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lunes, 4 de abril de 2016

MANUEL CABRERA SANCHEZ: UNA VOZ PARA RESPETAR

Hoy ne acerco a un hombre que nació en Holguín, y hoy vive su fecunda vida en el barrio de Julia, territorio perteneciente al municipio de Bayamo.

Manuel Cabrera Sánchez tiene una historia imposible de recoger en tan pocas líneas, desde aquella que refiere que ha estado ingresado 19 veces, muchas veces en estado crítico, pero le ha ganado a la muerte.

Se lleno de emoción cuando el 17 de diciembre de 1970 el periódico Ahora le publico una nota cultural de su centro de trabajo de entonces y ahí nació en él la inclinación por el periodismo.

Ha trabajado en disimiles posiciones, desde recogedor de ropa sucia en el hospital Lenin de la ciudad de los parques, alfabetizador, corresponsal de varios medios de comunicación, hasta divulgador de la liga azucarera.

Pero hay un detalle en la vida de Cabrera Sánchez que cobro vida en la Revista Informativa La Última de Radio Bayamo, en la que con elevado humor tocaba aspectos de la vida cotidiana.

Se recuerdan como aquel cuando un ladrón intentaba sustraer un chivito que pastaba a la vera de la línea del ferrocarril, hizo ese relato, que concluyo con la detención del individuo de una manera magistral y era noticia.

En otra ocasión narro como tuvo que correr en medio de un potrero buscando protección ante el ataque de unos búfalos salvajes que pudo costarle la vida.

Pero Cabrera no se amilano, corrió como nunca y pudo subir a un árbol desde el cual comprobó que la intención de aquellos animales no era cosa de juego.

Un día hablo de la productividad de una mata de plátanos que tenia 120 guineos, ponderando a la naturaleza, pero al siguiente día recordó el hecho para decir que se habían robado la marteña.

Y qué decir de aquella expresión: corren ríos de petróleo en Mabay, señalando el despilfarro de algunos carentes de conciencia que dilapidaban ese recurso energético.

Sirvan estas líneas para reconocerle a Manuel Cabrera Sánchez todo lo que ha hecho, fundamentalmente en la radio provincial, llevando la información con un toque humorístico a la población del territorio.

DOS INOLVIDABLES HOMBRES, DOS INOLVIDABLES HISTORIADORES

Bayamo ha sido asiento, temporal o definitivo, de muchos cubanos nacidos en otras partes de nuestro hermoso país, y que una vez aquí, dejaron una impronta maravillosa.

En muchas ramas de la vida esas personas se distinguieron por lo que ya son parte de la historia de la ciudad monumento nacional a la que honraron con su presencia.

Una de estas personas había nacido en tierras holguineras y se refugió en Bayamo para bien de los ciudadanos autóctonos porque nos doto de importantes investigaciones acerca de la historia de la ciudad.

Enrique Orlando Lacalle y Zouquet trabajo de manera incansable por la historia bayamesa, labor a la que dedico toda su vida dejando un legado que las generaciones actuales agradecen en toda su dimensión.

Lacalle tenía una proverbial manera de tratar a quienes buscaban conocer más sobre la actual capital granmense y jamás negó sus conocimientos ni a historiadores ni a estudiantes.

Otro historiador que dio mucha luz a los acontecimientos bayameses fue José Carbonell Alard, natural de Manzanillo, pero casi inmediatamente fue trasladado a Bayamo.

Su paso por esta ciudad estuvo matizado en ideas para la conservación de la historia y a él se debe un libro imprescindible que es fuente de consulta de los entendidos en esa materia y aquel que desee conocer más a Bayamo.

El texto, titulado Estampas de Bayamo, recoge vivencias acerca de la historia escrita en la ciudad, comenzó a gestarse por Carbonell en 1967, apoyándose en publicaciones de otras épocas.

Sin duda estos dos seres humanos contribuyeron al conocimiento de la historia de la ciudad y lo hicieron con una entrega absoluta demostrando amor por Bayamo, lo que se reconoce por nuestra sociedad.

Enrique Orlando Lacalle y José Carbonell merecen ser recordados por todos los que amamos a esta ciudad, pues dejaron sus mejores años en búsqueda de informaciones acerca de los principales acontecimientos de la misma.

Todo lo que hicieron investigando para que la historia bayamesa no muriera demuestra el cariño y el apego a esta tierra que aprendieron a amar y defender desde el ángulo de la historia local.

A ellos debemos muchas soluciones a los misterios que la propia historia genera, por lo que están siempre presentes en las nuevas generaciones de bayameses que aprecian en grado sumo todo lo que aportaron.