Los voceros de la reacción en Miami hablan de “derechos humanos”, pero se oponen a que el Estado le garantice la atención médica a toda la población, que es el primero de los derechos, el de la vida.
POR CARLOS RIVERO COLLADO
1-. Lo más reciente de Miami
A) Los grupúsculos ultra-reaccionarios que han usurpado el poder de la emigración cubana están apoyando a las fuerzas que se enfrentan al presidente Muamar al Gadafi sin darse cuenta que un gobierno fundamentalista islámico en Libia sería mucho más enemigo del Imperio que Gadafi. Quieren que, desaparecido Gadafi, la nueva Libia sea controlada por el Imperio y explotada por las transnacionales del petróleo. Por ello piden que las fuerzas de la OTAN invadan a ese país. No están por una Libia con Gadafi ni por una Libia sin Gadafi, sino por un país sometido al Imperio. No defienden la libertad de ese país, sino la libertad del Imperio para esclavizarlo. Demuestran, una vez más, que están a la derecha de todo el mundo y que defienden lo que ni siquiera los conservadores de este país se atreverían a defender. Por eso tienen a Marco Rubio en el Senado y a Ileana Ross en la Cámara : la caverna.
La situación de la guerra civil en Libia es muy confusa. Por un lado, algunos supuestos dirigentes de la rebelión rechazan la intervención de las tropas extranjeras, pero piden que los aviones de la OTAN bombardeen las posiciones de Gadafi y eso es una tremenda contradicción porque las fuerzas del aire son, a veces, más poderosas que las terrestres. Un bombardeo de la OTAN , o sea del Imperio, es una invasión.
Tenemos que seguir muy de cerca el desarrollo de esta guerra nacional que puede devenir en internacional para que podamos hacer un juicio apropiado porque mucho de lo que está publicando la prensa capitalista es mentira.
B) Ahora la Legislatura de la Florida y el gobernador Rick Scott –favorito de la derecha de Miami-- están tratando de subir en un 12%, o sea del 7 al 8.5%, los impuestos a las ventas, que afectan a todos los ciudadanos, y reducir un 25% el impuesto a la propiedad. O sea que mientras aumentan los impuestos a los que no tienen propiedades, o sea a los trabajadores, que viene a ser la mayoría de la población, se las rebajan a los que las tienen, o sea a los propietarios, que son la minoría. Esto es aun más grave si se tiene en cuenta que el impuesto a la propiedad se dedica a la educación, o sea que de aprobarse esta medida, los pobres serán más pobres, los ricos serán más ricos, y los estudiantes serán más ignorantes, y esto último sería ya un récord mundial. Estas medidas son apoyadas por la dirigencia de la emigración cubana, a pesar de que afectan a la mayoría de la población. Es a esta plutocracia a lo que aquí llaman democracia.
Veamos, entonces, algunos extractos de varios artículos de la serie “Miami y el Sueño “Americano”, que escribí hace casi dos años y que, al decir de algunos amables camaradas, no han perdido actualidad)
2-. El mayor violador de los derechos humanos
Los dirigentes de la derecha de Miami engolan la voz para hablar de derechos humanos y acusar a los gobiernos de varios países de violarlos, aunque jamás acusan al gobierno que más derechos humanos ha violado a lo largo de toda la historia de la humanidad, el del país en que viven. Al contrario, lo defienden a capa y espada, incluyendo su burda insolencia, sus masacres, sus torturas, sus invasiones, sus despojos, sus atentados bacteriológicos, su destrucción de la ecología, en fin todas sus infamias.
Para ellos los derechos humanos significan, sobre todo y casi exclusivamente, que pueda haber partidos políticos de oposición –que nunca se oponen a lo que no les conviene y que en lo único que se diferencian de los otros partidos es en el nombre de sus dirigentes--, una prensa que pueda atacar a quienes gobiernan aunque lo estén haciendo en forma admirable; un Perico Pérez que pueda aspirar a cualquier cargo electivo porque tiene el suficiente dinero para pagar su costosa campaña; y el derecho a explotar a quienes no poseen el producto del trabajo acumulado, o sea la riqueza.
El capitalismo es para ellos el más esencial de los derechos humanos, muchas veces el único, y los cubanos de la reacción, atrincherados en este aburrido pantano al que creo que llaman Miami, defienden el de Estados Unidos, o sea el salvaje, en el que no existe el sistema nacional de salud, ni el 90% de los trabajadores tiene derechos laborales; ni los estudiantes reciben una adecuada instrucción; ni los ciudadanos pueden evitar que su gobierno provoque guerras constantes –incluyendo monstruosos auto-atentados contra sus propios ciudadanos-- en que son ellos los que matan y mueren, ni a nadie le importa que haya millones de seres humanos sin salud ni trabajo ni techo ni alimento.
Las estadísticas muestran que no ha habido jamás un sistema que haya violado más el primero de todos los derechos humanos, el de la vida, que el capitalismo, y no sólo en los países pobres, sino aquí en Estados Unidos.
3-. Algunos datos recientes
Antes de analizar la forma en que esa infame violación al derecho de la vida adquiere aquí en Miami, veamos algunos datos que publicó no hace mucho USA-Today, el único periódico nacional de Estados Unidos.
Un informe del Institute of Medicine (IOM) titulado “Care withoutcoverage: too little, too late” –“Cuidado sin cobertura: muy poco, muy tarde”—revela que 18,347 adultos mueren en Estados Unidos cada año porque no tienen seguro ni pueden pagar la atención médica, o sea 50 todos los días, uno cada veintisiete minutos.
“Nuestro propósito es presentar los hechos y éstos son inequívocos”, declaró Reed Tuckson, autor del informe en el que revela lo siguiente:
a) Personas sin seguro con cáncer en el colon o en los senos tienen un 50% más posibilidades de morir.
b) Pacientes sin seguro que sufran traumas tienen un 37% mayor de posibilidades de muerte.
c) El 25% de las personas que sufren de diabetes y no tienen seguro han estado más de dos años sin chequeo médico y tiene, por ello, una posibilidad mucho mayor de muerte, ceguera o pérdida de alguna de las extremidades.
4-. La tragedia es mucho más grave
Fuentes médicas de Naciones Unidas estiman que unos 27,000 niños mueren todos los días en el mundo como consecuencia de enfermedades curables que son efecto de la desnutrición y por falta de asistencia médica, 1,125 cada hora, 20 cada minuto, uno cada tres segundos. En el tiempo que toma leer esta frase, tres niños habrán muerto en el mundo a causa del hambre, la miseria, la insalubridad y la falta de atención médica.
Este es un conflicto mucho más terrible que la Segunda Guerra Mundial. Sólo en dos ocasiones de aquella guerra, en 1945, murieron más niños en un solo día, víctimas de los bombardeos del imperio yanqui: en Tokío, el 10 de marzo, y en Hiroshima, el 6 de agosto, más de 100,000 niños en total. El capitalismo asesina hoy esa misma cantidad de niños en menos de cuatro días y no lo hace de repente, en grandes explosiones o incendios, sino lentamente.
Se cree que en Estados Unidos haya más de un millón de médicos. ¿Cuántos están dedicados a evitar una sola de esas muertes de niños, en una forma similar a la de miles de médicos cubanos que están atendiendo hoy, gratuitamente, a millones de seres humanos en las zonas más pobres del mundo?
¿Están los médicos de Miami, en su gran mayoría de origen cubano, salvando a un solo niño de los que mueren todos los días en el mundo a causa de la miseria?
La raíz del problema radica no sólo en la insensibilidad y el egoísmo que el sistema capitalista genera, sino en el hecho de que las universidades de Estados Unidos son las más caras del mundo. En la Universidad de Miami, por ejemplo, estudiar Medicina cuesta unos 380,000 dólares. En Harvard, Yale, Columbia y otras el costo es aun mayor. Sólo los estudiantes que sobresalen y no tienen dinero para pagar sus carreras, obtienen becas, pero son menos del 5%. En la gran mayoría de los casos, lo que sale de esas universidades no es un médico con una escalpelo en las manos, sino un pirata con un cuchillo en la boca.
En los países civilizados, el cuidado de la salud es un servicio social al alcance de toda la población; en Estados Unidos es un negocio, el más sólido y rentable de todos porque no hay nada más importante, como es lógico, que la salud, y es por eso que las universidades lo explotan por adelantado y en grande.
En Estados Unidos casi todos los médicos, abogados, ingenieros, arquitectos y muchos otros graduados universitarios, no son, en rigor, profesionales, sino gente de negocios ... business people. Su objetivo no es servir a la comunidad, sino servirse de ella. Estudian no para ser libres --o sea para ser cultos--, sino para ser esclavos del dinero.
5-. Un peligro aun mayor
Lo que es, sin dudas, una infamia –carecer de atención médica--, pudiera ser, por el contrario, una gran ventaja para muchas personas. No ver al médico es, muchas veces, más saludable que verlo.
Una mayor violación de los derechos humanos, más que negar la atención médica por falta de seguro o recursos económicos, es poner en peligro la vida de los que tienen seguro, experimentando con su salud para ganar dinero.
Por lo regular, cuando una persona va a ver un médico con un buen seguro o el suficiente dinero para pagar, deja de ser paciente y se convierte en una mercancía a la que hay que explotar al máximo. Hay excepciones, por supuesto, pero son muy pocas.
Veamos dos ejemplos gráficos de lo que pudiera sucederle en la consulta de un médico, sobre todo en Miami, al que tiene y no tiene seguro.
A) El que no tiene seguro
Aquí todo el mundo es cliente, desde el recién nacido al que se le compra un biberón al recién muerto al que se le paga el funeral.
Digamos que un cliente llega al médico, que puede tener su consulta privada o trabajar para una clínica u hospital, y le dice:
--Doctor, tengo un dolor aquí en el talón del pie derecho que me está molestando.
Ya en ese momento el médico sabe la clase de seguro o la solvencia económica de su cliente porque de eso se ocupa la empleada de la consulta, clínica u hospital al que acude antes de que pueda ver al médico, pues debe llenar un cuestionario con preguntas bien específicas.
Si, además de no tener seguro, es pobre, el médico le dirá algo así como:
--Eso debe ser un clavito en el zapato.
Entonces, toma el estetoscopio y se inclina hacia el suelo para auscultar al zapato, mientras sonríe con sorna, porque en este país la pobreza no inspira compasión ni respeto, sino desprecio y burla.
Después que el paciente se quita el zapato y el médico le aprieta un poco el pie, le dice, con el propio gesto sarcástico:
--Estás entero, no tienes ni callos.
Concluida la farsa, que el paciente toma en serio porque le cuesta dinero, el médico le receta dos aspirinas cada seis horas, y le pasa una cuenta por 75 dólares, que es más que lo que aquél gana en muchas horas de arduo trabajo.
Es posible que unos días después el dolor se le pase, o, tal vez, sea el primer síntoma de una artritis que en pocos años le ha de condenar a una silla de ruedas... pero ése ya no es asunto del médico.
B) El que tiene seguro
En otra ocasión va a ver al médico un cliente que tiene un buen seguro o bastante dinero, y el propio dolor, pero en el talón izquierdo. En este caso, el médico abre más los ojos y exclama:
--¡Oh, eso hay que investigarlo!
Como en este país, sobre todo en Miami, casi siempre tener dinero o un buen seguro está en proporción directa con la ignorancia de quien los tiene, el médico puede decirle lo que se le ocurra, como que pudiera ser una tara sifilítica, el largo reflejo de una muela podrida o el primer síntoma de un cáncer en la rabadilla.
El cliente no tiene base para dudar lo que el médico diga porque no sabe una palabra de medicina ni jamás le ha interesado otra cosa que no sea hacer dinero en la estricta especialización a la que se ha dedicado, sea negocio, profesión u oficio. Puede ser un psiquiatra que no sabe otra cosa que no sea de psiquiatría o un abogado al que llaman corporate lawyer porque se ha dedicado al derecho corporativo y no conoce ninguna otra ley, ni siquiera del tránsito. Sea lo que fuese, está a merced del médico que, en vez de curarlo, lo explota al máximo, y puede convertir un mal menor en uno mortal.
El médico le dice, entonces, al hombre afortunado, con los ojos bien abiertos, como si la tragedia fuese suya:
--¡Hay que hacerte análisis!
Como el informe de los análisis está casi en chino, el médico lo interpreta en la forma que más dinero le produce. Y ahí es cuando se pone a experimentar con el cliente y, a veces, el dolor en el talón izquierdo puede costarle la pierna derecha … o la vida.
Si el cliente tiene un buen seguro no le ha de importar mucho, y si tiene dinero lo hará con gusto porque pensará que si no lo hace le puede costar la vida y el dinero nada vale en la tumba ... sobre todo para el que está dentro.
A veces el cliente corre con suerte porque va a ver a un médico que tiene demasiado trabajo, estafando a muchos otros clientes, y se salva con unos pocos análisis y unas modestas medicinas; pero ésta es la excepción. Por lo regular, es muy difícil que el bolsillo del cliente o los fondos del cliente mayor, la compañía de seguro, puedan escapar a la garra mercantil del médico, la clínica o el hospital.
6-. Los asilos
Otro de los negocios preferidos de estos médicos cubanos, o de origen cubano, de Miami --repito, con honrosas, aunque muy escasas, excepciones-- es el de los homes.
Unas personas que, casi siempre, llevan aquí muchos años, establecen un home, o sea un pequeño asilo de ancianos que tiene por lo regular unos doce asilados que no pueden valerse por sí solos o, si pueden, les estorban a sus hijos u otros familiares cercanos. Esto último es muy común aquí en Miami. Como es también muy natural que muchos viejitos reciban la visita de alguno de sus familiares más cercanos una vez cada quince días o, tal vez, cada mes … aunque viva cerca del home.
Hay casos especiales en que, por ejemplo, una persona o un matrimonio tienen que trabajar en la calle y, como el anciano no se puede valer por sí mismo, entonces se justifica esta acción; pero no en aquéllas en que un miembro de la familia puede cuidar al anciano sin necesidad de ponerlo en esa cárcel insensible que es el home de Miami.
Los médicos que tienen el acuerdo, secreto por supuesto, con los dueños de los homes son los que logran, por anticipado, la atención profesional de los viejitos y como todos o casi todos son mayores de 65 años, tienen Medicare, o sea seguro de salud que paga el gobierno federal, y es ahí cuando se ponen a experimentar con su salud porque saben que van a cobrarle al gobierno más rico del mundo que, por lo demás, se gasta trillones de dólares no en salvar vidas en este país, sino en acabarlas en muchos otros países.
No se sabe cuantos viejitos mueren víctimas de estos experimentos económicos, pero se cree que el número pueda ser considerable.
En ese caso, los dueños del home pierden a un cliente, que recuperan en unas pocas semanas, quizás en unos días, pero el médico gana decenas de miles de dolares con sus estafas a las compañías de seguro, al Medicaid o al Medicare, y, por supuesto, comparte su ganancia con el dueño del home para que le avise cuando pueda hacer otro buen negocio con algún otro anciano.
Algunos médicos han sido tan bandidos y, sobre todo, tan descuidados, que han ido a parar a la cárcel; pero sólo unos pocos. Por lo regular, estos asesinatos y estafas pasan desapercibidos.
La ganancia que dejan estos homes es mayor, en proporción, que la de muchos negocios, pues cada anciano paga unos setecientos dólares mensuales por estar allí, lo que es cubierto por el cheque que les da el Social Security. Le dan la peor comida, lo maltratan físicamente y, en general, le dan el trato peor. Los familiares ni se enteran porque casi todos están tan enfermos, muchos con alzheimer, que no pueden hablar ni escribir para denunciar los maltratos.
Casi todos los médicos que atienden estos homes son unos señores que si se les menciona el Juramento Hipocrático se tapan la nariz con el pulgar y el índice de una mano. Hacen horrores, como cirugías y tratamientos innecesarios, y recetan medicinas distintas a las que necesitan los ancianos porque son mucho más caras y tienen comisión en las farmacias que, a su vez, reciben ganancias extras de las compañías farmacéuticas.
La crónica social de Miami, que se parece bastante al Museo de El Cairo, está llena de fotos de médicos con sus cónyuges, enjoyados y emperifollados como si viviesen en la época de Luis XV. En otros países sólo aparecen en esas crónicas los grandes empresarios, no los médicos, porque éstos sólo son de la clase media. Aquí no. Aquí la gran empresa es la medicina, o sea la enfermedad, es decir la muerte.
Mientras tanto, los ancianos fallecen en los homes mucho antes de lo que hubieran muerto si no hubiesen sido tratados por estos médicos.
7-. Otro escándalo del Hospital Jackson Memorial.
(Información de El Nuevo Herald) Decenas de pacientes de bajos recursos y sin seguro médico dejaron de recibir diálisis, el 31 de diciembre, en 36 centros privados del Condado de Miami-Dade subcontratados por el Hospital Jackson Memorial.
"No es ningún juego. Estamos hablando de la vida de personas que dependen exclusivamente de su diálisis, no sé qué vamos a hacer'', declaró Emelina García Cordoví, una de las afectadas con los recortes.
García, de 67 años, forma parte de un grupo de 175 pacientes del sur de la Florida sin seguro médico y con insuficiencia renal que fueron notificados recientemente por escrito sobre la cancelación de la ayuda médica, debido a la crisis financiera del Jackson.
La asistencia general para estos pacientes incluía sesiones de diálisis al menos tres veces por semana a un costo anual de $4.2 millones, de acuerdo con información proporcionada por el Departamento de Relaciones Públicas del Jackson.
La medida coincide con un reporte crítico sobre el sistema de hospitales públicos de Miami-Dade, que hasta el 31 de octubre del 2009 tenía efectivo suficiente para 20.8 días de operaciones clave, como pago de nómina y servicios básicos.
8-. Las clínicas
Existe, además, en Miami y otras ciudades de este país, el negocio de las clínicas privadas, muchas de ellas amparadas en el plan Health Maintenance Organization –HMO--, que le cobran una cantidad mensual al asociado, por lo regular modesta, porque la ganancia está cuando el paciente va a consultarse por primera vez con un médico de la clínica. Es ahí cuando se convierte en cliente y comienza su explotación económica.
Si el cliente es mayor de 65 años y tiene Medicare, o si es menor y tiene Medicaid, la clínica lo exprime aun más porque sabe que se lo está haciendo al opulento gobierno que jamás ha tenido el menor respeto por la vida humana porque ha asesinado a millones y millones de civiles inocentes en todo el mundo desde hace mas de dos siglos; si no tiene ninguna de estas coberturas de salud, la explotación es menor, pero siempre el cliente tiene que gastar cientos o miles de dólares por enfermedades que muchas veces no tiene.
El enfermero que, por ejemplo, toma la presión sanguínea, lo hace con un equipo en que el cliente no puede ver los números, de manera que aunque la presión mínima sea 80, por ejemplo, el enfermero va a decir que es 110 y es ahí cuando comienzan los tratamientos y las medicinas, siempre caras.
Otras veces el médico le aprieta un poco los pies y le dice que tiene diabetes, aunque el cliente se la esté chequeando con un equipo portátil y vea que, en ayunas, el azúcar no le llega ni a 85. En este caso, el médico le dirá que esos pequeños equipos no sirven para nada y que tiene que hacerse los análisis, que él interpreta no con espíritu científico sino mercantil, como decíamos antes. Y así comienza la siempre creciente explotación que muchas veces le cuesta la vida al explotado.
Es muy significativo que mientras varios médicos de Cuba han muerto en Venezuela atendiendo gratuitamente a los pacientes más pobres, otros médicos de Miami estén matando a sus clientes para ganar dinero.
Esta ciudad es, quizás, la única del mundo en que un médico puede hacerse rico y hasta millonario, y eso no lo puede hacer en el ejercicio normal de su carrera, sino mediante cuantiosas estafas. Esta ciudad es, como hemos dicho otras veces, la capital mundial del fraude médico.
En muchos lugares del mundo el médico es casi un familiar cercano, en Miami es un combatiente enemi go ☼
Próximos artículos: a partir de la semana que viene, comenzaré la serie El Diario de la Historia , en que los hechos más famosos del pasado son expuestos en breves reportajes periodísticos, o sea como noticias recientes, no como lecciones históricas. Son crónicas breves –dos páginas y media cada una-- y objetivas, no ideológicas, aunque no creo que pueda ocultar mi rechazo a todos los imperios. Las próximas serán:
Muere en batalla Espartaco, el esclavo libertador (año 682 de Roma)
Huyen de Roma los asesinos de César (año 709 de Roma)
Derrotado en Waterloo, llega Napoleón a París (1815)
Nóbel de Química a Madame Curie (1911)
Muere Bolívar (1830)
Asesinado Lincoln (1865)
Nevó en Miami (1977)
Crean ADN artificial (1967)
Venera 7 llega a Venus: primer objeto humano en otro planeta (1970)
Y así muchas más. Al principio de cada artículo aparecerá un acápite en el que abordaré los temas de actualidad.
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