Bayamo ha tenido a lo largo de su
historia músicos de categoría que han engrandecido la ciudad colmándola de
sonidos agradables.
Uno de ellos, muy joven aún, aunque
no vio la luz cerca del río Bayamo, y sí en Manzanillo, desanda las calles de
la ciudad Antorcha haciendo lo suyo en el difícil campo de la música.
Un día el papa que tomaba un baño en
su casa, salió sorprendido al escuchar que alguien trataba de sacar sonidos de
su clarinete de madera.
Lo que vio le llenó de alegría. Era
su hijo que con tres años imitaba al padre en el uso de ese hermoso
instrumento, que a la postre le abrió el sendero de la música.
Aquello fue la inspiración, pero no
se decidió por aquel instrumento, sino por el piano con el que hoy se distingue
dentro del grupo musical que dirige.
Con el paso del tiempo se vio en la
escuela elemental de música de Bayamo y por ese mundo de la música alcanzó
niveles que le permitieron ingresar en centros prestigiosos.
El Instituto Superior de Arte lo
recibió y entonces inició de manera muy seria la relación con el piano,
graduándose en Camaguey para felicidad de sus padres y amigos.
Todo lo que ha alcanzado se ha
debido a su talento, haciendo del jazz su trinchera desde el Grupo que encabeza
y que tiene grandes posibilidades de progresar.
Ronald Rivero Carbonell, se pasea
por las notas musicales que sus manos le arrancan al piano, lo mismo
interpretando el ritmo nacido en Nueva Orleáns que los auténticos de la Isla.
Ahora lo podemos ver y disfrutar en
las noches del Piano Bar bayamés, en los jardines de la UNEAC y en otros escenarios,
siempre sonriente compartiendo su alegría con el pueblo.
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