de la ciudad de Bayamo, merece todo el cariño de su pueblo que no olvida a sus hijos más distinguidos.
Nerio no solo se entregó a desarrollar sus aptitudes musicales, se preocupó las instituciones culturales de la ciudad y con el concurso suyo se organizaron bandas de música en este territorio.
Fue asimismo un digno sucesor de Rafael Cabrera Martínez conduciendo a la Banda de Música de la ciudad de Bayamo, etapa en la que se destacó elevando la calidad interpretativa de la gloriosa institución.
Nerio había nacido el 12 de mayo de 1913 en esta ciudad a la que entregó los mejores años de su vida, y falleció el 22 de diciembre de 1984 rodeado del amor de su familia, que sigue fiel a su legado.
Hoy cuando escuchamos la música de nuestros grupos, orquestas y conjuntos, vemos la obra de Nerio González Rivero un bayamés que se honró alegrando el alma de su pueblo que no lo olvida.
Realmente constituye un gran orgullo tener en la memoria de la ciudad a músicos de una valía insoslayable pues han cimentado el camino que hoy recorren las nuevas generaciones.
No es extraña esta realidad en nuestra villa, ya que desde tiempos atrás por estas calles anduvieron músicos y trovadores que dieron mucha luz en aquellas noches de bohemia con las conocidas serenatas.
Tampoco era sorpresa el canto de una trompeta con sonidos dedicados a la mujer que se amaba, demostrando todo el sentimiento que un hombre puede expresar a quien se merecía aquellas amorosas notas.
Cualquier instrumento era válido en pos de disfrutar del amor y la compañía de ese ser al que se rendía homenaje de amor en noches de luna o de estrellas solamente.
Nerio González Rivero es ese músico del que hablamos hoy y que desplegó una incesante actividad erigiéndose en un promotor de la cultura a través de los instrumentos que tocaba.
Con una trayectoria reconocida Nerio fue uno de esos hombres bondadosos que no guardó para sí los conocimientos que poseía pues los diseminó en todos aquellos que quisieron aprender de él.
Y un ser humano como Nerio González que no solo fue un buen músico sino un ciudadano ejemplar de la ciudad de Bayamo, merece todo el cariño de su pueblo que no olvida a sus hijos más distinguidos.
Nerio no solo se entregó a desarrollar sus aptitudes musicales, se preocupó las instituciones culturales de la ciudad y con el concurso suyo se organizaron bandas de música en este territorio.
Fue asimismo un digno sucesor de Rafael Cabrera Martínez conduciendo a la Banda de Música de la ciudad de Bayamo, etapa en la que se destacó elevando la calidad interpretativa de la gloriosa institución.
Nerio había nacido el 12 de mayo de 1913 en esta ciudad a la que entregó los mejores años de su vida, y falleció el 22 de diciembre de 1984 rodeado del amor de su familia, que sigue fiel a su legado.
Hoy cuando escuchamos la música de nuestros grupos, orquestas y conjuntos, vemos la obra de Nerio González Rivero un bayamés que se honró alegrando el alma de su pueblo que no lo olvida.
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