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El 24 de
octubre de 1963, John F. Kennedy, que ocupaba la presidencia de
Estados Unidos, sostuvo una entrevista con el periodista Jean Daniel
Bensaid, que trabajaba para el diario francés L¢
Express.
Durante su estancia en Estados Unidos, Jean Daniel conoció al
periodista Ben Bradlee, de la revista Newsweek, al que confesó
viajaría a Cuba para entrevistar a Fidel Castro. Bradlee se lo
informó al presidente Kennedy y este se interesó en tener una
entrevista con Jean Daniel, cuyo propósito era enviar un mensaje a
Fidel Castro.
El doctor Néstor García Iturbe (*) en su artículo CUBA.-
ESTADOS UNIDOS.- Kennedy, hace 49 años, publicado el 19 de
octubre de 2012, nos entrega la traducción de un largo fragmento de
la entrevista entre el periodista francés y el mandatario
norteamericano, donde Kennedy reconoce la responsabilidad de Estados
Unidos por el sostenimiento de la dictadura de Fulgencio Batista y
la humillante colonización económica de Cuba en la década de los
cincuenta.
Yo creo que no hay un país en el mundo, incluyendo cualquiera y
todos los países que han estado bajo dominación colonial, donde la
colonización económica, humillación y explotación fueran peores que
en Cuba, en parte debido a la política de mi país durante el régimen
de Batista.
Yo estoy de acuerdo con lo que planteó Fidel Castro en la Sierra
Maestra, cuando con toda justificación reclamaba justicia y
especialmente anhelaba liberar a Cuba de la corrupción. Inclusive
puedo ir más allá: en cierto sentido era como si Batista fuera la
encarnación de un número de pecados cometidos por Estados Unidos.
Ahora debemos pagar por esos pecados. Sobre el régimen de
Batista, yo estoy de acuerdo con los primeros revolucionaros
cubanos. Eso está perfectamente claro.
Como señala García Iturbe en su artículo, este pronunciamiento no
debió resultar muy agradable a los batistianos que se encontraban en
Estados Unidos, incluyendo los que formaron parte de la Brigada 2506
y los que ya hacían sus primeros intentos de participación en la
política del país. Ni les gustará ahora tampoco, cuando tratan de
edulcorar aquella aciaga época de miseria y terror.
Tampoco debió sonar muy bien en los oídos de la Agencia Central
de Inteligencia (CIA) y el Pentágono donde la solución de Cuba no
estaba en conversaciones, sino en invasiones.
(*) Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, del
Consejo Científico del Instituto Superior de Relaciones
Internacionales y miembro adjunto de la Asociación Cubana de Derecho
Internacional. Escribe en periódicos y revistas nacionales y
extranjeros y participa como conferenciante, en distintas
Universidades y Centros de Estudios de Cuba, Estados Unidos y otros
países.
Tomado del periodico Granma
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